ESGRIMA | LUCÍA MARTÍN-PORTUGUÉS

“Quiero ser el primer oro olímpico de la esgrima española”

Lucía Martín-Portugués habla con AS tras colgarse la plata en la Copa del Mundo de Atenas y certificar su plaza para los Juegos de París. “Me he roto muchas veces”, revela.

Todo empezó en Atenas y, poéticamente, como le dijo su compañera de equipo María Ventura, llegó a su clímax en Atenas, la ciudad en la que se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la historia moderna. En Grecia, el pasado domingo, Lucía Martín-Portugués (Villanueva de la Cañada, 33 años) recibió la noticia de que, matemáticamente, ya estaba clasificada para París 2024. El día anterior, la sablista se había colgado la plata en la Copa del Mundo helena, la sexta presea de su palmarés internacional. La primera, en 2022, la logró en el mismo lugar. Un ciclo olímpico brillante para poner fin a una sequía eterna: desde Pekín 2008, con Araceli Navarro, la esgrima española no tenía representación femenina en unos Juegos. Y Lucía, que se ha roto “muchas veces” para llegar, como asegura en AS, quiere más.

¿Cómo se siente una al ser olímpica?

Rara. La palabra es rara. Evidentemente, es un logro que hacía muchísimos años que no pasaba, pero estoy rara porque mi objetivo siempre ha sido la clasificación por equipos, con mis compañeras (Araceli y María junto a Celia Pérez). Espero que se unan a mí en diez días, que es la última competición que cuenta (la Copa del Mundo de Bélgica, del 15 al 17 de marzo). No puedo estar contenta por mi naturaleza. Soy una persona que vive las cosas en equipo y es una alegría agridulce, pero sé que también hay que saber disfrutar.

¡Es que ha devuelto a la esgrima femenina a los Juegos 16 años después!

Qué locura, eh. Todavía me acuerdo de cuando se clasificó Araceli, que la fuimos a buscar con un cartel gigante en el que ponía: ‘¡Sí, sí, sí, nos vamos a Pekín!’. Teníamos 17 años. Y me acuerdo del día en el que compitió en los Juegos, que fue terrorífico. Justo cumplía 19 años, se le salió el hombro y se tuvo que retirar. Hemos conseguido romper ese techo otra vez, porque en un deporte de oposición como este siempre es gracias al trabajo de todas, y espero que ellas se unan la semana que viene.

Había ganas de romper ese techo ya.

Sí, la verdad. Tenemos muchas ganas. Estamos pensando ya en la planificación de cara a los Juegos. Mi entrenador (José Luis Álvarez) ya ha empezado a decirme cómo lo vamos a organizar. Ahora mismo, estamos en una concentración con unas japonesas en Rivas-Vaciamadrid, de 10 días. De allí ya nos iremos todas a Bélgica.

Martín-Portugués, a la izquierda, en el podio de la Copa del Mundo de Atenas.

Usted se enteró de la clasificación compitiendo, ¿no?

Sí, estaba compitiendo por equipos. Mi pobre pareja estuvo tres horas con el Excel haciendo cálculos. Me llamó cuando ya casi acababa la competición para decirme que ya estaba clasificada... pero yo ya lo sabía desde hacía una hora. ¡Se enfadó porque quería ser el primero en decírmelo (risas)! Había como 300 personas en Twitter hablando de eso. Cuando los números cuadraron con Ucrania, José Luis me dio la enhorabuena y nos unió para perseguir con más fuerza el billete por equipos.

¿Y cuál fue su reacción?

Lo que digo, fue raro. Estábamos en mitad de la competición y una plaza matemática mola, pero es una plaza que se gana cada día, en cada entrenamiento y en cada competición. No hay esa explosión de alegría de conseguir algo concreto en un momento concreto. Es un poco extraño, de calculadora. Realmente, todavía sigo un poquito en shock, sin creérmelo.

Aunque hablen todos los días, ¿hubo momento especial con Araceli?

Sí, claro. Cuando ella se clasificó, era muy pequeña y, esta vez, cuando estábamos cenando, me trajo una cerveza. ‘Tómate una cerveza, que cuando yo me clasifiqué me tomé una Coca-Cola y fue muy triste’, me dijo (risas). ¡Y a mí no me gusta la cerveza! Me dijo que me la tomara por ella. También me preguntó que dónde me iba a tatuar los aros y me dijo que no me los haga a color, que a ella el amarillo ya no se le ve y no le gusta.

“Me han dicho que era mala, que ya era mayor, que tenía que elegir entre la Odontología (sus estudios) y el deporte...”

