España
9
Italia
12
Finalizado

WATERPOLO | EUROPEO DE SPLIT

El camino se endurece

La selección femenina de waterpolo cae ante Italia, su principal rival, y se aleja de la deseada primera plaza del grupo B en el Europeo de Split.

@RFEN_Oficial

Después del atracón del sábado (32 a 3 frente a Serbia en el debut), tocaba digestión. Se preveía pesada, engorrosa, y lo fue. Italia ya es otra cosa. Es el otro ogro en el grupo B del Europeo de Split. España, con la barriga llena, se durmió; el combinado transalpino, con hambre, sacó los colmillos y dio un bocado importante, un 9-12 que afianza su primer puesto en esta primera fase. Era sólo el segundo partido, pero, dado el nivel de ambos conjuntos en comparación con el resto, ya era decisivo. Tras un primer parcial de efímero control, la locura se apoderó de la Selección y del duelo. En aguas revueltas, Italia, muy acertada en sus intentos (50%), voló al contragolpe y España, sin pegada (25%), no aguantó el ritmo. De aquí en adelante, deberá aumentarlo para llegar con la maquinaria engrasada al momento de la verdad, que adelanta sus tiempos. El martes, toca recuperar la alegría ante Francia (13:00, TDP).

La tarde en Split arrancaba con una sorpresa que, tras lo visto frente a Serbia, entra dentro del plan. En el primer partido, el seleccionador nacional, Miki Oca, decidía dejar fuera de la convocatoria a Anni Espar, que hoy, con las ganas acumuladas, volaba en el esprint, como no, para adjudicarse la primera posesión. En cuanto a las rotaciones, frente a las transalpinas, turno para la capitana, la sempiterna Pili Peña. Maica García Godoy recogía el relevo en el liderazgo y Bea Ortiz lo hacía en el agua, con un hat-trick en el primer parcial (3-2). Sus tantos siempre suelen ir acompañados y España lo agradecía en unos primeros minutos en los que Italia vivía de las exclusiones. Después, también lo haría de esos contragolpes. Y de esa efectividad que, con una segunda manga de 2-5, convertía unas sensaciones ambivalentes en dudas (5-7 al descanso). Eran ciertas.

Bien en defensa estática, con ayudas constantes para relativizar las inferioridades, la Selección echaba de menos su habitual frescura en ataque. Y replegaba a menos revoluciones de las necesarias. Italia, sin embargo, que suele ser menos brillante en la parcela ofensiva, sacaba mucho rédito de sus ocasiones. Con su clarividencia en ataque, conseguía pasar del 2-0 al 2-2 y del 4-2 al 4-4 para empezar a mandar. Hacía click, encontraba los pasillos. No fallar en las superioridades tiene premio. Oca, que lo sabe, pensaba en la banda mientras las jugadoras italianas volaban en la piscina. Cuatro transiciones rápidas, cuatro goles (5-9). El tercer parcial mantenía la tónica, peligrosa para una España adormecida, digiriendo, que sufrió un corte.

Reacción insuficiente

Judith Forca rompía un parcial de 0-3 antes de llegar al cuarto decisivo. En este caso, el de la última oportunidad, el que requería una reacción de envergadura. Cinco goles por delante (6-11) y, sobre todo, unas sensaciones que mejorar. No se logró la primera parte, la que llevaba hacia la victoria, pero sí la segunda. Con más orden, sin mejorar excesivamente el acierto, pero tirando de orgullo. Espar, Paula Prats y Bea Ortiz reducían la brecha, incluso permitían ilusionarse con algo más, hasta que Sofia Giustini, con el 9-12 definitivo, se agarraba al liderato. El camino se endurece, pero sigue existiendo. Y, paradójicamente, la Selección, con la espina del Mundial, tiene más hambre que nunca.

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