Sanyo Gutiérrez y Tapia le dan la vuelta a la final ante Lebrón y Galán
En una final excepcional, los argentinos, cuando estaban contra las cuerdas en el segundo set, reaccionaron ante los españoles, para cambiar el partido
El Palacio Fuente de San Luis ha sido escenario de dos finales excepcionles en el Open de Valencia del WPT. Si la femenina, de más de tres horas de duración fue brillante, la masculina resultó de igual intensidad y calidad, y más electrica: algo más de dos horas de juego para que Sanyo Gutiérrez y Agustìn Tapia diesen la vuelta a los pronósticos, a las previsiones que apuntaba a un nuevo triunfo de los españoles, les cortasen las alas y se acabasen imponiendo en tres sets: 2-6, 7-5 y 6-4.
Sanyo y Tapia son la segunda mejor pareja del año, pero posiblemente la más fiable: han llegado al menos a las semifinales en todos los torneos, y cuando se meten en la final siempre la ganan. Con esta, cuatro y cuatro para ellos. Hace unos días, en un acto de Adeslas en Madrid, la firma que patrocina a Sanyo, el argentino explicaba que los dos españoles, cuando juegan a su nivel, son imparables, y que Galán es el mejor jugador del mundo en la actualidad. Y eso pasó en la primera manga: Galán brillante, Lebrón excelente. No había manera de hincarles el diente: 2-6.
La dinámica era que los números uno estaban en su salsa, que Sanyo y Tello no encontraban esquiricios con el globo, y que en la red cuando Galán y Lebrón se hacian los amos eran inapelabres. 2-5 en contra llegaron a tener Sanyo y Tapia en el segundo, a un paso de claudicar, cuando entró en bache la pareja española, no un socavón, simplemente un respiro, el que le dio alas a la vibora de Sanyo y a que Tapia creyese en su pegada.
Eso desató la locura, porque Galán y Tapìa también querían volver a su nivel, y las dos parejas estaban a mil por hora. Tapia había dejado de ser un revés timorato para convertirse en un cazador silencioso que surge desde cualquier parte y pegando esos globos imposibles que levanta hasta el cielo en la vuelta, imposibles de contrarrestar. La dinámica fue tremenda, cada jugador aportando puntos, con Sanyo como el más singular buscando las líneas del cuerpo. Asi levantaron el segundo set, 7-5, y cumplieron en el tercero, 6-4, dejando las dos parejas jugadas tan espectaculares que los cinco mil aficionados que vieron en directo el partido hablaran durante mucho tiempo de este encuentro.