Marta Bonache: los ultradeportes para derrotar al cáncer

Vitoria-Gasteiz ya se prepara para albergar el próximo 14 de julio el IRONMAN Vitoria-Gasteiz, una prueba para aquellos valientes que sse atrevan con la travesía a nado en el embalse de Ulibarri-Gamboa, el tramo a bici por las siempre rompepiernas carreteras alavesas y el tramo a pie con final en la emblemática Plaza de España de la ciudad vitoriana.

Una de las participantes en este IRONMAN Vitoria-Gasteiz será Marta Bonache, que a sus 26 años se ha convertido en todo un ejemplo de superación tras vencer a un cáncer cuando tenía 19 años. “Se podría decir que soy una guerrera, es decir, siempre me apetece hacer mil cosas, soy un culo inquieto, no me gusta estar en casa un domingo por la tarde viendo una peli, la verdad”, asegura.

Sin embargo, con 19 años Bonache recibió una dura noticia que alteraría sus planes para ese verano y que también cambiaría su vida: el diagnóstico de un cáncer. “Mi rutina cambia totalmente porque me lo diagnosticaron antes de verano, y yo todos los veranos hacía viajes súper guais, era mi época del año. Que te digan esto antes de verano, se te colapsa todo. Eso supuso cambiar la India, haciendo el campamento base del Everest, que era lo que quería, por estar en Madrid, encerrada con el calor y la quimio. Pero mis padres estuvieron siempre muy fuertes, nunca lloraron delante de mí. Me decían, ‘Marta, esto es como cualquier otra enfermedad; si te duele la cabeza, te tomas un ibuprofeno, ahora tienes cáncer, te toca quimio’. Además, las esperanzas eran muy buenas y el médico nunca me dijo que no fuera a salir de esta, y tampoco era un cáncer experimental, sino que estaba muy estudiado. Hubo el factor ‘shock’, como cuanto te lesionas o algo cambia tu rutina porque tu vida cambia, esto fue igual. Son cosas de las que se aprenden, todos pasamos por mil obstáculos, aunque este sea mucho más heavy que cualquier otro, pero es equiparable al trabajo, cuando se enciende un fuego que no tenías contemplado. El ser humano aprende a adaptarse a estos choques y esto te refuerza de una forma brutal. El cáncer me reformó como persona porque me cambió la vida. La verdad es que cuando superas una cosa de estas te quieres comer el mundo. Yo he superado esto, así que me ponga cosas la vida, que espero que todas las supere así de bien. Para mí es eso, ahora y antes”.

Pese al revés que supuso el diagnóstico de este cáncer, Bonache saca lecciones positivas durante el tratamiento hasta que, por fin, derrotó a la enfermedad. “Si tenemos que hablar de resiliencia, creo que yo siempre desde pequeña he sido muy cabezota, lo que me proponía tenía que conseguirlo. Supongo que debe ser cosa de ser Aries. Ahora mismo, me pongo un reto y pienso que si es así es porque lo puedo hacer. También pienso que los retos que nos proponemos tienen que ser realistas. Para deportistas de larga distancia como me considero yo ahora, creo que lo más importante es disfrutarse mucho en el camino. Cuando tuve cáncer y tenía que pasar por la quimio, me disfruté mucho en el camino. Pasé de proyectar un verano en la India, haciendo mil cosas, en Madrid, aprovechando tiempo con mis padres a los que no veía de hacía mucho porque entonces estaba en Barcelona. Fue una época donde nos centramos como familia y en estar unidos. En los deportes de resistencia o retos vitales muy fuertes, te tienes que disfrutar mucho en el camino. Al final, cruzar la meta está muy bien; de hecho, el verano pasado cuando crucé la meta de la UTMB Mont Blanc me sentí muy aliviada, pero es verdad que el camino no me gustó nada. Sufrí muchísimo, me hubiera quedado en el quilómetro 130 y tan contenta. Pero es verdad que el entreno me encantó, fue lo mejor. Me ha pasado siempre en todos los retos. Cuando me dijeron que estaba limpia del cáncer, no recuerdo ese día como el mejor día de mi vida, recuerdo todas las etapas con cariño y de todas aprendí algo”.

Una vez superado el cáncer, Marta Bonache ha decidido apostar por la práctica de los ultradeportes e incluso ha logrado completar algunas de las pruebas más exigentes del mundo. “Creo que los ultra deportes van un poco con mi persona. No me gusta hacer carreras de 10 km a tope, porque es una sensación que no me llena. El día de la carrera es algo que valoro mucho porque lo puedo compartir con toda mi gente. Cuando hago una carrera de 180 km, vienen a verme mis amigos, mis padres, y los voy viendo durante todo el recorrido. El sentimiento que me acompaña durante todas las horas de competición es como estar meditando, no como el de una carrera más rápida que vas agonizando. Es ese sentimiento de estar muchas horas conmigo misma, conociéndome, poniéndome pequeñas metas a cada paso. El hecho de estar sola en la naturaleza, con la bici, corriendo, me gusta mucho, al igual que la preparación que hay detrás, que es muy larga. Al final, te estableces una rutina muy sana y constante. Hasta ahora, lo más fuerte que he hecho fue el verano pasado, la UTMB Mont-Blanc. Antes ni lo conocía, y cuando supe de ello, pensé: “Nunca vas a estar ahí, es muy difícil, eso lo consigue poca gente y sobre todo pocas chicas”. Además, no me imaginaba cómo el cuerpo humano podía dar tanto de si y se podía poner tan al límite. La UTMB, para mí, ha sido el reto más fuerte que he hecho. También hice dos IRONMAN 70.3 Cascais, en Portugal, y en su momento era algo que ni me planteaba. Cuando vi a mi amigo cruzar la meta ese día fue como algo imposible de imaginar para mí. Ahora ya no me parece un retazo, ahora el retazo es el IRONMAN entero, pero en su momento fueron retos muy potentes. Otro reto que tampoco me parece exagerado, pero del que todo el mundo habla, es la maratón de Nueva York, cuando conseguí el dorsal y llegué a meta, aunque se me dio fatal, fue algo muy heavy para mí”.

