La fiesta de cumpleaños que terminó en bronce europeo
Guillermo Peinado, de 18 años, que empezó a escalar en el aniversario de un amigo, habla con AS tras destaparse. “No pienso en Los Ángeles”, asegura.
Contra varios de los mejores, algunos de ellos llegados directamente de los Juegos Olímpicos, Guillermo Peinado, con 18 años, se presentó al mundo. El pasado 31 de agosto, el español (Madrid, 2005) se colgó su medalla más importante hasta el momento, un bronce en dificultad en los Europeos de escalada de Villars (Suiza), su “prioridad” en la temporada de su eclosión. “Había gente de mucho nivel y que llegaba de los Juegos. Estaban muy fuertes. Estoy supercontento”, dice Peinado a AS entre competiciones, sin descanso. Es su momento y lo quiere aprovechar. Este año, también alcanzó su primera final en una Copa del Mundo absoluta, en Chamonix, y se llevó la Copa de Europa de Augsburgo. Entre los mayores. Como uno más.
“Las primeras competiciones en categoría absoluta fueron una mezcla de emociones. Por un lado, estaba ahí con los mejores del mundo, que me parecía alucinante. De verlos en la tele, a verlos en persona y estar calentando con ellos. Estaba muy contento, pero el nivel también era muy alto y sentía que todavía no estaba preparado”, recuerda un Guille que, poco a poco, se lo fue creyendo. “Poco a poco, me he ido motivando más, he aprendido de cada competición y de cada experiencia que he tenido en la categoría”, explica el madrileño, que, en Chamonix, compartió final con Alberto Ginés, con el que visualizó los boques. “Estuvimos hablando, me aconsejó y conseguí aprender todo lo posible. Nos llevamos bien e intentamos aprender juntos”, dice sobre el cacereño, el primer oro olímpico en escalada.
Ginés es una de las figuras que han contribuido al subidón deportivo de un Peinado que, bajo las órdenes de Pedro Bergua, forma parte del Equipo Sputnik, su principal apoyo para poderse financiar tanto las competiciones como los viajes para entrenar. “Ha habido un boom en cuanto al número de gente que practica escalada, pero, en mi opinión, los rocódromos aún no han mejorado lo suficiente. Actualmente, entreno tres meses fuera de España, en Francia, Austria o Japón, y tengo patrocinadores como Scarpa y Trangoworld”, agradece el madrileño, cuarto en los Mundiales (combinada) o plata continental (dificultad) en categoría júnior.
El origen de todo
Guille empezó a escalar con 11 años. Y lo hizo en un momento muy concreto: en la fiesta de cumpleaños de un amigo. “Lo celebró en Sputnik Alcobendas y me gustó tanto que les dije a mis padres que me apuntasen a clases. Empecé a ir casi todos los días con mis hermanos y amigos”, explica Peinado, que también estudia un grado superior de informática, aunque su idea es “vivir de la escalada”. Cuando pegó el estirón, sus resultados también lo hicieron. Como deportista, con la “potencia” como mejor virtud, aún está formándose. No se decanta por bloques o dificultad y, de momento, aún ve lejos Los Ángeles 2028. “No pienso en ello. Emociona mucho, pero estoy centrado en ser el mejor deportista que pueda en cada vía y en cada bloque”, dice con madurez. De momento, esa fiesta de cumpleaños ya vale un bronce europeo.
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