La madre de todas las revanchas
Acomete España su tercera final consecutiva en un Europeo, en busca de su cuarto título, ante Países Bajos, anfitriona y verdugo por el oro en los pasados Mundiales de Fukuoka.
Igual que el nadador que da nombre a la formidable piscina de este Europeo femenino, el doble campeón olímpico en 100 metros libre Pieter van den Hoogenband, se ha plantado la Selección española a la velocidad de la luz en una nueva final continental. Tres lleva seguidas, cuatro en la última década, y todas las anteriores las saldó con el oro: Budapest 2014 y 2020, y Split 2022. Y a la final de otra gran competición evoca el partidazo de este sábado (20:30 horas, Teledeporte y RTVE Play), concretamente a la disputada el pasado 28 de julio en los Mundiales de Fukuoka. Sé lo que hicisteis el último verano se podría titular este apasionante Países Bajos-España.
Salvo el billete olímpico, que ambas selecciones aseguraron consecuentemente en tierras japonesas, no puede tener más alicientes este nuevo choque en la cúspide. Se disputa en Eindhoven, la casa de las neerlandesas, con 3.000 almas de su lado, y conservan ineludiblemente las Guerreras de Miki Oca el desgarrador recuerdo de ese oro mundial que se escurrió en la tanda de penaltis, el 16-17 final en Fukuoka tras el 12-12 en el tiempo reglamentario, y que ahora se convierte en motivación para empezar a lo grande el camino de Europeo, otra vez Mundiales (a inicios de febrero, a la vuelta de la esquina) y los Juegos de París. Y con mayor igualdad, imposible.
Partían como favoritas de este campeonato las neerlandesas, y probablemente aún lo sean para alcanzar su sexto título continental, que consiguieron por última vez en Barcelona 2018, con el poderío de las 13 dianas de la atacante del CN Mataró Simone de Kraats (en un amenazador 65% de tino) y de Liekke Rogge, las 12 de la capitana Sabrina van der Sloot, del CN Sabadell –entre ellas, la que resolvió la semifinal ante Italia (7-6)–, o las paradas de la también mataronense Laura Aarts.
Pero nada tiene que envidiarle la impoluta hoja de servicios presentada estos últimos diez días por España: un impresionante balance de +49 goles a favor (83 anotados, 34 recibidos), con 13 de Judith Forca, 11 de Bea Ortiz (y un 55% de efectividad) y nueve Paula Camus, además de un espectacular 58,5% de acierto en las paradas de Martina Terré, 31 en 53 chuts.
Precisamente la portera, casi inexpugnable en el 13-5 de la semifinal frente a Grecia (que se disputará una plaza olímpica con Italia, a las 19:00), alcanza su segunda final europea, tras la que se adjudicó contra las helenas (9-6) hace dos años, tras superar en penúltima ronda a las propias neerlandesas (10-7).
“Será la segunda para mí, y me siento muy agradecida de formar parte de este grupo de jugadoras; vamos a estar preparadísimas para la final”, aseguraba a European Aquatics, con el objetivo de reproducir esa defensa férrea del jueves. “Tenemos de tratar de reproducir el máximo de minutos posible el tipo de juego que hicimos ante Grecia”, asumía el seleccionador, Miki Oca, quien siguió desde la grada las evoluciones de Países Bajos en semifinales.
El caso es que una de las dos selecciones coronará este Europeo con el oro y con un pleno de victorias y la otra perderá su primer partido en el momento más doloroso posible, puesto que tanto España como las neerlandesas han cosechado cinco triunfos cada una para llegar a la final.
“España es un equipo impresionante, tenemos que salir muy bien preparadas. Si miras los resultados que le han llevado tan lejos en este torneo, ves que han tenido mucha confianza y jugado con mucha consistencia. Creo que será una final divertida”, reflexionó al respecto la oranje Bente Rogge, con mucho que ganar pero también que perder, frente a una España que lleva desde que comenzó la preparación esquivando polémicas sobre la espina clavada en Fukuoka, pero que puede protagonizar la madre de todas las revanchas.
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