El templo de Marchand y de las Guerreras es desmantelado

Allí fue aglutinando uno tras otro, y siempre envuelto en un sonido tan ensordecedor como enorme la euforia, los cuatro oros individuales -400 metros estilos, 200 braza y 200 mariposa la misma noche y 200 estilos- que convirtieron a Léon Marchand en mucho más que un héroe local: en una de las figuras, sino directamente la figura, de los Juegos Olímpicos de París 2024. Allí Pan Zhanle pulverizó el récord del mundo del 100 libre (46.40), Summer McIntosh se coronó triple campeona con 17 años o Katie Ledecky se erigió en la deportista con más oros de la historia olímpica, nueve. Y en ese mismo lugar, la tarde del sábado 10 de agosto, subió a lo más alto del podio la Selección española femenina de waterpolo; las Guerreras del Agua. Por no hablar de las historias escritas durante los Juegos Paralímpicos. Ahora ya todo es historia.

Porque La Défense Arena de Nanterre, el templo para todos esos protagonistas ya eternos de los Juegos, seguirá existiendo como pabellón. Volverá a albergar los partidos de rugby del Racing 92 parisino, cuyo césped sintético había permanecido bajo todo el montaje. Y pronto acogerá conciertazos de artistas tan diversos como Paul McCartney, Iron Maiden o Dua Lipa. Pero ya no será aquella piscina. La de la polémica, por sus 2,17 metros de profundidad. Y también la de todas esas gestas. Desde hace dos semanas y hasta el próximo miércoles 9 de octubre, se está procediendo al desmantelamiento de toda la instalación olímpica. La alberca, de hecho, ya no existe. Ni la de competición, ni la de calentamiento. Durante tres días, se procedió al vaciado de los cinco millones de litros de agua que contenía, y a su declorado, para poder verterlos al alcantarillado de la ciudad.

Ya sin agua, se están desmontando ambas piscinas tornillo a tornillo, y tratando de que ni una sola placa quede dañada, ya que se reubicarán. La principal, el escenario de la natación y las fases final del waterpolo, se trasladará a unos 30 kilómetros, a Sevran, una localidad situada al noreste de París que hasta ahora solo contaba con una instalación de 25 metros, construida en los años 70 y ya deteriorada. Y la gran noticia es que se la llamará Piscina Léon Marchand. “Lo puedo confirmar. Es una emoción increíble, el sueño olímpico continúa”, desveló su alcalde, Stéphane Blanchet, en la emisora de radio parisina Europe 1.

Igualmente se reciclará el uso de parte de la piscina donde los nadadores y nadadoras calentaban para la competición o suavizaban tras ella, y que se ubicó detrás de la tribuna de prensa -cuyos andamios, de 300 toneladas, se están desmontando también ahora-. 25 metros recalarán en Bagnolet, un municipio que limita con la capital. Quedarán otros 25 metros por atribuirse, y que de entrada se llevarán hasta los almacenes de la empresa que las construyó, Myrtha Pools. Pero no sería descabellado que acabasen en la ciudad de la natación que ha proyectado edificar en Toulouse el club de toda la vida de Marchand, los Dauphins, donde de hecho se está entrenando desde septiembre y hasta finales de año.

La inauguración de esas nuevas piscinas con aroma olímpico en Sevran y Bagnolet, prevista en ambos casos para 2026, podrá coincidir en el tiempo con la celebración de los Europeos que se disputarán ese verano en París. Concretamente en el Centro Acuático de Saint Denis, que se construyó para acoger la natación artística (donde el equipo español se ganó un bronce), los saltos y la primera fase del waterpolo olímpicos, y a su vez para que permaneciera como un legado para la comunidad y para la celebración, como será el caso, de futuras competiciones internacionales.

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