España, golpe mundial
La Selección cierra los Mundiales de México con su mejor actuación desde 2009 y como segunda potencia europea. Daniel Quesada, primer oro en once años.
Los orígenes del taekwondo, arte marcial entendido como “el camino del puño y la patada”, se sitúan en Corea del Sur. Los más lejanos hablan del año 50 d. C, época de la que datan pinturas de personas peleando; los más recientes hacen referencia a 1955, cuando el general Choi Hong Hi registró la disciplina oficialmente. Por todo ello, Corea es la gran potencia mundial de un deporte que es olímpico desde Sídney 2000. En total, desde que Seúl acogiera los primeros Mundiales de la disciplina, el combinado asiático acumula 244 medallas. Un dominio arrollador tras el que se sitúa España, con 116 preseas. Cinco de ellas, logradas en los recientes Campeonatos del Mundo de Guadalajara (México), los mejores para la selección nacional desde 2009, cuando se subió al podio en siete ocasiones.
Un oro, dos platas y tres bronces. Un botín amplio y con mucha historia. Desde que Joel González subiera al cajón más alto en pleno corazón del taekwondo, en la ciudad coreana de Gyeongju, ningún español se había proclamado campeón del mundo. En Guadalajara, Daniel Quesada (-74 kg) cortó una sequía de once años. “España, siempre lo digo, es una gran potencia, pero llegar a lo más alto no es fácil. Desde Joel… es mucho tiempo. Aunque se tengan equipos buenos, siempre cuesta”, enfatiza el barcelonés, de 27 años, a AS. Tras él, Iván García, sin ceder ningún asalto hasta la final, se colgaba la medalla de plata en -87 kg. Antes, Jon Andoni Cintado (plata en -80 kg) y Cecilia Castro (bronce en -67 kg) ya habían estrenado la cuenta. Estos tres últimos metales, para mayor valor, pertenecen a categorías olímpicas, con los Juegos de París 2024 en el horizonte. Joan Jorquera, de 22 años y en su primer Mundial en categoría absoluta, cerraba la manita con un bronce en -63 kg.
Hacía mucho que España no se sentía tan poderosa. En los Campeonatos del Mundo de Mánchester (2019), sólo se lograron dos medallas. En los anteriores, en Muju (2017), una. En 2022, con otra cita el próximo año, en Bakú, se ha dado un golpe mundial. Antes, ya fue continental. En mayo, la Selección fue segunda en el medallero de los Europeos, con nueve metales en total. Castro (oro), García (plata) y Jorquera (bronce) ya mojaron. También lo hicieron Alma María Pérez (plata) o la subcampeona olímpica, Adriana Cerezo (bronce), quintas en Guadalajara, o Javier Pérez Polo (plata), desafortunado en el sorteo del cuadro. El madrileño partía como segundo cabeza de serie, pero, por las diferencias entre calendarios (China y Corea parten desde posiciones engañosas en el ranking, muy por debajo de su nivel real), tuvo que debutar ante el coreado Kwoon, a la postre campeón.
Una potencia imparable
Metales y puntos para la clasificación olímpica, el gran objetivo. “Nunca vamos con un número prefijado en cuanto a número de medallas. Lo que queremos es sacar el mejor rendimiento de todos nuestros deportistas y conseguir todos los puntos que podamos en el ranking olímpico, para que lleguen a París el mayor número posible de representantes”, valora el seleccionador nacional, Miguel Ángel Herranz, a este periódico. Una cosa lleva a la otra, pese a que, en los despachos, la situación no es la mejor. Actualmente, el fiscal pide más de 11 años de cárcel para el presidente de la Real Federación Española de Taekwondo, Jesús Castellanos, y varios de sus directivos por delito de fraude en subvenciones o delito de administración desleal. En México, España ha terminado como la segunda mayor potencia europea (sólo superada por Serbia el último día), la segunda a nivel mundial en categoría masculina (sólo por detrás de Corea) y la quinta en el medallero total. El ruido no llega al tapiz.