RUGBY

Los estragos de la pandemia sacuden al rugby inglés

Wasps se convirtió recientemente en el segundo club de la Premiership intervenido administrativamente. Acumula una deuda de 100 millones de libras.

MOLLY DARLINGTONAction Images

El rugby inglés, el más antiguo de todos, sufre los estragos derivados de la pandemia de coronavirus. Los problemas económicos provocados por el parón de las competiciones, la retirada de patrocinadores y la ausencia de público en los estadios durante lo peor de la crisis sanitaria ya se han llevado por delante a dos clubes de la Premiership, la primera categoría.

Primero fueron los Worcester Warriors, vigentes campeones de Copa, y hace pocos días Wasps, un histórico con seis títulos ligueros y dos Champions, también tuvo que ser intervenido administrativamente al no poder hacer frente a un pasivo que asciende a más de 100 millones de libras (116 de euros). En el caso de los primeros, la cantidad adeudada asciende a 25 ‘kilos’ (29 de euros) y no consiguió atender a principios de mes un requerimiento del HMRC, la Agencia Tributaria británica.

Estos trataton de seguir a flote e incluso consiguieron disputar un encuentro ante Newcastle gracias a la caridad de sus empleados, que hicieron el trabajo necesario para tener el Sixways Stadium a punto sin cobrar, y tuvieron que tirar de algún jugador ya retirado y algún miembro del staff para completar la convocatoria ante la espantada de algunos de sus efectivos. Finalmente la participación de ambos en la Premiership, ahora una liga de 11, ha quedado en suspenso.

Ambos clubes han dejado en la calle a cientos de trabajadores con nóminas pendientes. Hay ofertas para hacerse cargo de sus estructuras por parte de sendos consorcios que tendrán que pasar los filtros de la liga y la federación, pero se espera que el retorno a la élite de unos Warriors que habían conseguido asentarse en ella, y de unos Wasps que eran potencia y que ya han perdido a jugadores de la talla de Brad Shields, Paulo Odogwu o Vincent Koch, se alargue durante años. Incluso podrían no ser los últimos exponentes de un problema en el rugby inglés que ahora se está revelando estructural.

¿La solución? En las altas esferas del rugby inglés, que han sido citadas por el comité parlamentario que se encarga del deporte en Reino Unido, ya se contempla una reducción del tamaño de la Premiership a diez equipos tras la constatación, apuntalada por la caída del que hace no mucho se proclamaba como el club más rico del mundo, de que la competición ha vivido por encima de sus posibilidades en los últimos tiempos, intentando competir con los dinerales que se pagan al otro lado del Canal de la Mancha.

Y todo ha ocurrido, además, pese a unas inyecciones financieras importantes: 100 millones de las arcas públicas y otros 200 del fondo de inversión CVC, estos a cambio de un 27% del negocio. Las poco halagüeñas noticias que llegan de Coventry y Worcester podrían generar un efecto dominó que se tradujera en pérdida de interés de los patrocinadores, las cadenas televisivas, etc. Al fin y al cabo, ahora mismo el rugby inglés, por muy extraño que pueda parecer, es un producto de riesgo a nivel de inversión.

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