“En los Juegos, la vamos a liar”
El judo, con Niko Shera, Fran Garrigós, David García, Laura Martínez y Sara Álvarez, da forma a la tercera entrega de los ‘Encuentros Olímpicos’ de AS.
En el deporte, muchas veces, la clave está en la insistencia. En mantenerse siempre en las cercanías de la gloria. El judo, inmerso en una sequía que empezó en Sídney 2000, siente que ha llegado el momento de volver a saborearla. “Ha sido un cúmulo de circunstancias. Estos años, hemos tenido siete quintos puestos, que es el que pierde el bronce. Dicen que en el deporte la suerte no existe, y es verdad, pero a veces... Es que han estado compitiendo grandísimos deportistas. Esa generación de Barcelona y Sídney era una generación de oro, pero la de ahora también lo es. No pienso que sea por algo colectivo, sino que habría que analizar individualmente qué pasó en cada uno de los combates individuales. Yo, de vez en cuando, los veo y pienso: ‘¡Pero qué mala suerte!’. No quiero meter presión, pero espero que ellos nos venguen”, explica y desea la directora deportiva de la Real Federación Española de Judo y Deportes Asociados (RFEJDA), Sara Álvarez.
“¡Se acabó la sequía!”, se une con fuerza Niko Sherazadishvili, uno de los deportistas presentes en la tercera entrega de los ‘Encuentros Olímpicos’ de AS, una serie que se extenderá hasta los próximos Juegos (del 26 de julio al 11 de agosto) y que contará con la presencia de buena parte de los representantes españoles en la cita francesa. De la mano del director de AS, Vicente Jiménez, y del redactor jefe de la sección de Más Deporte, Jesús Mínguez, la gimnasia y el taekwondo precedieron a un judo que se atisba clave para alcanzar el objetivo de la delegación española: superar las 22 medallas de Barcelona 92, edición en la que el mencionado deporte estrenó su casillero de metales olímpicos. Además, de forma histórica. Miriam Blasco, convirtiéndose en la primera campeona olímpica de siempre para España, se colgó la primera de las seis preseas de las que puede presumir el judo nacional.
Fran Garrigós, con la confianza que le otorga el hecho de que París 2024 serán sus terceros Juegos, es uno de los motivos para pensar en el fin de la racha negativa. El madrileño, de 29 años, es el vigente campeón del mundo de -60 kg. En Doha, el año pasado, sumó el oro planetario a un palmarés asombroso, con hasta seis podios en Europeos. Sobre él no sólo reposan parte de las esperanzas del judo español, sino que también de la delegación nacional, pues entrará en acción el primer día de competición. Puede ser la pieza que inicie el efecto dominó. “Hemos hecho una clasificación muy buena, sacando medallas en casi todos los Grand Slams, y tenemos muy buen equipo”, dice para sumarse a la conversación. En su caso, un metal en los Juegos supondría completar la triple corona (oro en Mundiales, Europeos y Juegos), sólo al alcance de los más grandes. “Trataremos de ir a por ello”, no duda en lanzar.
Tras la convicción de Garrigós, se esconden meses de mucho trabajo sobre el tapiz, pero también a nivel mental. Después de los Juegos de Tokio, en lo que cayó en primera ronda pese a llegar “con muchas opciones y muy preparado”, se planteó dejar el judo. “Nos pudo un poco la presión en general. Veníamos de los Mundiales anteriores, en los que sacamos cuatro medallas, y parecía que éramos un deporte en el que se lograrían muchos éxitos”, expresa como diagnóstico colectivo. “Seguí entrenando, porque mi vida es el judo, pero me lo tomaba de otra forma, más tranquila. Cuando llegué a la primera competición y sentí que no estaba en forma, me di cuenta de que quería seguir”, revela sobre su situación particular. Siguió y se convirtió en campeón del mundo.
