María Sanz, de superar una miocarditis a jugar el Mundial de Filipinas

“Durante años, jugamos en silencio. Luchamos por respeto, por nuestro lugar, por nuestro sueño. Caímos y nos levantamos, pero seguimos. Hoy, por fin el mundo nos mira, porque no pedimos permiso. Nos ganamos el derecho a soñar. Filipinas será testigo de nuestro primer Mundial. No es solo un torneo, es la voz de todas las que nunca dejaron de creer”.

Este no es un discurso cualquiera. Es el que ha utilizado la Selección Española femenina de fútbol sala para dar a conocer, a través de su seleccionadora Clàudia Pons, la lista de 16 jugadoras que prepararán en Manila la cita mundialista, a la que acudirán 14 tras dos descartes que se anunciarán allí. Se trata, sin medias tintas, del torneo más importante en toda la historia del fútbol sala femenino. Un evento que llega muy tarde teniendo en cuenta que ya se han celebrado diez ediciones masculinas. La primera hace 36 años en Holanda (1989).

La semilla llevaba gestándose años, pero empezó a dar sus primeros brotes el 2 de noviembre de 2022, cuando la Asociación de Jugadoras de Fútbol Sala provocó un terremoto condenando, a través de un vídeo, “el maltrato, trato discriminatorio y abandono público” de la FIFA hacia las jugadoras mientras el futsal masculino se preparaba para su décimo Mundial en Uzbekistán (2024).

Apenas un mes después, el mismísimo Gianni Infantino reaccionaba anunciando en el acto de clausura del Mundial de fútbol de Qatar que organizaría la ansiada prueba, aunque esta se hizo de rogar, concretamente casi tres años. Pero la espera acabará el próximo 21 de noviembre.

“Hemos sido tantas, tantas las que amamos este deporte, las que luchamos por él y por su visibilidad, que por fin podemos decir que hoy lo hemos conseguido”, afirmaba la seleccionadora Clàudia Pons antes de dar una lista en la que se encuentra María Sanz (Zaragoza, 27 años), ala del Futsi Navalcalnero y dos veces campeona de Europa que atendió a AS en la concentración con la Selección.

“Hace tiempo que llevamos esperando este Mundial. Muchas otras jugadoras tendrían que haber tenido la oportunidad de jugarlo en el pasado. Que seamos partícipes de ello es muy bonito y una responsabilidad”, declara a este medio la maña, clave en la clasificación de España anotando tres goles en las eliminatorias previas.

La Selección, que acudirá al otro extremo del planeta con la firme intención de conquistar el título, tendrá como principales rivales a Brasil, Portugal, Argentina y Japón. Eso sí, primero deberá medirse en fase de grupos a Tailandia, Canadá y Colombia, a quienes Sanz define como “equipos intensos, físicos y agresivos ante los que hay que saber competir e imponer nuestro estilo de juego y ritmo con balón”.

“Somos un grupo muy competitivo y con mucha energía. Si una necesita algo, la otra va a estar a su lado. Esa es la mayor cualidad de este equipo”, destaca Sanz, que se muestra cauta de cara a la gran cita: “Vamos a afrontar el Mundial pasito a pasito. Estas competiciones son un poco trampa, puede pasar cualquier cosa y un mal día te puede dejar fuera. Hay que estar con los pies en el suelo, todas las selecciones están mejorando mucho y un partido internacional es muy complicado, sea contra quien sea”.

La atacante española llegará a la cita en forma tras haber anotado cinco tantos en los ocho primeros partidos de Liga. Una situación idílica que casi se trunca por una miocarditis que la dejó fuera de combate cinco meses, de abril a septiembre. Un tiempo de incertidumbre y tensiones. “Llegó de repente, yo me encontraba bien, pero tuve que pasar la noche en el hospital. Luego fue una semana y ya me dieron el diagnóstico: entre tres y seis meses. Me puse nerviosa y me entraron dudas porque los seis meses se cumplían en octubre, poco antes del Mundial”, desvela Sanz, que ya ha dejado aquel capítulo en el pasado ante el reto que se le viene encima.

“Las que vayan al Mundial van a ser 14, pero detrás habrá mucha gente que se lo merece y que sentimos que nos apoyan”.

María Sanz

Pese a todo, el evento, más allá de representar una gran noticia para el deporte femenino, no debe ocultar el camino que todavía queda por recorrer para mejorar las condiciones de las protagonistas sobre el parqué. “Creo que debería haber más apoyo de patrocinadores, aunque sé que es complicado. Por otro lado, a nivel de visibilidad, el hecho de que el Mundial sea en Filipinas no ayuda. El cambio de horario es muy grande y no creo que favorezca a las televisiones”, afirma Sanz, que hace poco finalizó sus estudios de Ingeniería Química y ahora compagina la élite del fútbol sala con investigaciones en la universidad: “Somos profesionales, pero no tenemos las condiciones que deberíamos. Es complicado compaginar los estudios con el futsal. En mi caso he tenido mucha suerte, pero conozco a compañeras a las que no se lo ponen tan fácil. Ojalá tuviéramos más ayudas”.

Por último, la jugadora de la Selección quiso dejar claro lo que ya afirmó la balón de oro ‘Peque’ a este medio hace meses: que este Mundial no solo pertenece a las que tendrán la suerte de escuchar el himno antes de que el balón eche a rodar: “Esto es de todas las que estuvieron antes; nosotras estamos aquí por ellas. Gracias a todas las que han peleado y las que han negociando día tras día. Las que vayan al Mundial van a ser 14, pero detrás habrá mucha gente que se lo merece y que sentimos que nos apoyan”.

Este último discurso podría estar dedicado a referentes como Mari ‘Kuky’ Cruz, primera capitana de la Selección, Alicia Morell, seleccionadora entre 2012 y 2018, Bea Seijas, autora del primer gol de España, Eva Manguán, mejor jugadora del mundo en 2007, Natalia Flores, que disputó cuatro mundiales no oficiales, o Anita Luján, la jugadora con más partidos internacionales (130) que se perderá el torneo por una grave lesión. No estarán sobre el 40x20, pero su lucha y legado han servido para hacer realidad la que será la mayor fiesta del fútbol sala femenino en toda la historia.

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