La Supercopa es de Granados

La vida sigue igual. Por eso, el CN Atlètic Barceloneta es literalmente supercampeón. Como lo fue el año pasado. Y el otro, y el otro. En 19 de las 24 ediciones de la Supercopa de España, para ser exactos. Encima, este domingo la disputaba en casa, en la piscina Sant Sebastià, y ante un CN Sabadell (con cuatro títulos, el segundo que más tiene) que llegaba más rodado -por haber disputado la previa de la Champions- y dispuesto a presentar batalla. Ésta duró un cuarto. O ni eso, porque Álvaro Granados, el flamante fichaje de los marineros, se encargó desde el primer instante, y con cuatro goles en total, en demostrar que ha vuelto. Para quedarse. Para ganarlo todo.

Sin Felipe Perrone, definitivamente reservado esta temporada para la Champions (veremos si también para algún partido en División de Honor), tardó tan solo 41 segundos Granados en brillar con luz propia en su retorno oficial al Atlètic Barceloneta. Y a su piscina. Fue al transformar un penalti cometido sobre Martin Famera. Y enseguida repetiría con el 2-0, en un contraataque tan rápido que le permitió jugar al gato y al ratón con Edu Lorrio, a escaso medio metro el uno del otro, hasta superarlo.

Parecía que iba a ser un monólogo del Barceloneta, como tantas otras veces. Pero el portero del Sabadell lo frenó de entrada. Y Áxel Corres, a 1:45 para el final del primer cuarto, redujo distancias. Pudo empatar acto seguido Kanstantsin Averka, y sin embargo lo impidió Unai Aguirre.

Si en el primer periodo había sido Granados, el segundo lo inició como un ciclón otro de los fichajes del Barceloneta, el húngaro y campeón del mundo Vince Vigvári, que anotó un doblete como quien hinca el cuchillo en mantequilla templada. Y, aunque Alberto Barroso contuvo la sangría con el 4-2, en la jugada siguiente Bernat Sanahuja volvió a situar tres goles por delante a los marineros.

No tenía suerte el Sabadell, que se exprimía en defensa pero se estrellaba en ataque, como el tiro que Fran Valera estampó en la madera. Lo veía claramente su entrenador, Quim Colet, y por eso pidió un tiempo muerto a un minuto para el descanso. Ahí circularon mejor los vallesanos, pero Averka culminó con un tiro desviado, directo al exterior de la red. Tampoco Barroso tuvo las ideas claras justo antes de la media parte.

Podía intuir el Sabadell que ahí, aunque el 5-2 era técnicamente remontable con 16 minutos todavía por delante, se habían agotado buena parte de sus opciones. Porque los de Elvis Fatovic, como tantas otras veces, arrollaron en la reanudación, con tres dianas consecutivas. No perdió el tiempo Alberto Munárriz, quien marcó en el primer ataque. Hizo lo propio Vigvári poco después, de penalti. Y Granados situó un 8-2 que parecía insalvable.

Apareció en ese momento, seguramente demasiado tarde, un Vincenzo Renzuto que se cuenta como el fichaje estelar del Sabadell para este curso. El internacional italiano anotó dos goles seguidos, para dar vida a su nuevo equipo, pero Granados contraatacó. Y de nuevo Renzuto se la devolvió, con un triplete exprés. Sin embargo, fue gasolina para un Barceloneta mucho más coral, en el que entre Roger Tahull y Bernat Sanahuja completaron los seis goles locales en un tercer cuarto que concluyó con un 11-5, ahora ya sí, imposible de revertir.

Por si fuera poco, insultante resultó la superioridad con la que en la primera posesión del último periodo anotó el decimosegundo para los marineros. Se permitieron incluso el lujo de dar los minutos finales a Nic Porter en la portería. Y coincidió con el arreón de un Sabadell que trataba de maquillar el marcador con los tantos de Alex Bowen y Averka. Ni con esas. Cometió Corres un nuevo penalti, su tercera y definitiva exclusión, y lo materializó Sanahuja. Y Gergely Burián (otro de los fichajes) y Martin Famera se unieron a la fiesta, a lo que Óscar Asensio replicó con el definitivo 15-8.

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