Hugo González: “En España se entrena igual que hace 20 años”

Es, en ausencia de Mireia Belmonte, la gran estrella de la natación española. Así se presenta en Doha, donde su participación apunta más a una puesta a punto que a la búsqueda de medallas, y sobre todo en los Juegos. Afincado en Estados Unidos desde 2017, tras prepararse entre Colorado y Andorra y hablar con AS en París durante un acto del programa ‘Talento a bordo’ de Iberia, desembarca Hugo González (Palma de Mallorca, 19-02-1999) en estos Mundiales con el billete olímpico asegurado en 200 espalda y 200 estilos, a falta de los 100 espalda.

¿El objetivo en Doha es confirmar la clasificación olímpica para los 100 espalda?

En principio, estaba claro ese proceso, pero con la confirmación del Europeo (en junio, en Belgrado), veremos cómo queda. Si voy, encantado, estaré a tope, quedará un mes para los Juegos.

Y ahora, ¿está a tope?

Como es un Mundial, lo he estado preparando lo mejor posible, pero los Juegos son en julio, por lo que ésta no es la competición principal del año, no sacamos todas las armas. Hice un parón en verano, por lo que no llevo ocho meses entrenándome para Doha, aunque siempre está bien competir a nivel internacional.

Muchas estrellas internacionales se lo han saltado. En su caso, ¿por qué ha decidido estar?

No diría mucho que lo he decidido. La Federación tiende a convocar equipos antes de preguntar, aunque en este caso estamos de acuerdo en que es mejor ir y no hubo ningún tipo de problema. Tenemos opciones de clasificar más relevos que aún no tienen billete para los Juegos, lo cual también es ilusionante.

Los relevos parecen una apuesta de la Federación, ¿verdad?

Sí. Están Carles Coll, Mario Molla, César Castro, Carlos Quijada... Es un reto que tengan un foco más abierto, que no sean todo pruebas individuales.

¿Qué le ocurre a la natación española, que tiene mucha clase media pero escasean aspirantes a medalla?

En España se lleva entrenando igual, con los mismos métodos, hace 20 años. Se han intentado cambiar cosas, y hay algunos entrenadores abiertos, pero en general creo que tenemos métodos obsoletos. En otros países que tienen estrellas, el apoyo que reciben sus deportistas no es comparable al de España. En natación, ya que si te dedicas plenamente no puedes trabajar, necesitas una compensación económica no para vivir de ello pero sí para cubrir gastos. Estos países lo llevan de sobra, yo tengo la suerte de haber sido apoyado recientemente con programas como el de Iberia, pero hay otros casos, como el de Nico (García), que fue finalista en Tokio, y no recibe esta beca. Hay cosas que se pueden cambiar y otras que pueden mejorar bastante.

¿Estados Unidos le aleja del ruido de ser, ahora mismo, la referencia de la natación española?

Puede que sea un efecto secundario, pero la razón principal de irme a Estados Unidos no es quitarme la presión, sino que mi equipo de Cal (California Golden Bears Athletics) y tener a Dave (Durden) como entrenador principal son la mejor opción que tengo ahora mismo. Sí es cierto que como compiten en yardas, y yo como profesional ya no lo hago, por eso a la que tengo una oportunidad para venir a casa compito con Canoe o hago una concentración.

¿Qué aprende en Cal?

En el último Mundial, entre tres y seis personas de mi grupo sacaron medalla. Es un grupo que no podría encontrar en ningún otro sitio. Me beneficio de lo que hacen y lo intento aplicar a mi propio nado. Están por ejemplo Ryan Murphy, Destin Lasco, Jack Alexy o Dare Rose. He visto toda su evolución, y no es lo mismo que cuando lo ves desde fuera y te parece imposible hacer lo que ellos: el objetivo es llegar al mismo nivel de mis compañeros.

¿Es muy exigente Durden?

