El calvario de Carolina Marín en 2022 por culpa de su rodilla
Carolina Marín pasó por El Larguero de la Cadena SER para hacer balance de un 2022 en el que ha vuelto a competir pese al calvario de sus molestias en la rodilla.
Carolina Marín pasó por los micrófonos de El Larguero de la Cadena SER para hacer balance de un 2022 agridulce para la campeona olímpica, europea y mundial, ya que pese a que ha vuelto a competir ha tenido que lidiar con las constantes molestias en la rodilla.
Al inicio de la entrevista Marín dio posiblemente una de las mejores noticias del año para ella: por primera vez desde las lesiones ya ha podido entrenar sin dolor en la rodilla. “El día 1 salgo de Madrid para disputar los torneos de Malasia, India e Indonesia. De ánimo estoy muy contenta porque hace 15 días mi rodilla no me está dando ningún dolor, algo que sí me ha ocurrido durante este 2022 y ha sido alo frustrante. Me ha marcado mucho en entrenamientos y en las competiciones y también en la confianza en una misma. Ha sido algo desesperante en ese entido. Pero ahora estoy entrenando muy bien, con muy buenas sensaciones, así que esperemos empezar muy bien el año”.
La onubense reconoció que este hecho de tener menos dolor también se debe al trabajo que tanto ella como su equipo han hecho en los últimos meses, con algunos momentos complicados. “He gestionado este dolor en la rodilla con mucho trabajo. No hay ninguna clave, todo es trabajo. He tenido que aceptar el dolor, no me ha quedado otra. Mi rodilla no va a volver a ser la de antes, me he roto el cruzado y los dos meniscos y el menisco interno está todavía tocado porque tengo algo de rotura pero no me impide entrenar y competir, y ya con eso me doy con un canto en los dientes. Pero a veces me ponía de mal humor porque no me dejaba entrenar como quería, llegaba a mi casa de mal humor y lo pagaba conmigo misma o con mi pareja. El humor tampoco ha sido lo mejor de este año y sí me ha afectado mucho”.
Pese a este calvario de molestias, Carolina Marín negó haber pensado en algún momento en la retirada y espera seguir dando geurra en las pistas de bádminton más años. “No he pensado en retirarme. Si lo hubiera hecho, esta entrevista hubiera sido diferente, hubiera sido el final de Carolina Marín, pero estamos hablando del final de 2022 y empezar un 2023 de la mejor manera posible. En el momento en el que pase por mi cabeza dejarlo, o que ya me he cansado, el no puedo más o el no disfrutar de lo que hago, saldrá en todas las noticias que Carolina Marín cuelga la raqueta. De momento no ha llegado ese momento y espero que quede mucho”.
Para Carolina Marín, 2022 ha sido un año de altibajo con alegrías como el poder volver a competir pero con la pena de las constantes molestias en la rodilla tras su lesión. “Valoro 2022 con altibajos pese a ganar el Campeonato de Europa. Lo bueno es que puedo seguir jugando a bádminton, ningún jugador ha superado dos lesiones graves de rodilla. Con poder entrenar y competir estoy satisfecha después de tanto trabajo. Pero ha sido un año complicado po el tema del dolor en la rodilla y el acabar aceptándolo. En cuanto a resultados, he conseguido un campeonato de Europa, también con dolor y con malos momentos aunque nadie lo sabe. Pero durante el resto de torneos quería haber logrado mejores resultados. Aunque en esta parte final del año me he sentido mejor de la rodilla y también de sensaciones. Pero me quedo con las cosas buenas y con afrontar 2023 con ilusión”
Un episodio que refleja el calvario vivido por Carolina Marín tuvo lugar durante los Campeonatos de Europa de Madrid, donde pese a ganar el título, pasó un momento agónico antes, durante y después de su partido de semifinales. “En el campeonato de Europa no todo fue un camino de rosas. Era mi primer torneo tras la lesión y jugar aquí en España y te autopresionas porque quieres ganar jugando en casa. Quería disfrutar del torneo pero no pude disfrutar mucho, solo en algunos momentos de la final. Después de esa semifinal Manoli, mi médico, tuvo que venir al hotel a quitarme líquido de la rodilla porque la tenía tan inflamada que no me dejaba doblarla para poder jugar la final y no tener ese dolor de la semifinal. Tácticamente fui más inteligente y no tuve que recurrir a la parte física, si no lo hubiera pasado mal. En las semifinales tuve que dejar de calentar porque sentí que la rodilla no daba para más. Mi entrenador me dijo que si nos retirábamos y yo le dije que ni de coña. No sabía cómo saldría el partido. Mi madre no supo esto hasta después del partido y luego me dijo: ‘Vaya esfuerzo has hecho’, estoy orgullosa de ti’. Le dije lo que pasé antes y durante el partido y lloró. Estaba orgullosa de mí”.