Saltos de esquí | 4 Trampolines

Tschofenig le arrebata el Cuatro Trampolines a Kraft en un polémico final

El austriaco, que llegaba tercero al último salto, se aprovechó de los errores de Hoerl y Kraft para ganar su primer Águila Dorada.

Lisi NiesnerREUTERS

Ex aequo. Un término que se aplica en contadas ocasiones para otorgar el título de campeón en una competición a dos contendientes que hayan obtenido idéntico resultado. En el Torneo de los Cuatro Trampolines, esto sólo sucedió en una ocasión a lo largo de su extensa historia, una edición de 2005/06 en la que Janne Ahonen y Jakub Janda se repartieron la gloria a partes iguales. Para este año, el desenlace en Bichofshofen apuntaba aún más épico. Tres austriacos pelearían por el título, situados en la general en un margen de 1,3 puntos, o lo que es lo mismo: la diferencia más exigua de siempre en esta competición entre los tres primeros de cara a la última cita. La cifra más pequeña hasta ahora era de 4,5 unidades entre Weissflog, Nykaenen y Laakkonen (1988/89).

Cualquier mínimo detalle decidiría el vencedor, ya fuera por estilo o distancia, teniendo en cuenta que 1 metro equivalen a 1,8 puntos. Y quien llegó primero al último y decisivo salto de la competición, fue quien quedó tercero en el podio, un Stefan Kraft que fue víctima de un polémico desenlace. Los jueces retrasaron su último vuelo más de 6 minutos para tratar de compensar un viento más favorable comparado con el que tuvieron sus rivales y la tensión se apoderó de él. Para ese momento, Daniel Tschofenig había hecho lo más difícil, darle la vuelta a su desventaja para liderar la general. Necesitaba que se equivocasen sus compatriotas, Jan Hoerl (2º) y el citado Kraft… y sucedió. A sus 22 años, Tschofenig conquistó su primer Cuatro Trampolines, liderando el triplete para una Austria que no alzaba el Águila Dorada desde hacía 10 años con el propio Kraft.

Después de colgar la raqueta como profesional, la batalla no quiso perdérsela ni Dominic Thiem, mimetizado entre las más de 25.000 personas presentes en Bichofshofen. “Desde que tenía dos años los veo, pasaba las Navidades con los saltos, uno de mis deportes favoritos”, explicó el austriaco en los micrófonos de Eurosport, donde no dudó en mojarse con su favorito: “Voy con Kraft, le conozco desde hace tiempo”. El noruego Forfang, el gran outsider de la temporada junto a un Deschwanden que hoy no estuvo fino, ponía el listón bien alto en la primera manga con 139,5 metros. Poco después, el inconsistente Granerud daba la sorpresa al ganar su duelo a Paschke, pero el alemán logró clasificarse como uno de los mejores cinco eliminados.

Llegaba lo bueno, y eso era sinónimo de ver volar al tridente austriaco. Aunque se coló un invitado de excepción… El joven Maximilian Ortner (22 años) se situaba al frente con 134 metros, gracias a que recibió más de 20 puntos de compensación por las peores condiciones de vuelo respecto a sus compatriotas Hoerl (140,5 m) y Tschofenig (136 m). Esa referencia fue fantástica para un Kraft que saltó a continuación con ese mismo viento. Mientas los primeros copos de nieve caían desde el oscuro cielo austriaco, el ‘jefecito’ clavaba el vuelo (136 m) y el telemark para posicionarse en lo más alto, con más de 18 puntos de compensación.

Con ese golpe de autoridad, Kraft podía encarar la segunda y definitiva manga con algo de tranquilidad, aunque el margen todavía era escaso en la general: 2,7 puntos sobre Hoerl y 6,5 respecto a Tschofenig. Cualquier mínimo error podía echar por tierra todo el trabajo previo. El hilo entre el éxito y el desastre del que pende este deporte. Tschofenig y Hoerl chocaban las manos, Kraft se aislaba antes de la acción. Diferentes formas de lidiar con una presión que Tschofenig trasladó a sus rivales: 140,5 m con un estilo perfecto. Eso fue lo que condenó a Hoerl, cuyos 143 metros, salto más largo del día, le valieron de poco porque estuvo a punto de caerse en el telemark.

Consumó el sorpasso sobre la segunda posición que tenía Hoerl y el tiempo se detuvo. Las condiciones del viento obligaron a los jueces a interrumpir la competición cuando solo Kraft quedaba por comparecer. Minutos de incertidumbre, de indecisión. La tensión podía cortarse con un cuchillo. Y a Kraft, como a cualquiera ante semejante situación, le pudieron ligeramente los nervios. Lo justo, para que sus 137,5 metros fuesen insuficientes y Tschofenig se llevase la gloria contra todo pronóstico. La cara de Kraft era un poema, última imagen de una Tournée que será eternamente recordada.

“Es increíble, es una pasada. No sé qué decir. Esta victoria es un nuevo click en mi cabeza. No tengo palabras. Lo siento mucho por Kraft, es complicado estar ahí y aguantar todo ese tiempo. Es difícil tomar las decisiones. Ha sido uno de los mejores Cuatro Trampolines”, resumió con deportividad Tschofenig tras recibir el Águila Dorada de manos de su último portador, Ryoyu Kobayashi. El ‘golden boy’ de los saltos de esquí llega para quedarse.

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