TAEKWONDO | MUNDIALES

De vuelta a la cima

Daniel Quesada, primer campeón mundial en once años, e Iván García, plata, consiguen la cuarta medalla española en México, desde donde hablan con AS.

Francisco GuascoEFE

Rara es la mañana que España no amanece con alegrías llegadas desde México. Al otro lado del charco, en Guadalajara, la delegación se dirige hacia sus mejores Mundiales de taekwondo de los últimos 13 años. En Copenhague 2009, el botín total ascendía a siete medallas; desde entonces, la barrera se ha situado en cuatro preseas. A falta de tres jornadas por completarse, la Selección ya está en dicha cifra. El lunes, Jon Andoni Cintado (plata en -80 kg) puso la primera; el miércoles, Cecilia Castro (bronce en -67 kg), la segunda. Durante la madrugada del jueves al viernes, Daniel Quesada (oro en -74 kg) e Iván García (plata en +87 kg) siguieron la estela. Quesada, además, de forma histórica, convirtiéndose en el primer campeón mundial nacional desde Joel González en 2011, devolviendo a España a esa cima que, en los 90 y a principios de siglo, era habitual (en el palmarés histórico nacional, se registran 22 oros).

“La valoración de esta semana está siendo muy positiva. Nos faltaba ese oro. En los últimos años, se están consiguiendo grandes resultados, un montón de metales, pero nos faltaba ese último paso. Iván tuvo una actuación increíble, pero el oro de Dani nos ha puesto en una nube”, explica Miguel Ángel Herranz, seleccionador nacional, a AS desde México, con la voz castigada. “Llevo forzándola unos días...”, justifica con alegría. Quesada (Barcelona, 27 años), con la 38ª presea de su carrera, tiene parte de culpa. “Qué locura. Entre que no me lo creo y que la gente me está pidiendo explicaciones... en serio, no sé qué pasó ayer”, dice el barcelonés. En los Mundiales de 2019, en Mánchester, fue bronce, pero en 2012 ya conquistó el globo en categoría júnior. Diez años después, tras superar al brasileño Edival Pontes en la final (2-0), anoche repetía oro, pero ya en categoría absoluta. En su debut, ganó al kazajo Nurkanat Kozhakhmet (2-1); en octavos, al australiano Leon Sejranovic (2-0); en cuartos, al bosnio Nedzad Husic (2-0); en semifinales, al serbio Stefan Takov (2-1). Por el camino, dos remontadas incluidas. Una, en la propia final, dándole la vuelta a un 0-4 en el segundo asalto; la otra, en semifinales, donde cedió el primero.

“En octavos me dije: ‘Hoy, aquí, no me gana nadie’. Me tenía que llevar el oro”

Daniel Quesada, oro en -74 kg

Llegaba a Guadalajara cargado de confianza y, además, en un estado de forma óptimo. “Desde el primer combate, la sensación, tanto dentro de la delegación española como en otras, era de que estaba soberbio y de que era su día”, revela Herranz, entrenador de Quesada en el CAR de Madrid (antes, estuvo en el de Barcelona) desde la primavera de 2018. “Le conozco muy bien desde su etapa de crío, coincidí en cadete y júnior, pero no empecé a trabajar con él directamente hasta entonces. La simbiosis ha sido total y estoy contentísimo”, explica emocionado. Dani, que completa su cuadro vital (”quería oros internacionales en todas las categorías”), sintió lo mismo. “En cuanto fui pasando rondas, vi que tenía tal nivel de seguridad mental y física que, en octavos, me dije: ‘Hoy, aquí, no me gana nadie’. Me tenía que llevar el oro”, revela.

Quesada, que está preparando las oposiciones a bombero, empezó a sentirse un ganador en 2009, cuando se convirtió en el primer español de la historia en proclamarse campeón continental en categoría cadete. “Fue cuando vi que podía hacer grandes cosas en este deporte”, recuerda. Tras iniciarse en el baloncesto (”es lo que practicaban mis compañeros de clase”), se pasó al taekwondo por su hermano, seis años mayor. “Probé en un casal de verano porque él lo practicaba y me encantó”, explica. Desde entonces hasta hoy, con París en la cabeza, pero sin ser una “obsesión”. Hacia ahí apunta toda la delegación. Miguel Ángel, como seleccionador, no se fijó un objetivo de medallas antes de aterrizar en México, pero sí tenía “las expectativas altas”. “Los Europeos fueron buenísimos, estratosféricos, y todo el equipo está muy arriba en el ranking. Queremos conseguir el mayor número posible de puntos para el ranking olímpico. El objetivo es llevar a todos los deportistas posibles a los Juegos”, analiza, con la sensación de que el medallero “todavía puede aumentar”. Este viernes, turno para Joan Jorquera (-63 kg), bronce europeo y segundo cabeza de serie, y Alma María Pérez (-53 kg), plata continental y, también, segunda favorita.

Daniel Quesada en la final, ante Pontes.Francisco GuascoEFE

Iván García, “un año sin sentido”

En medio de la vorágine de resultados y alegría, tanto Dani como Iván pudieron sacar un hueco para celebrar sus metales. “Justo al acabar, estuvimos un poco en una habitación con compañeros que ya habían competido”, explica García (Pontevedra, 25 años) desde México, donde ha vivido “un campeonato de locos”. De forma impoluta, sin ceder ni un asalto, superó al puertorriqueño Vázquez, al francés Yazidi, al brasileño Siqueira y al chino Song antes de caer en la final, ante el local Carlos Sansores. “Ronda por ronda, muy, muy guay. Es el mejor resultado de mi carrera deportiva hasta ahora. Después de todo, es un Mundial, algo que nunca esperas cuando empiezas desde abajo. Una vez que estás aquí, igual no te das cuenta”, valora.

“He vivido un campeonato de locos. Esta temporada no tiene ningún tipo de sentido”

Iván García, plata en +87 kg

La presente, ha sido la temporada de su explosión definitiva. Ha empezado a competir en Grand Prix y, en los Europeos, fue plata. “¡Este año no está teniendo ningún tipo de sentido!”, exclama. Antes de la pandemia, estuvo un año entrenando en el CAR de Madrid, pero, por motivos personales, volvió a Galicia, donde también cursa el grado en Ciencias del Deporte (sólo le faltan el TFG y las prácticas). “Ahí estaba más tranquilo, por si tenía que ayudar en casa, y la federación, pese a que quería que me quedara, lo aceptó muy bien. Además, los resultados han sido muy buenos. Como en casa en ningún sitio. Galicia calidade”, reflexiona con gracia. Ahora, sueña con suceder a Jean Marie Okutu, saltador español de longitud, en una cita olímpica. Okutu, debido al oficio de su padre, marinero, llegó al pueblo gallego de Marín (menos de 25.000 habitantes) con seis años. Allí nació García y desde allí apunta a los Juegos.

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