Teresa Perales: “Es mi medalla más épica”

Teresa Perales (Zaragoza, 1975) apareció en la zona mixta de la Défense Arena con una sonrisa de par en par. Ya había llorado todo lo que tenía que llorar. Lágrimas de alegría, de ilusión, de satisfacción por el reto conseguido. A su alrededor decenas de medios españoles a los que invitaba a coger la medalla. “Pesa, eh”, advertía. Siempre cercana. Siempre amable. Siempre optimista, porque así es Teresa, una leyenda humana.

—¿A qué sabe este bronce?

—A récord del mundo, me daba igual el color. Yo quería la 28. Tiene mucha historia y esfuerzo detrás. Todos los deportistas ponemos nuestro empeño. Algunos tenemos la suerte de subir al podio y otros, por milésimas, se quedan sin la medalla. Y es muy injusto. Esta medalla va por toda esa gente que se queda a las puertas y por quienes mantenemos la esperanza hasta el final.

—¿Es esta medalla la más épica por delante de la de Tokio?

—Es la más épica, por encima de todas, por todo lo que ha habido detrás. Todo sabéis mi historia. Ha sido muy difícil, he tenido que reinventarme y volver a aprender a hacer muchas cosas de vida cotidiana y de la piscina. Esto es el recordatorio de que, en realidad, todos somos supervivientes.

—¿Qué ha pensado al verse tercera?

—He esperado a saber si era oficial o no. Estaba esperando a que viniera mi entrenador para verle la cara. Ahí sí lo he celebrado de verdad.

—Pasó a la final con la sexta mejor marca, ¿confiaba?

—Confiaba, pero hay que estar ahí. Esta tarde he estado más nerviosa que en toda mi carrera porque antes sólo tenía que preocuparme de mi cabeza y ahora tenía que estar también concentrada en que el cuerpo me hiciera caso. Y no siempre me lo hace. Hoy me lo ha hecho relativamente, aunque si me lo hubiera hecho más podría haber ganado algo más. Pero mira, este es el color más bonito del mundo. Es la medalla más bonita del mundo. ¡Pesa una barbaridad!

—¿Cómo lo va a celebrar?

—Ahora con mi familia, que me estará esperando. Pedí que les avisaran de que estoy bien. Hemos quedado fuera para darnos el abrazo tan esperado.

—¿Qué le ha dicho la Reina?

—Me ha preguntado un montón de cosas, con mucho cariño y emoción. Nos conocemos desde hace muchos años y ha seguido mi trayectoria. Además, la Reina es una persona muy informada y con una memoria privilegiada. Bueno, sabía casi más cosas de mi vida que yo misma.

—Una de sus metas era el premio Princesa de Asturias, la consiguió. Otra igualar a Phelps y también la logró. ¿Cuál es la próxima?

—El año que viene tenemos el Mundial de Singapur. Me gusta mucho la piscina. Siempre he pensado que no me iba a retirar en unos Juegos, sino después. Eso no quiere decir que me retire antes de Los Ángeles. Vamos a dejar la puerta abierta.