Kilian Jornet: “Cosas que creía imposibles no lo son”

Nada más terminar, lo calificó como el “mayor desafío” de su vida. El pasado 1 de septiembre, Kilian Jornet, en constante búsqueda de los límites humanos, conectó los 82 cuatromiles de los Alpes en 19 días. “Después de un reto así, te das cuenta de que algunas cosas que creías imposibles no lo son”, dice ahora, una vez asimilado (casi) todo lo vivido, en conversación con AS. En total, el deportista español, que se movió un 87% del tiempo a pie y un 13% en bicicleta, acumuló 1.207 kilómetros, 75.344 metros de desnivel y más de 267 horas de acción. Nadie había sido capaz de completar la travesía en menos de 60 días. Ahora, tras registrar las respuestas de su cuerpo, su proeza será analizada a nivel científico. Una redefinición de las capacidades humanas.

Dice que ha sido el reto más exigente de su carrera. ¿Por qué?

Ha sido el más exigente por su duración, pero sobre todo por su intensidad mental. Tuve que estar en alerta muchas horas todos los días, tomando decisiones constantes en terrenos técnicos y con peligros objetivos. Además, la fatiga acumulada hace que sea más difícil mantener la calma y tomar buenas decisiones, pero creo que esto es parte del reto.

A lo largo del proyecto, ha puesto mucho énfasis en la parte mental. ¿A qué ha tenido que enfrentarse en este aspecto? ¿Cómo lo trabaja?

La parte mental ha sido muy importante en este reto. Creo que la preparación viene con la experiencia y con no estresarse en situaciones de peligro. Mantener la calma y tomar las decisiones paulatinamente y de forma correcta es imprescindible para no tomar decisiones apresuradas. La principal dificultad del proyecto era la cantidad de horas en estado de concentración, pero ya tenía asimilado que sería así e iba preparado para ello. Por suerte, también, soy una persona bastante calmada y solo mantener la calma ante situaciones de riesgo.

Decía que quería seguir buscando tus límites. ¿Los ha encontrado?

Creo que siempre estamos aprendiendo cosas nuevas sobre nuestro cuerpo y nuestra mente, y este proyecto ha sido una buena forma de explorar estos límites. Pero siempre he pensado que nunca encontramos el límite final, siempre hay algo más que aprender y mejorar. Me ha parecido muy interesante poder estudiar la fisiología sobre cuáles son los límites del cuerpo y la mente. Durante el proyecto hemos intentado ver lo que sucede metabólica y cognitivamente durante un esfuerzo de este tipo. Ahora queda ver los resultados.

¿Qué le motiva a buscarlos?

Me gusta ver hasta dónde puedo llegar, tanto física como mentalmente. Este proceso de descubrir los límites personales y cómo reaccionamos ante los retos es lo que me motiva. Pero, más allá del reto, disfruto de estar en la montaña y experimentar momentos únicos. Lo que me hace disfrutar es entrenar y estar en la montaña. Para mí es fácil estar motivado en este aspecto, porque es lo que quiero hacer todos los días cuando me despierto.

¿Es lo que se esconde detrás de estos retos o existe alguna otra motivación?

Creo que detrás de todo lo que hago en la montaña hay un deseo de aprender, de entender cómo funcionamos a nivel físico y mental, pero también está el puro pasarlo bien. La satisfacción que tienes cuando estás en la naturaleza, viviendo momentos que no se pueden repetir, es muy especial para mí.

¿Existe alguna etapa o etapas con las que se quede por algún hecho concreto? ¿Cuáles han sido las más duras? ¿Y las más satisfactorias?

Lo cierto es que todas las etapas han tenido algo que las ha hecho especiales y únicas. Las etapas más duras fueron las del Mont Blanc, debido a las condiciones del terreno, la exposición y el peligro por la caída de rocas. Por las más satisfactorias, es difícil elegir un momento, pero recuerdo que vi una puesta de sol épica en el Weisshorn, probablemente una de las más bonitas que he visto. Esto y todos los momentos que compartí con amigos creo que fueron geniales.

Te han ido acompañando a un buen puñado de conocidos. Supongo que debe llenar mucho ver cómo han querido estar a su lado a lo largo del proyecto.

Sí, fue muy especial tener a amigos y compañeros durante algunas etapas del proyecto. Compartir las etapas con ellos ha sido clave para recibir una energía diferente a lo largo del proyecto, y ha ayudado mucho en momentos difíciles o momentos en los que la fatiga y la falta de sueño pasaban factura. Es un recuerdo que siempre llevaré conmigo.

Creo que ha ido dejando sus pensamientos diarios en una libreta, acompañados de dibujos. ¿Qué se puede encontrar entre esas páginas?

Siempre he pensado que el camino es mucho más importante que el hito o el destino al que se quiere llegar. Durante el proyecto anoté muchas reflexiones sobre los momentos que vivía, las decisiones que tomaba y también las emociones que iba sintiendo. También hice algunos dibujos, especialmente de los paisajes que me encontraba. Al final, es una manera de recordar el proceso, más allá del proyecto en sí.

Has recorrido los Alpes de arriba abajo y por muchos sitios conocidos. ¿Qué se ha encontrado? ¿Estaban como esperaba?

Los Alpes son un lugar muy especial para mí y desgraciadamente he visto cambios debidos al clima y la actividad humana. Las condiciones son más imprevisibles, y algunas zonas se están deteriorando más rápidamente de lo que imaginaba. Siguen siendo increíbles y poder recorrerlos en una travesía de estas características, y a través de sus crestas, ha sido muy especial y me ha hecho ser aún más consciente de la huella humana y de lo importante que es preservar la naturaleza.

¿Tiene algún otro proyecto merodeando ya por la cabeza?

Después de un reto así, te das cuenta de que algunas cosas que creías imposibles no lo son. Ahora quiero descansar y tomarme tiempo para compartir en familia, también disfrutando de la naturaleza y las montañas. Siempre tengo ideas, pero adecuar los retos y pensar en toda la logística necesaria lleva tiempo. Además, para mí es importante que tengan un sentido ecológico, y que no estén muy lejos de casa. Veremos qué nos trae el futuro.