ESGRIMA

Madrigal, nacido para ganar

El sablista de 20 años habla con AS en el año de su gran explosión. “No soy el niño con el que todos se quieren enfrentar, ya es al revés”, dice.

Cuando Santi Madrigal (20 años) nació, su madre, Ángela de Rioja, empezó a practicar esgrima. “Quería hacer algún deporte y mi padre (Luis) le buscó algo fuera de lo común”, recuerda el madrileño en conversación con AS. Cinco años después, siguió sus pasos. “Al ver que ella lo practicaba, quise apuntarme también. Al principio, yo sólo iba los sábados”, explica un Madrigal que, este año, ha sido el sablista de moda a nivel español e internacional. En marzo, en un puñado de días, se colgó dos bronces en los Europeos júnior (individual y por equipos) y su primera medalla en una Copa del Mundo sénior, en Padua (Italia). Hace dos semanas, en el Preolímpico de Luxemburgo, alcanzó las semifinales, quedándose muy cerca de los Juegos Olímpicos de París. Nacido por y para la esgrima. Nacido para ganar.

Así se vive un Preolímpico con 20 años

La tarde antes del Preolímpico, Madrigal quedó con Iñaki Bravo, el sablista español que luchó (sin éxito) la plaza para estar en Tokio. "No había mejor persona con la que hablar", le agradece Santi. "Me recomendó que fuera con una actitud positiva. Que todo el mundo lo vivía con angustia y con tristeza y que yo, con mis últimos resultados, tenía que ir tranquilo y sonriente", revela. Su entrenador, Claudio Ceci, y el resto del equipo también fueron claves para afrontar una competición en la que, con 20 años, casi sorprende a los favoritos. Ahora, instalado ya entre los 35 mejores del mundo y pensando en la clasificación directa, espera "no tener que disputar nunca más un Preolímpico". 

“Ha sido muy buena temporada. No pude conseguir la plaza en el Preolímpico, pero era una competición con la que no contaba. Me he quitado las espinas que tenía de años anteriores, en los que no había ganado las medallas que me hubiera gustado tanto en los Europeos como en los Mundiales júnior (en abril, también fue bronce). Es una bonita forma de despedirme de la etapa”, valora algo “cansado”, después de un largo viaje desde Seúl (Corea del Sur), donde los rivales ya le miraron de otra forma. “No ser ese niño al que todos quieren es una sensación que me gusta. Ahora, es justo al revés. ‘Qué mala suerte que me ha tocado este’, es la frase. Haber obtenido este respeto a nivel mundial es bastante reconfortante. No te estoy diciendo que sea aquí... pero sí tengo, por lo menos, cierto renombre y eso es algo que no me esperaba obtener tan rápido”, celebra con ilusión.

Santi Madrigal, a la derecha, durante el Mundial júnior de Riad, en el que fue bronce.

En Padua, donde justamente disputó su primera Copa del Mundo sénior, con 15 años, Santi dejó claro que ya es uno más entre los mayores. Camino del bronce, y pese a “no haber sentido nunca tanta fatiga en el cuerpo”, venció al actual número uno del mundo, el georgiano Sandro Bazadze. “Estaba realmente cansado. Después de competir por equipos en Nápoles (sede de los Europeos júnior), nos fuimos a Padua esa misma tarde. No me esperaba, después de cuatro días de competición, tirar tan bien contra el número uno. Al mismo tiempo, eso sí, nunca había sentido ese estado de flow. Lo veía y lo predecía todo”, recuerda sobre su semana fantástica. En Italia, “con lo que es la esgrima para los italianos”, Madrigal, que también practicó natación, kárate y fútbol sala (llegó a formar parte de la selección madrileña), vivió la mejor semana de su vida en lo deportivo. Por delante, sin embargo, le quedan muchos días de gloria.

El futuro ya está aquí

“A largo plazo, están los Juegos de Los Ángeles”, apunta Santi, que quiere ir paso a paso, aunque últimamente avance a zancadas. “Quiero ir conociendo más la categoría. Ponerme entre los 16 mejores del mundo para no disputar los previos al tablón principal. Ese es el objetivo a corto plazo. A medio, hasta los Juegos, conseguir medallas en Copa del Mundo, Europeos, Mundiales, llevar al equipo a lo más alto... Lo que hemos ido haciendo en júnior, que hemos sido los más laureados de España en la etapa”, proyecta con seguridad y la mentalidad de sus referentes, entre los que se encuentra un Rafa Nadal del que destaca “su fuerza de voluntad” y su “pausa con las lesiones”.

En la esgrima, Madrigal, que de pequeño se veía todos los vídeos que encontraba en YouTube sobre su deporte y se tragaba todas las competiciones posibles, siempre ha tenido en quien fijarse. Y bien cerca. “Araceli (Navarro) es como una hermana mayor”, revela. “¡Hasta me he ido de vacaciones con ella!”, sorprende. “Es muy amiga de mi madre y, cuando yo tenía 10 años, se vino con nosotros a Vigo, donde solemos veranear. Siempre la he visto viajando, en pódiums... y yo quería estar ahí como ella. Con Lucía (Martín-Portugués) y las chicas, está consiguiendo resultados que no se habían visto nunca en la esgrima española. La están elevando”, se extiende. Araceli fue olímpica en Pekín 2008. En París, estará Martín-Portugués. En cuatro años, puede ser el turno de Santi. El futuro ya está aquí.

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