Remos hacia el oro

En pleno estanque del Retiro, sorprende una embarcación. No encaja en el bodegón que conforman los botes dirigidos por parejas, aficionados al remo o turistas, que son muchos. Se desliza por el agua de otra forma, como si no le costara, frente a los movimientos esforzados, pero poco eficientes, de muchos de los presentes, principiantes. Atrayendo la mirada de curiosos y la atención de aquellos que les reconocen, cada vez más, cuatro subcampeones del mundo atracan a escasos metros del icónico Monumento a Alfonso XII, donde atienden a AS. “Tenemos mucha confianza entre nosotros, entre los cuatro, porque siempre entrenamos los unos contra los otros, a todo lo que dé. Tener otro bote que nos apriete las tuercas nos está haciendo mejorar mucho”, explica Rodrigo Conde, describiendo en palabras lo que se estaba viendo sobre el agua: bromas, complicidad y una mirada tan amable como feroz.

Este verano, junto a Aleix García, consiguió la plata tanto en los Europeos de Múnich (Alemania) como en los Mundiales de Racice (Chequia), encima de un doble scull que se quedó a las puertas de disputar los Juegos Olímpicos de Tokio. “Empezamos a prepararlos a última hora y estuvimos muy cerca. Fue bastante duro, porque creímos que podíamos entrar hasta el último momento, pero eso mismo fue lo que nos llenó de ganas para mantener el sueño vivo”, recuerda el de Girona. Entre ambos, encima de una yola negra, bañada en plata, pero con una franja amarilla que parece anticipar el futuro, se sienta Jaime Canalejo. En la popa, su compañero de dos sin timonel, Javier García, también rival cuando llega el derbi sevillano. Su Betis, a diferencia del Sevilla de Canalejo, está volando y él, como invitado de honor en el Villamarín, lo pudo disfrutar en primera persona. “Nos lo pasamos bien, tenemos ese pique interno entre nosotros”, revela. Cuando se juntan, sin embargo, entonan el mismo himno. Como Aleix y Rodrigo, se proclamaron subcampeones del mundo en Racice; en Múnich, fueron bronce.

A Madrid, precisamente, han llegado desde la capital hispalense, donde ya han empezado la concentración de cara al próximo curso. “La pretemporada es lo más duro de todo el año. Son muchas horas de entrenamiento, viene el frío, es más monótono… Después, llega la época de competición, a partir de abril, más o menos”, desmenuza Canalejo. Por delante, varios meses de mucho volumen a intensidad progresiva. De forma específica, centrados en los ejercicios de fuerza y en la masa muscular, lo único que, tras hacer balance de la temporada, les privó de estar aún más arriba. “Creemos que es en lo que fallamos un poquito, en lo que éramos inferiores a nuestros rivales. Trabajaremos mucha carga en el gimnasio y creemos que esa va a ser una diferencia importante de cara a los Mundiales del año que viene”, analiza Conde.

“¿Por qué no el oro?”

Su mente ya está allí, en la gran cita internacional del 2023, el año previo a los Juegos Olímpicos. En septiembre, en Belgrado, buscarán certificar sus billetes a París, con sitio para los once primeros. Aún con Racice muy presente (“hubo un momento en el que nos pusimos primeros y veíamos el oro muy posible”, recuerda Javier), sin embargo, los cuatro miran incluso más allá de la capital serbia. Todos coinciden: en Francia, la medalla es muy factible y el oro, un objetivo plausible. “Ahora mismo, en nuestra cabeza, sólo cabe ganar una medalla y, si puede ser, la de oro. Estoy seguro de que haremos un papel increíble”, no tiene miedo a afirmar Aleix. “En Tokio, Javier y yo conseguimos entrar en final. La veíamos cerca (fueron sextos) y, ahora, la vemos más posible todavía. Vamos a ir a París con las máximas garantías posibles”, Canalejo. “Tenemos muchas opciones de conseguir una medalla en París y, por qué no, la de oro. Lo hemos demostrado en todas las competiciones”, enfatiza Javier.

Por primera vez en la historia, España acude a todas las competiciones con la ambición de tocar metal, territorio prácticamente desconocido. Tras ello, un cambio de modelo y una generación trabajada a conciencia. “Han cambiado cosas y los que llegamos desde la base tenemos mucha calidad humana y profesional. Cambió la dirección (en 2018, asumió la presidencia de la Federación Española de Remo Asunción Loriente), se cambió el programa de entrenamiento y parece ser, se está viendo, que funciona. Lo que queda es darle continuidad al proyecto”, revela Canalejo. “Estoy convencido de que, como mínimo, se van a añadir dos medallas olímpicas más al palmarés de la FER”, ilusiona Conde. Hasta la fecha, sólo figura una, la plata conseguida por Fernando Climent y Luis María Lasúrtegui en 1984, en Los Ángeles. De menos a más, andaluz y vasco emocionaron a todo un país con tenacidad y sentimiento. “¡Plata, plata!”, gritaba Fernando a falta de 500 metros, cuando en un arreón formidable dejaban atrás a Noruega, Francia, Italia y Estados Unidos. Un grito que, igual o mejor, puede volver a resonar.