En mi opinión, es un genio de la natación. Sabe perfectamente qué tienes que hacer, cómo lo tienes que hacer y cuándo. Sí es exigente, pero no en el sentido de que te obliga, simplemente te dice lo que debes hacer y tú eliges.

En yardas, concretamente en una final de 400 estilos, llegó a superar a Léon Marchand…

Sí, antes de que destrozara el récord de Phelps, sí (ríe).

Pero pocos nadadores podrán decir que lo superaron.

Es cierto. En aquel momento tuvo un sabor muy dulce, pero siendo realista en el momento que toqué la pared sabía que este chico la iba a romper al año siguiente… Y, mira, no tardó ni seis meses. Sí me dio confianza. No es que le pueda competir en larga, pero al menos vi que no estoy tan lejos de otros nadadores con tanto nivel.

¿Qué tiene Marchand para haber explotado así?

Aparte de lo que todo el mundo puede ver fácilmente desde fuera, que es talento y trabajo, yo creo que es muy importante su humildad. Está dispuesto a aprender, a mejorar, y le da igual que sean sus pruebas principales o no, siempre quiere más. Va a ser bastante emocionante verle en París.

Tendrá usted 25 años en los Juegos de París, que serán sus terceros. ¿Serán su plenitud como nadador?

Sí, desde luego que llego con más experiencia que nunca. Desde 2021, cuando tuve una de mis mejores temporadas, la tendencia va a más. Voy con la ilusión de hacer unas marcas que después no pueda superar. Por ahora tengo algunas décimas, e incluso algún segundo en algún 200, como margen de mejora.

¿Aspira por tanto a que sean sus mejores Juegos?

Sí.

¿Cuál sería el éxito? ¿Entrar en finales… o sería realista un podio?

Entrar en una final olímpica no sería una mala carrera, sobre todo si algún nadador ruso acaba participando, pero a nivel personal me gustaría mejorar los resultados de Fukuoka, en que entré en dos finales, y de Tokio, en que fui sexto. De quinto para arriba sería para mí un éxito.

¿En Doha no se marca esas cotas?

Doha va a estar muy bien para saber a qué nivel estoy en piscina larga en febrero, pero si me sale un 54 (segundos) en 100 espalda, entre comillas dará igual. Es situarme en qué se corresponde a nivel de resultados lo que estoy haciendo.

Explotó muy joven y ha ido escalando. ¿Qué le falta?

Con 18 años llevaba seis en el mismo centro, y cuando me fui a Estados Unidos cambié de país, de entrenador, de sistema de entrenamientos. Me costó tres años conseguir la estabilidad y fue en 2020, cuando se cancelaron los Juegos. En 2021 tuve los mejores resultados de mi vida. Creo que es un buen sistema, que me funciona, y con lo que queremos ir a los Juegos.

¿Sigue estudiando Ingeniería Informática?

Sí, estoy apuntado en la UCAM. Siendo año olímpico no tengo tanta carga de asignaturas, pero tenía los exámenes finales en enero. Es difícil encontrar el equilibrio pero este año me he propuesto no agobiarme con ello, porque quiero tener un buen papel en la piscina y, si tengo huecos libres, ya me iré sacando asignaturas.

Con casos evidentes como Kristof Milak, Caeleb Dressel o Adam Peaty, ¿es especialmente importante proteger la salud mental en la natación?

Yo creo que sí. Este tipo de problemas no se ven a simple vista. No quiero decir que yo haya pasado ninguna enfermedad mental pero sí he tenido momentos malos. Hace dos temporadas, en 2022, la razón por la que no fui al Europeo, pese a que con mi marca podría haber quedado campeón de Europa, era porque mentalmente no estaba. Necesitaba un descanso. Si hubiese ido, podría haber salido más o menos bien pero lo hubiera arrastrado más tiempo. Seguro que en cualquier piscina habrá nadadores que lo hayan pasado igual o peor que yo. La salud mental es más importante de lo que se ve desde fuera, y más en natación, que nos tiramos cuatro horas al día dentro del agua mirando la T de abajo.