Martín-Portugués, sobre los obstáculos superados

Qué bueno. El grupo está muy unido.

Sí, somos muy piña. Luego, María Ventura, en el taxi de la competición al hotel, me sorprendió con una reflexión. Me dijo que le parecía poético que mi primera medalla la consiguiera en Atenas y fuera de plata y que la medalla que me lleva a los Juegos también sea de plata y en Atenas, una de las ciudades del olimpismo. No lo había pensado y es verdad. Es realmente poético.

Es de película. Tras ganar en Túnez en 2023 y tener un año de sequía, también retomó las victorias este año en Túnez.

¡Es verdad! De hecho, cuando empecé a perder después de Túnez, que no conseguía pasar del T8, nuestro fisio, Raúl Ruiz, me decía que la medalla iba a llegar cuando importara de verdad, justo antes de cerrar la clasificación. Yo le decía que no, que no me estaba sintiendo bien esos meses, pero tenía razón.

Se ha clasificado con 33 años. Eso quiere decir que lleva mucho picando piedra.

Muchísimo. Ha habido muchísimos años en los que nosotras no ganábamos nada. Y tampoco lo entendíamos. Que llegara José Luis a nuestra vida fue un gran cambio, por eso siempre insisto en que se le dé mucho mérito. Él estaba con otros países y me decía que éramos buenas, pero que no estábamos bien organizadas. Me decía que él lo haría de otra manera, pero que no podía unirse a nosotras. De repente, un día, cambalaches de la vida, se pudo. Cuatro años después, lo hemos conseguido.

“Esta semana muestra nuestro nivel y hay que darle mucho mérito a José Luis Álvarez”

Martín-Portugués, sobre la esgrima nacional

A nivel emocional, ¿cuáles han sido los puntos claves de este ciclo?

Mi mantra es: ‘Insiste, resiste y persiste’. A nivel emocional, una vez, una compañera me dijo que las medallas cuestan muchas lágrimas. Entonces, no entendía a qué se refería. Somos niños que nos rompemos y nos arreglamos muchas veces. Eso te da una cantidad de herramientas de gestión emocional muy grande. La clave es entender que la vida va de romperse y repararse, no de intentar llegar ileso.

¿Y cuántas veces se ha roto Lucía?

Muchísimas (risas). Más de las que me gustaría. En mi vida y en mi carrera deportiva. Muchas veces, me han dicho cosas que no procedían: que era mala, que ya era mayor para la esgrima, que tenía que elegir entre la Odontología (sus estudios) y el deporte... Y me lo decían personas que, realmente, no estaban en mi día a día. Una vez, una amiga me preguntó si aceptaría un consejo de esas personas. Yo lo respondí que no y me repreguntó: ‘Entonces, ¿por qué aceptas una crítica?’. Qué sabia fue.

Le han dado muy buenos consejos, eh.

Afortunadamente, sí. Mi frase favorita también me la dio una amiga, Paula. Yo pienso mucho y me quemo. Y ella me dijo: ‘Lucía, no puedes evitar pensar porque eres una persona inteligente, pero puedes pensar mejor’. Qué lista es.

Martín-Portugués, en Atenas, en su duelo contra la ucraniana Olga Kharlan.

Más allá de su medalla y su clasificación, ha sido una muy buena semana para la esgrima española. ¿Puede generar efecto dominó para lo que queda hasta París?

Yo siempre digo, y se lo repito mucho a Yulen (Pereira) o a Carlos (Llavador), que las medallas llaman a las medallas. Cuando ves que tu compañero consigue una medalla, tú también la quieres. Casi siempre que yo he hecho una medalla, alguien más del equipo la ha conseguido. Creo que la energía se contagia. Ha sido una semana que realmente representa el nivel de la esgrima española de cara a los eventos internacionales y que va a hacer que nos los creamos. Soy optimista y creo que en los Preolímpicos vamos a sumar y vamos a ir cuatro o cinco armas a los Juegos (hay seis, espada, sable y florete en categoría masculina y femenina). Tienen nivel para ello.

Y, una vez en los Juegos, como ya dijo en AS la última vez, puede que lo más difícil ya esté hecho.

Siempre lo digo. Clasificar por Europa implica que tu nivel es de medallista olímpico. Tienes que hacer una salvajada para llegar. Mi meta, evidentemente, va a ser intentar ganar un oro olímpico, que no lo tiene nadie y me encantaría ser la primera (José Luis Abajo, ‘Pirri’, actual presidente de la federación, es el único medallista olímpico en esgrima con un bronce).

Ya lleva unas cuantas medallas pioneras.

Falta una más, ¿no? La más importante.

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