Histórico 100 braza: se reparten tres platas

El podio recordó al que se produjo en los Mundiales de Kazán, en 2015, cuando en la final de los 200 braza femeninos hasta tres nadadoras compartieron el bronce. Una fotografía histórica en la natación mundial y, especialmente, entrañable en la española, porque una de esas medallistas era Jessica Vall, en una carrera de menos a más (pasó octava antes del último viraje) que encumbró a la del CN Sant Andreu. En los 100 braza masculinos, en una final ganada por el chino Haiyang Qin, ocurrió lo mismo. Pero el empate no fue a bronces, sino a platas. La fotografía de nuevo fue histórica.

En una carrera al límite, en la que el chino Qin quedó muy destacado y tocó primero en 57.69, récord de Asia, después hasta tres nadadores llegaron a la par y tocaron al mismo tiempo. El italiano Nicolo Martinenghi, el neerlandés Arno Kamminga y el estadounidense Nik Fink, quienes desde hace ya varios años compiten en la elite y se reparten las medallas, tocaron en 58.72. Felices posaron todos ellos en el podio, sorprendidos antes en el agua por la situación un tanto surrealista que se vivió.

La marca del ganador fue muy meritoria, ausente el doble campeón olímpico y el plusmarquista mundial (de hecho posee las diez mejores marcas de la historia de la prueba), Adam Peaty. No obstante, el 57.69 se queda a solo ocho décimas del récord del británico, que poco a poco ve como hay más nadadores capaces de bajar de esos 58 segundos que era totalmente prohibitivos hasta su llegada.

En los 50 mariposa, el oro fue para el italiano Thomas Ceccon, que sigue añadiendo podios a su currículum después de ser una de las estrellas de los pasados Mundiales de Budapest. Le sirvió el gran final que tiene para tocar primero con 22.68 y aventajar al sorprendente portugués Diogo Matos (22.80) y al máximo favorito, el francés Maxime Grousset (22.82). Y en los 100 femeninos, China se adjudicó el segundo oro de la jornada. Yufei Zhang fue la más rápida con 56.12, por delante de la canadiense Margaret McNeil (56.45) y la estadounidense Torry Huske, con 56.61.

En la final más táctica de la tarde, los 200 estilos femeninos, Estados Unidos pudo por fin celebrar su primer triunfo. Se le resistió hasta la última final de la segunda jornada, demasiado para el país dominador en los últimos Mundiales. Kate Douglass llegó con más gasolina (2:07.17) que Alex Walsh, que encabezó la final hasta los últimos diez metros y tocó exhausta, pero bañada en plata (2:07.97). El bronce fue para la china Yiting Yu (2:08.74).