El “mago” tras un sable ‘cazamedallas’: “Contra España, saben que será duro”

Todas coinciden. “Casi todo el éxito le pertenece”, dice Lucía Martín-Portugués. “Con él, sabemos que podemos ganar una medalla olímpica”, se suma Araceli Navarro. Hablan del seleccionador español del equipo femenino de sable, José Luis Álvarez, al que califican como “un mago”. “Lo he leído alguna vez y me hace gracia. Realmente, les he enseñado un poco la táctica. Antes, competían con hambre de ganar, pero sin un plan. Yo conozco a la mayoría de las rivales y, entonces, les preparamos una buena trampa, nada más”, dice a AS sobre sus “trucos”. En los próximos días, los emplearán en los Mundiales de esgrima de Tiflis (Georgia), que empiezan este martes y se extenderán hasta el miércoles de la semana que viene.

Buena parte de las opciones de medalla del equipo español, que también llegará con un florete en forma (Carlos Llavador y el equipo femenino fueron bronce en los pasados Europeos) y una espada con ganas de sumarse a la ola, pasan por el sable femenino, en años exitosos desde la llegada de Álvarez, en 2019. Bajo sus órdenes, Celia Pérez ha sido campeona de Europa, Araceli Navarro ha logrado un bronce europeo y otro mundial y Martín-Portugués, con nueve medallas entre Copas del Mundo y Grand Prix, fue olímpica en París. Conjuntamente, al lado de Elena Hernández, también han sido podio continental. “Individualmente, tenemos opciones de medalla con las tres (Araceli, Celia y Lucía). Este año, el equipo es nuestra asignatura pendiente, pero va a depender de nosotros, ya ni del rival”, asegura “el mago” con ambición.

Tras semejante confianza, se esconden años de picar piedra. “He estado reclamando y reclamando y, esta temporada, por primera vez, tenemos todo lo que pedía”, revela Álvarez, en referencia a un equipo con acceso a preparador físico, nutricionista, fisioterapeuta y psicólogo, para partir “de igual a igual” contra el resto de potencias. “Antes, esas diferencias estaban ahí y eran muy difíciles de salvar. Fue una de las cosas que más peleé. Francia lo tiene, Japón lo tiene, Corea lo tiene... ¿Cómo íbamos a ganar nosotros sin ello? Hemos generado un equipo. Yo soy muy exigente, pero tengo que exigir sobre un cuerpo sano. Todo ha sido ajustar un montón de cosas para llegar a lo que hoy tenemos”, celebra.

El ‘método Álvarez’

Tras una destacada trayectoria como deportista, siendo olímpico en Barcelona 92, José Luis Álvarez llegó a seleccionador español “de rebote”. Se retiró en 2001 y empezó a sacar tiradores en el Club de Esgrima Leganés. Su capacidad para pulir talentos llamó la atención a nivel internacional y trabajó con México en Londres 2012 y Río 2016, con varias medallas mundiales y un diploma olímpico. Dentro de las sablistas españolas, costaba entender que, con esos resultados, no estuviera dirigiendo al equipo nacional y sí potenciando a otros países. Hasta que ocurrió. “Al final, hubo una serie de cábalas, empezó a haber jubilaciones de otros entrenadores y llegué de rebote”, resume el madrileño.

Desde entonces, los resultados han ido in crescendo. “Yo, desde fuera, veía que eran buenas, pero los resultados no llegaban”, recuerda Álvarez, que puso en práctica su método, generando esa estructura “más profesional”, haciendo que se creyeran su talento (“a veces, veía que salían derrotadas”) y forjando un carácter especial. “Todo el mundo sabe que, contra una española, el asalto va a ser duro”, resalta sobre un gen competitivo que trabajan día a día. “Soy bastante exigente. Mi entrenamiento es un poco extremo. Intentamos que se entrene como se compite. Siempre digo que no hay que ser funcionarios, hay que ganárselo todos los días. Yo no quiero ser el amigo de mis deportistas, yo quiero ser la persona que les haga campeones del mundo”, advierte. En los próximos días, ese será el objetivo.

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