JUEGOS PARALÍMPICOS PARÍS 2024

La luz de París

La ceremonia inaugural, titulada ‘Paradoja’, reunió a 4.400 deportistas de 169 delegaciones. Francia fue la más aclamada por el público, que volvió a las gradas.

ENNIO LEANZAEFE

La ciudad de la luz brilla más gracias a sus estrellas paralímpicas. La elección de la Plaza de la Concordia no fue cuestión de azar. La ceremonia inaugural de los Juegos Paralímpicos —bautizada con el nombre de ‘Paradoja’, dirigida por Thomas Jolly y coreografiada por Alexander Ekman— representó el camino de la discordia a la concordia. Esa contradicción constante en una sociedad que aspira a ser inclusiva, pero sigue arrastrando los prejuicios respecto a la discapacidad. Esa simbólica evolución la encarnaron 140 bailarines y el punto de inflexión llegó con Christine and the Queens y su versión de Non, je ne regrette rien, la icónica canción de Edith Piaf, presente también en los Olímpicos, gracias a la voz de Céline Dion.

“Porque mi vida, porque mis alegrías... ¡Hoy, comienza contigo!”, termina este himno francés. Momento en el que los representantes de la ‘Banda Creativa’ se imponían a los de ‘Sociedad Estricta’, que se quitaban las gafas para ver la vida y la discapacidad de otro color. Con el cielo teñido por la bandera francesa y la música del DJ Myd, comenzó el desfile de los 4.400 deportistas de 169 delegaciones —una más por la inclusión en el último momento de Surinam—, que dejaron a su espalda los Campos Elíseos y el Arco del Triunfo, donde lucen ya los agitos paralímpicos. Afganistán abrió el momento más esperado, aunque Francia fue la más aclamada por el público que, esta vez sí, pobló las gradas y se desgañitó entonando Les Champs-Elysées de Joe Dassin. No obstante, la ovación más atronadora de la noche se la llevó el equipo de refugiados y eso que Palestina y Ucrania también tuvieron su guiño.

El equipo español, entrando en la Plaza de la Concordia.

Los deportistas recuperaron el foco que el Sena les robó en los Olímpicos y sus caras lo decían todo. Era su momento. Los españoles derrocharon arte, por algo llevaban las camisetas inspiradas en Picasso. Y es que el pintor tenía que estar presente en una ceremonia donde el color y la luz venció a la oscuridad. El tema My Ability de Lucky Love dio paso a un nuevo acto, que relataba el proceso de aceptación de la discapacidad. Ese que el mismo intérprete vivió. La Marsellesa dejó paso a los discursos de las autoridades. “Bienvenidos al país del amor y de la Revolución. Esta noche es el comienzo de la más bella de las revoluciones, la paralímpica. Tenéis coraje y determinación y lucháis por una causa que os supera. En vuestro caso, vuestras armas son vuestras actuaciones. Cada una de vuestras victorias hará que el mundo avance. Dejemos de poneros límite, porque no los tenéis. Sois inspiración y os daremos lo mejor de Francia”, dijo Tony Estanguet, presidente del Comité Organizador de París 2024.

Por su parte, Andrew Parsons, presidente del Comité Paralímpico Internacional, explicó: “En un momento en que aumenta el odio y la exclusión, dejemos que el deporte sea el pegamento que nos una. Celebraremos lo que nos hace diferentes. Mientras nos preparamos para unos Juegos abiertos, abramos también nuestras mentes. Los deportistas quieren igualdad para ellos mismos y para toda la gente con discapacidad. Somos uno, pero no todos somos iguales. ¡Viva la Revolución de la Inclusión!”. La bandera la portó el astronauta de reserva de la Agencia Espacial Europea (ESA) John McFall, exatleta paralímpico y bronce en los 100 metros de Beijing 2008, y la esgrimista italiana Bebe Vio, la ciclista Oksana Masters y el saltador de longitud Markus Rehm hicieron lo propio con la antorcha mientras sonaba el Bolero de Ravel de fondo. El encendido del pebetero y la pirotecnia fueron el último fogonazo. Las luces se apagaron, pero París sigue brillando...

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