“Entrenamos para hacer historia: en un año, Europeo, Mundial y Juegos”
Con “talento y trabajo” por montera, ha logrado David Martín que España sea el único país omnipresente en la lucha por las medallas: “Ahora la ambición nos pide siempre el oro”.
Sólo existe un combinado en el mundo que, desde 2018, haya finalizado todos los campeonatos internacionales entre los cuatro primeros. Y ése es España, que venía además de una década de profunda sequía. “Ese era el gran objetivo cuando cogimos la Selección, que España estuviera en la lucha por las medallas”, reflexiona el gran artífice del resurgimiento en el waterpolo masculino estatal, David Martín (Barcelona, 02-01-1977), quien culmina: “Lo hemos conseguido y ahora la ambición nos pide siempre el oro”.
Así será en el Europeo que comienza este jueves (20:45) en Dubrovnik, ante la anfitriona y vigente campeona continental, Croacia. Y también en febrero, en los Mundiales de Doha. En ambas competiciones tiene en juego España su billete para los Juegos de París 2024. “El sueño de todos es conseguir la medalla de oro olímpica porque creo que el waterpolo español se lo merece”, asegura el seleccionador, en una charla con AS previa a unos días especialmente convulsos, por el irreparable fallecimiento el pasado lunes de su madre (DEP).
¿Se prepara distinto un Europeo, con Mundiales además en febrero, nada más comenzar el año?
Tenemos la experiencia de haber jugado un campeonato de Europa en enero (Budapest 2020), pero es cierto que nunca hemos enlazado Europeo y Mundial en la mitad de una temporada de clubes. Nos hemos preparado para que los jugadores, sin perder la forma, afronten un campeonato más largo de lo que suelen jugar a estas alturas. No es un partido de Champions, sino seis o siete de mucho nivel en dos semanas. Tenemos la suerte de que el equipo se mantiene bastante igual, por lo que nos van a servir aprendizajes del pasado.
¿Pesa mucho saber que en liza está el billete a los Juegos de París?
Evidentemente, tenemos en mente la plaza olímpica, pero la preparación va enfocada a ganar el Europeo y después, el Mundial. Si vamos con esa mentalidad, lo otro caerá por su propio peso. Los jugadores y técnicos debemos estar preparados para dar el mejor rendimiento posible ahora, creo que tenemos el talento y el trabajo suficientes como para demostrarlo y la ambición de ir a Croacia es conquistar el Europeo. Si cae ahí el billete a los Juegos, iremos con menos estrés a Doha, y si no iremos igualmente a por todas. Confiamos en que si hacemos las cosas como en los últimos años, la plaza caerá.
Cambió la sede del Europeo, a causa de la guerra, de Israel a Croacia. ¿Es un estímulo más, por medirse con el anfitrión y por el ambiente de waterpolo que habrá?
A la incertidumbre estamos acostumbrados por todo lo que vivimos durante la pandemia. Jugar en Croacia, que es una de las catedrales del waterpolo, y debutar contra el anfitrión motiva, como también ante Montenegro, porque Dubrovnik está al lado de su frontera. Nosotros queremos jugar con las piscinas llenas de público, la pena es que Israel estaba apostando por el waterpolo, y que otros países se unan también nos hace crecer, para que no estemos siempre los mismos: los países balcánicos, Hungría, nosotros…
¿Con Hungría, con la que han compartido concentraciones pero que sin ir más lejos les apeó de la final del último Mundial, tienen una relación de amor-odio?
No, con Hungría tenemos una relación de muchísimo respeto. Es una selección mítica, con un auténtico equipazo. Y sé que ellos nos tienen mucho respeto y consideración. Sabemos que si queremos jugarnos campeonatos, ellos van a estar en nuestro camino, igual que Serbia o Italia. Somos un grupo de seis o siete equipos que peleamos, aunque es cierto que Hungría ha dado un paso adelante y es una de las grandes favoritas en todos los torneos que dispute.
¿Cómo se construye una Selección tan ganadora en el último lustro?
Lo más difícil es estar siempre compitiendo al nivel más alto, estar siempre en las medallas. Alguna vez puedes caer, pero este equipo ha demostrado que es muy regular. Y para ser regular necesitas dos cosas: talento y trabajo. Estos chicos tienen el talento y trabajan muy bien. Si mantenemos esto y seguimos compitiendo como lo hacemos, algún oro volverá a caer. España está en disposición de seguir siendo una potencia en los próximos años. Ese era el gran objetivo cuando cogimos la Selección, que España estuviera en la lucha por las medallas. Lo hemos conseguido y ahora la ambición nos pide siempre el oro. Para eso estamos y entrenamos.