El gran cambio de Niko
El propio Niko Shera es otra de las opciones de medalla. Una vez más. Nacido en Tiflis (Georgia) hace 27 años, pero madrileño desde los 13, en Tokio, no pudo subirse a uno de esos podios que, antes de los Juegos, se dan por hechos. “Ha sido complicado. Ya no pienso tanto en Tokio. He aprendido y tengo que demostrarlo. Yo creo que estoy preparado”, asegura ahora, en el momento cumbre de una transición clave. Niko, un grandullón de carácter amigable, llegó a Japón como doble campeón mundial en -90 kg (2018 y 2021). En París, sin embargo, competirá en -100 kg. “Siendo dos veces campeón del mundo, cada vez me presionaba más a mí mismo, porque soy muy exigente. Creo que fue un poco de obsesión. Fuera de los Juegos, disfruté, pero durante la competición no disfruté nada. Era como si tuviera que hacer un trabajo y eso no es lo que yo siento con el judo en mi día a día”, relata sobre su mala experiencia en la pasada cita olímpica.
Entre Tokio y París, su camino tampoco ha sido sencillo. En pleno cambio de peso, en diciembre de 2022, se rompió el ligamento cruzado de su rodilla derecha y estuvo apartado de la competición nueve meses. “La lesión no me la tomé a mal”, asegura pese a todo. “Estuve cuatro meses en los que desconecté bastante de judo y me han ido bien”, recuerda. Su adaptación a la nueva categoría, además, marcha viento en popa. “Si quería alargar mi carrera, pensando de ciclo en ciclo, era mejor opción subir de peso. De lo contrario, iban a ser tres años más sufriendo. Me encuentro bastante bien y estamos pensando en alagar a los siguientes (Juegos) también. Ahora, estoy de los últimos clasificados, pero quiero estar en el top y este año voy a aprovechar para marcar la diferencia”, desgrana sobre su nueva vida. De momento, este domingo, arrancó la temporada con una plata en el Grand Prix de Portugal.
Talentos especiales
En total, el judo español tiene diez deportistas clasificados de forma virtual (el ranking olímpico cierra el 22 de junio) para París 2024. Junto a Fran y Niko, también están David García Torné, de 26 años, y Laura Martínez, de 25. El primero, el año pasado, se colgó la plata en los Europeos de Montpellier (-66 kg); la segunda, en el mismo torneo, logró el bronce (-48 kg). Los cuatro, casualidad o no, entrenan en Brunete bajo las órdenes de Quino Ruiz. “Yo entrené en Tarragona hasta los 18 y, en un momento, me sentí pequeño. Fui viendo sitios y en Brunete era donde mejor se entrenaba. Donde están los mejores es donde quiero estar”, explica David. “Cuando Quino nos dice que la sesión va a ser más suave, es raro. Siempre hay mucha caña”, completa Laura para revelar la fórmula del éxito.
La RFEJDA, como pasa en otras disciplinas como el taekwondo, abraza un modelo mixto en el que los deportistas puedan crecer tanto en clubes como en centros de alto rendimiento. “Son compatibles. Brunete viene haciendo un trabajo excelente y es donde hay más deportistas preclasificados para los Juegos y con posibilidades de medalla. Cuantos más lugares y más fuertes, mejor”, defiende Sara Álvarez. Más allá de lo estrictamente deportivo, el programa Team España del Consejo Superior de Deportes, una inyección económica de 48 millones para el ciclo olímpico a repartir entre todas las federaciones implicadas, también se ha notado en el camino a París. “El judo es un deporte caro, con una clasificación olímpica de dos años, con 28 torneos internacionales de primer nivel y 18 abiertos que puntúan. El esfuerzo más importante viene de los deportistas, pero la federación también lo tiene que hacer a nivel económico”, desgrana la directora deportiva.
Una estructura compleja para cuidar talentos muy especiales. El de García Torné, una de las posibles revelaciones olímpicas, brillará después de siete operaciones de rodilla. “Sin cruzado”, llegó a proclamarse campeón del España. “Eso me dio un poco de fuerza para seguir. Fue una época dura, pero aprendí mucho. Cuando volví a competir, era mucho más maduro. Los resultados acompañaron rápido y me empujaron”, desempolva. David es uno de esos deportistas con duende, de los que se cuelgan medallas cautivando al público. “No es sólo que gana, es cómo gana. Las redes sociales se llenan rápidamente con sus vídeos. Esa manera de hacer judo... ve caminos que el resto no”, destaca Álvarez. “Tiene un judo espectacular”, se rinde Niko Shera, ambicioso y muy seguro de las posibilidades propias y de las de sus compañeros. “Los cuatro de aquí, en los Juegos, la vamos a liar”, no duda en lazar. París, donde el judo prácticamente es deporte nacional, puede temblar.
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