“Un IRONMAN estaba dentro de mi lista de cosas que hacer”

El próximo gran desafío para Bonache será el IRONMAN Vitoria-Gasteiz, en el que participarán para el proyecto ‘An Ironman Fight’ para recaudar fondos para la lucha contra el cáncer. “He elegido yo principalmente el IROMAN Vitoria-Gasteiz porque quería hacer un IRONMAN cerca de mi comunidad, para mi es muy importante que mis padres y mis amigos estén cerca ese fin de semana y si la localidad es cerca, es más fácil que puedan venir. Si hubiera escogido otro más lejos, la logística también se complica. Esto era una de las cosas más importantes a la hora de escoger la competición. Un IRONMAN estaba dentro de mi lista de cosas qué hacer. Todo el mundo me decía que había hecho mil cosas, pero que me faltaba el IRONMAN, y tenían razón. He hecho cosas que igual son más fuertes, pero a nivel mundial todos sabemos lo que supone un IRONMAN, y quería hacerlo. Además, creo que este año era el año para hacerlo, y quería que fuera en una fecha antes de verano. El verano pasado tuve que entrenarme para la UTMB en plena temporada y tuve muchísimo calor. Me disfruté mucho en el camino, pero claro, levantarte cada día en tus vacaciones a las cinco de la mañana no es plato de buen gusto y te tiene que motivar mucho la cosa. Este verano no me apetecía volver a hacer eso, también porque tengo mis vacaciones fuera y eso. Y después, por un seguido de cosas, me he juntado con una gente a quienes nos mueve la misma causa, que es el cáncer. Detrás de An Ironman Fight hay cuatro personas que, por razones de la vida, hemos vivido el cáncer de cerca: a dos de ellos, sus madres fallecieron de cáncer, a otro, un amigo... Todos hemos tenido algo que ver con esto y a todos nos motivó la idea de hacer un IRONMAN. Sin embargo, esa motivación no es suficiente para llegar a la línea de meta; hay otra motivación que es el cáncer; yo siempre he corrido a mi bola, porque he querido, nunca lo he hecho por una causa. A veces me preguntan por mi historia con el cáncer y todo lo que he pasado y ahora que el IRONMAN me motiva, pero tampoco muchísimo porque nadar no es mi fuerte, pero creo que se han dado varias circunstancias para que nos juntamos todos para hacer esto. Así que nos hemos unido para buscar fondos contra el cáncer infantil, ya que hemos investigado y se trata de una enfermedad con pocos fondos y recursos. Así, nos hemos juntado con el Hospital Sant Joan de Déu, donde nos han abierto las puertas y este va a ser nuestra motivación más allá de llegar a la meta de un IRONMAN: recaudar fondos para una buena causa”.

Bonache también confesó que hay mucha gente que le inspira para dedicarse al mundo de los ultradeportes. “Me han preguntado muchas veces quién es mi héroe, y la verdad que no tengo a ninguna persona colgada en formato póster en mi habitación con quien me refleje o a quien admire. Nunca he tenido un héroe que diga, ‘quiero ser como esa persona’. Es verdad que a la larga te vas cruzando con gente que te inspira, por ejemplo, en la montaña, Kilian Jornet, o en documentales o series, como la de 14.000 picos, esta gente sí me viene un poco a la cabeza. En la UTMB me repetía mucho una frase de esta serie que os digo, pero no tengo ningún ídolo. La verdad creo que va variando según cambias de vida”.

Por último Bonache asegura que, si volviera al pasado cambiaría algunas cosas pero no el haber pasado un cáncer. “Si tuviera que viajar al pasado, una cosa que seguro que no cambiaría estoy segura de que es tener cáncer. Esto me ha convertido en una persona mucho mejor. Igual sí que cambiaría un poco mi época de la universidad porque tenía mucho tiempo libre y no lo usaba para hacer deporte, salía mucho de fiesta, dormía mucho, me tiraba los fines de semana sin hacer nada. Fue una época muy bonita, donde pude aprovechar para hacer muchas cosas, pero me hubiera gustado iniciarme en el deporte así fuerte entonces, y no lo hice. Pero de todo se aprende, y no haber aprovechado tanto el tiempo seguro que me ha hecho valorar ahora el poco tiempo que tengo para hacer todo lo que quiero”.

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