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Sanyo: “Los mejores son Galán y Lebrón; Tapia y yo les damos guerra”

El argentino Daniel Gutiérrez ha cumplido este mes 38 años, se ha aficando en Alicante, y dice que se mantiene “al mejor nivel físico” de siempre

Daniel Gutiérrez (San Luis, 38 años) es Sanyo en el pádel, uno de esos jugadores irreverentes de la antigua escuela que domina la pala con una mano prodigiosa, capaz de ver ángulos imposibles donde nadie se atrevería ni a pensar que por ahí puede ir la bola, con un domino excelente de la velocidad. Fue número en 2018, con Maxi Sánchez, y lo mantuvo hasta diciembre de 2019 cuando Lebrón y Paquito Navarro, excompañero, le arrebató esa posicion: “En los duelos directos fuimos mejores que ellos, pero ellos resultaron más regulares, no fallaban, y subieron al primer peldaño”.

-¿Cree usted que con 38 años aún se puede aspirar a ser número uno?

-Lo más difícil del pádel es eso, recuperar la hegemonía, a la edad que tengas. Físicamente me encuentro mejor que nunca, conozco mi cuerpo, y he superado algunos problemas. Si no fuese por ese par de animales que están en la cabeza de la tabla, ahora mismo ya sería número uno.

-¿Se refiere a Galán y Lebrón?

-En la actualidad es de largo la mejor pareja del mundo. Cuando se formaron pensé que podìan fallar en la defensa, pero se nota que le han metido muchas horas a ese aspecto porque también se han vuelto muy sólidos. Galán lleva unos años siendo el mejor jugador del mundo, por todo lo que hace y lo que impone, pero a su lado tiene a un Lebrón que domina todos los ángulos posibles y te puede mantener donde él quiera. Si les juegas por alto, te matan; y por bajo, que devuelven las bolas a una velocidad imposible. La diferencia con otras parejas es que si ellos no tienen un buen día puedes competir, mientras que con el resto, si no tienen un buen día les ganas.

-Resulta descorazonador.

-Es la realidad, pero Tapia y yo les damos la réplica, les jugamos de tu a tu, y algunas veces les ganamos y no están muy lejos aunque en los últimos torneos haya abierto brecha. Nuestros partidos se deciden en el tercer set, lo que dice mucho de nosotros también porque que ellos pierdan siempre es noticia. Otro problema es que ahora ya no hay pistas lentas donde podríamos tener un poco más de ventaja con ellos. Con los cambios de bolas en todas las pistas se juega con velocidad y ellos, por lo que abarcan, por la calidad de su juego, por su fuerza, son muy complicados de batir. En un dìa bueno de ellos, olvídate. Pero Tapia y yo ahì estamos, la segunda mejor pareja en lo que va de año. Requiere un esfuerzo, porque tenemos que desplazarnos a Barcelona o a Alicante para entrenarnos juntos, pero nos da resultado.

-Dice que como conoce su cuerpo ha mejorado su condición física.

-Sí, porque he evolucionado mi juego y ahora ya no hago tanto trabajo de potencia y no me expongo tanto, que me viene mejor para alargar mi carrera. He ido rebajando el peso de mi pala, de 400 gramos a 375, y se nota. No ha sido una rebaja radicial, sino progresivamente, pero ahora la verdad es que no necesito acudir con tanta frecuencia al físioterapeuta. No sufro tantos dolores en el brazo.

-Con 38 años, con su experiencia, tendrá una visión de cómo evoluciona el pádel.

-Va cambiando, más exigente, con nuevos chicos muy preparados, pero la verdad es que la exencia es la misma, ahí sigue. Eso perdurara para siempre.

-Desde que formó pareja con Paquito Navarro no ha dejado de estar entre las tres primeras parejas del ránking. ¿Mérito suyo o que elige buenos compañeros?

-En el pádel son equipos. Por ejemplo, entre los jòvenes de menos de 23 años, creo que Coello y Tapia son los mejores y por su posición en la pista algún día podrían jugar juntos, pero eso no garantiza que pese a su enorne talento sean los que más rindan. Hay que estar comprometido y ver cómo mejora la pareja y cómo se rinde más. Por ejemplo, Tapia y yo hemos perdido en tres torneos últimos cuando teníamos ventajas que nos han remontado, como si no supiésemos jugar en esas situaciones, a lo mejor por falta de hambre, pues lo tenemos que corregir porque sí somos buenos para recuperar desventajas. Esos detalles, captarlos y arreglarlos, son los convienten a una pareja buena en muy buena.

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