¿Es el momento de mayor madurez de esta Selección desde que usted es el entrenador?
Teníamos unos veteranos como Dani Pinedo, Fran Fernández, Marc Minguell, Felipe (Perrone), Albert Español o Blai (Mallarach), de esta generación que no lo había pasado tan bien, y se juntaron los Granados, Roger (Tahull), Bustos, Cabanas… Y poco a poco hemos ido introduciendo los cambios paulatinos, con la entrada de Bernat (Sanahuja) o Unai (Aguirre). La Selección se ha ido permeando, pero a la vez ha mantenido la esencia de mucho talento. Los veteranos transmiten la idea de trabajo a los jóvenes, que a su vez vienen con ese talento. Si tú esto lo mezclas bien, es garantía de éxito.
¿Ayuda para gestionar ese cóctel ser licenciado en Psicología?
Tengo la carrera, la titulación, lo cual no significa ser psicólogo, porque nunca he ejercido. Pero entre eso, mi experiencia como exjugador y la que he adquirido como entrenador intento ayudar a los jugadores para que alcancen su mayor nivel. También es cierto que yo pido ayuda externa, tanto para mí como para los jugadores, porque hay cosas a las que no puedo llegar. Lo bonito de este grupo es que estamos unidos, que nos cuidamos unos a otros y cuando vemos que hay una dificultad pedimos ayuda externa.
¿Con cuántos seleccionadores de otros deportes suele intercambiar experiencias?
Me gusta mucho compartir conocimientos con otros seleccionadores. Tengo una buena relación con Jordi Ribera (seleccionador de balonmano masculino), Max Caldas (de hockey hierba masculino), Adrian Lock (hasta el pasado septiembre, dirigía al hockey femenino). Al final te das cuenta de que todos tenemos las mismas dificultades: la gestión de un grupo de trabajo, de jóvenes con talento, con los que si lo consigues hacer bien llegas al éxito. Nos ayudamos mutuamente en situaciones que nos pueden pasar.
En vista de los resultados del pasado verano, cuando se implantó la norma del nuevo área de juego (los jugadores no pueden estar a menos de dos metros de la portería), ¿les beneficia este cambio?
Todavía es muy pronto. Es cierto que en verano nos adaptamos bastante rápido, conquistando la World Cup en Los Ángeles, y en el Mundial el rendimiento fue bueno aunque nos chocamos con Hungría. Pero será este año, una vez los jugadores ya lleven toda la temporada con esta norma, cuando se verán los pros y los inconvenientes. Quien más rápido se adapta tiene ventaja. Intentamos sacarle provecho en lo que creemos que nos beneficia y minimizarlo donde nos hace daño.
¿Qué le falta a esta Selección? ¿Acaso el Europeo y el oro olímpico, no?
Por pedir, nosotros entrenamos para ganarlo todo, para en un mismo año hacer historia y ganar la triple corona: Europeo, Mundial y Juegos. Hemos sido campeones del mundo, hemos ganado por primera vez la World League y esta generación ha tenido la miel en los labios con el Europeo, por dos finales perdidas en los penaltis, así que vamos a Croacia con toda la intención del mundo, tal como haremos después en Doha. El sueño de todos es conseguir la medalla de oro olímpica porque creo que el waterpolo español se lo merece. Trabajaremos para ello.
¿No le da la impresión de que hoy muchos más niños y niñas quieren apuntarse a waterpolo que hace unos pocos años?
Mi impresión es que está relacionado con los éxitos. En la gran época de Gemma Mengual, la gran mayoría de niñas quería hacer sincronizada, cuando el waterpolo femenino empezó a ganar medallas desde Londres se apuntaron ahí, y apareció Mireia Belmonte y con ello aumentó la natación. Evidentemente, el hecho de que el waterpolo español esté en el top mundial, tanto masculino como femenino, lo hace más vistoso y propicia que los niños prefieran jugar a waterpolo.
Y que así prospere la cantera…
Sí, aunque de todos modos en España no tenemos problemas de cantera, sino de piscinas. Me llega mucha gente cuyos hijos quieren hacer waterpolo pero no tienen piscina o club en la ciudad donde residen. Nuestro gran problema es que es mucho más fácil hacer natación, donde sólo necesitas una calle, que waterpolo, que requiere porterías, más espacio… Si conseguimos que nuestro país tenga más instalaciones deportivas para jugar a waterpolo, seremos una gran potencia para muchos años.
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