Lucas Eguibar: “Estoy feliz porque he vuelto a competir”
Lucas Eguibar (San Sebastián, 29 años) visita AS tras un segundo puesto reparador en la Copa del Mundo. “He vuelto a ser yo sobre la tabla”, celebra.
Lucas Eguibar (San Sebastián, 29 años) llega a la redacción de AS sonriente. No es para menos. El domingo concluyó una temporada importante. No cayó el segundo Globo de Cristal que acredita al ganador de la general de la Copa del Mundo de snowboard cross (ya lo ganó en 2015), superado en una emocionante final por el alemán Martin Noerl, pero lo importante, dice, es que ha vuelto a “competir”, y eso le hace “feliz”.
Porque Luki, como se le conoce cariñosamente, andaba no hace mucho sumido en un pozo de dolor por culpa de una lesión de espalda que le llevó a pensar incluso en la retirada. Le ha costado, nunca mejor dicho, sangre, sudor y lágrimas, porque el tratamiento ha sido a base de células madre, una técnica que, confiesa, ni siquiera su doctor se atrevió a explicarle al dedillo “por miedo a que renunciara”. La sensación era de que su columna vertebral “se rompía”. Un calvario que no le dejaba ni dormir si no mediaban medicamentos para paliar el sufrimiento. Todo eso ya queda más o menos atrás. Sigue pendiente de la espalda, y hay ejercicios de sus rutinas de entrenamiento, “como las sentadillas”, que ha tenido que quitar porque están contraindicados, pero ha vuelto a disfrutar, “a tener las sensaciones de antes”. “He vuelto a ser yo”, sintetiza el donostiarra.
Y se ha notado. Nueve pruebas de Copa del Mundo esta temporada. Un triunfo (Sierra Nevada). Seis Finales. Más que nunca. Más incluso que el campeón, Noerl. “La única pega es que he sido muchas veces cuarto”, lamenta. Aun así está satisfecho, porque se sabe ya en la madurez competitiva, la que da paciencia, perspectiva, estrategia, “lo más difícil de conseguir en este deporte”. “He competido muy bien. Tranquilo. Inteligente. Cuando he tenido que ser agresivo, lo he sido. Me han salido las carreras muy bien y eso es por la experiencia”, apunta. Si la medalla que trae al cuello a AS es de plata es por una cuestión de centímetros, la medida en la que se decide todo en esta disciplina. Él y Noerl se jugaron el todo por el todo en la última bajada del año, en Mont Sainte Anne, una carrera “espectacular” con cambios de iniciativa constantes.
Tras un año así, lo lógico sería pensar a lo grande. Y Lucas lo hace, pero al cóctel le añade una pizca de prudencia. “Por supuesto que quiero ir, eso no se pregunta”, exclama cuando aparecen en la conversación los próximos Juegos Olímpicos de Invierno (Cortina d’Ampezzo, 2026). Pero están aún “lejos”, como la próxima temporada de Copa del Mundo, en la que se ve volviendo a pelar por el Globo de Cristal, y prefiere contemporizar algo, tampoco mucho: “Este año empezamos un poco a ver cómo iba y fuimos poco a poco entrenando. Empezamos con tres bajadas, luego cuatro, luego cinco... Porque no nos la queríamos jugar a hacer siete bajadas al día y que la espalda se resintiera. Entonces, ahora sabiendo que podemos hacerlo, ya desde el principio podemos ir a eso”, desarrolla.
Ocurra lo que ocurra en el siguiente curso, este ya quedará en la memoria de Luki como el de su resurrección competitiva, ese en el que ha vuelto a ser el rider de élite que ganó la Copa del Mundo o se colgó un oro olímpico (también tiene dos platas). “No nos hemos dejado nada en la recámara, hemos intentado todo lo que hemos podido”, celebra. Ahora lo que toca es descansar, y después “volver a empezar, hacer todo igual de bien que este año”. No es poca tarea. A partir de ahí, el tiempo y su cuerpo dirán.