Momo González: “Este año pagaremos la internacionalización”
El jugador antequerano imagen de Puma regresa a Madrid para jugar con Chingotto tras un año irregular: suyo fue el mejor golpe.
Jerónimo González, Momo (26, Antequera) en el pádel, ha regresado a Madrid donde estuvo antes como universitario, y cursó estudios en la Camilo José Cela “para sacar dos carreras universitarias de cinco años, aprobando curso por año, porque si el deporte te va mal, para tener algo”. Administración y Dirección de Empresas y Marketing. Bien considerado, respetado y querido por los aficionados y compañeros de profesión, imagen de la marca Puma, suyo es el uno de los golpes destacados 2023 en el World Padel Tour.
-¿Con tantos valores como atesora, cómo es posible que en 2023 tuviese cuatro parejas distintas?
-Fue la temporada atípica, porque a los jugadores los que nos gusta es la estabilidad, y con tantos cambios en general no la acabas de conseguir. Empecé con Álex Ruiz, luego con Yanguas, Sanyo y acabé con Garrido, que nos conocemos desde que él tenía nueve años y yo trece, y tenemos una relación muy estrecha. Digamos que no fue la temporada que alguien pretende cuando la inicia.
-Cuando se unió a Sanyo parecía que iban a ser una pareja a batir. Luego, aquello se fue diluyendo y Sanyo ofrecía una cara de abatimiento que nunca en su carrera se le había visto.
-Empezamos muy bien, con dos finales y dos semifinales en cinco torneos, pero luego los rivales encontraron fórmulas para enfrentarse a nosotros y ganarnos, y nosotros no dábamos con la tecla para reaccionar. Es lo que tiene no haber hecho juntos la pretemporada, el faltarnos entrenamientos para tener respuestas, y que los rivales también jugaron muy bien frente a nosotros. Ha sido la primera temporada en la que Sanyo no ha ganado un torneo siquiera; quizá eso también le presionaba: empezó con Bela, luego conmigo y acabó con su sobrino. Yo, con todos los jugadores, tengo una gran relación personal; pero luego se trata de sacar resultados.
-Ese cambio suyo, del revés al drive, del que ya habían renegado Belasteguín y Paquito Navarro, por ejemplo, fue sorprendente.
-Pero no Juan Lebrón, que sigue ahí. En inferiores yo había jugado en la derecha, y era el momento de probar esa experiencia. Por mi forma de jugar tardo en subir a la red, sólo cuando lo veo claro; no soy de los que se quedan arriba. Para el año que viene regreso al revés.
-En 2024, con Fede Chingotto. Van a formar una de esas parejas queridas en todos los ambientes. ¿Cómo se decidieron?
-Ha sido un año de decisiones muy tardías porque todos estábamos esperando a saber qué iban a hacer Lebrón y Galán, porque tu puedes acordar lo que sea, pero si te llama cualquiera de ellos no puedes desaprovechar esa oportunidad. Fede me telefoneó tras ganar el ganar el Master Final con Paquito, y cuando vi su número ya sabía para qué era, así que le contesté sin más, que vale, que sí, casi sin decime nada. Somos muy amigos y llevamos desde los catorce siendo rivales. Algunas veces ya habíamos intentando emparejarnos, pero por uno o por otro, la oportunidad ha sido ahora.
-Una pareja que no pones caras, que trabaja para el compañero, que nos discute, en principio.
-Bueno, a mi que me pongan caras si luego ganamos me da igual. Lo importante de lo que ocurre en la pista es el resultado. Es como los entrenadores, que pueden ser muy buenos, pero luego cuando se sientan a dirigir a una pareja, pues es más complicado, porque deben de tener el tacto de saber qué se puede decir a cada jugador, y que no. Nosotros vamos a trabajar con Gaby Recca, con el que jugué de compañero, y al que tengo un gran cariño y aprecio.
-Recca, Lima y Sanyo, tres números unos a su lado. ¿Enseñan mucho?
-Los veteranos aportan su experiencia, como Tito Allemandi, con el que también jugué, y te sirve para mejorar, para ir sumando más aspectos a tu juego personal, que es de lo que se trata.
-¿Se podría decir que su gran éxito individual en 2023 fue esa recuperación del remate de Alejandro Arroyo que usted convierte de una devolución imposible para el rival y que pasa por ser uno de los tres mejores golpes del año?
-Bueno, se unió todo. Que jugaba en casa, en Marbella, que luché por buscar la bola, que tuve la suerte de devolverla y que salió imparable. Fue afortunada pero buscada, aunque no creo que lo vuelva a repetir. Gonzalo Rubio me llamó desde el otro lado de la pista, y no sé que me dijo, pero me hizo reír; fue una jugada inesperada para todos.
-Es usted la imagen de Puma, que ha sacado una colección de palas apostando su renombre. ¿Influye usted en el diseño o es simplemente el jugador franquicia de la marca?
-No, no, me hace caso. Siempre me ha gustado la pala redonda, con un punto dulce grande, y que no sea muy pesada, más bien ligera. Cuento lo que quiero y luego, como se puede ver, lo replican para las características que pido.
-¿Y que le pide Puma en un reporte de tanta competencia?
-Pues que consiga los mejores resultados posibles, que me esfuerce al máximo. Vamos, nada más que haga lo que hago,
-Sin World Padel Tour, ¿cómo se presenta la temporada de Premier?
-Los aficionados españoles van a perder un poco las posibilidades del directo, y nosotros vamos a sufrir los viajes, porque tenemos muchas giras de tres semanas, a Sudamérica, a Oriente Medio. En fin, nos va a costar mucho dinero, pero también es cierto que los jugadores que entren en el cuadro van a tener más premios, así que lo uno por lo otro. En realidad es el precio que tiene la internacionalización del pádel, y que mejor antes que después tenía que llegar.
-La mayoría de los jugadores tienen apodos apelativos muy totémicos. Con tanto animal a veces parece un zoo. ¿Usted qué es?
-El único Momo soy yo, y ya no necesito otro mote. A lo mejor, si me hubiese llamado Antonio, pues tendría un apelativo. Momo es perfecto. Es mi nombre y lo llevo en mi camiseta.