SUMO

El ascenso de Onosato, el prodigio del sumo

El joven, de 23 años, se proclamó campeón del torneo Natsu Basho en Tokio ante el clamor de 15.000 personas que vibraron con la nueva esperanza japonesa. AS visitó el estadio Kokugikan.

Japón ya tiene a su nuevo príncipe del sumo. Onosato ganó el torneo Natsu Basho en Tokio, ante las 15.000 personas que gritaban y llenaban a rebosar el Kokugikan Arena. Es el gran estadio de Ryogoku, ese barrio en el que es fácil encontrarse con los rikishi (luchadores) en un Seven Eleven o un Lawson, de compras con sus kimonos. Lo hacen en los descansos del establo, el gimnasio en el que viven de manera casi ascética para ser leyendas de un deporte que existe hace 1.500 años. Allí, el más joven hace la comida. Es la tradición, la base de todo este deporte que tiene origen en la religión sintoísta.

Los rikishi son casi mitos en Japón y Onosato Daiki es la esperanza. Tiene 23 años, una edad muy temprana para el sumo, y posee un físico asombroso. 1,92 de altura, 181 kilos de peso y una agilidad espectacular. Las cámaras de la televisión NHK siempre enfocan a Onosato cuando salta al dojo, en la grada se escuchan repetidos “¡ooooh!” ante su figura y los patrocinadores invierten sus ‘banners’ en las peleas de Onosato, especialmente en la última ante el reconocido Abi, al que derrotó con un oshikishi (empujón frontal). Y así ganó el título.

“Hasta 60.000 euros se puede embolsar en un solo combate, depende de cuántos cartelitos (banners) saquen antes del choque, que tal vez dure menos de un segundo si hay una mala salida o caída, los legendarios son los que se alargan”, explica para AS Harumi, que hace de guía en el Kokugikan. Difícilmente se ven combates más de 30 segundos, porque el sumo es explosividad: una salida y se resuelve al derribar al rival o sacarlo del dojo, a veces con caídas espectaculares, que hacen temer por las personas que se sientan en los boxes más cercanos al combate. Onosato es la mezcla perfecta: explosivo y técnico.

Onosato recoge el trofeo de campeón.STRAFP

Cada año se realizan seis torneos de sumo en Japón (tres en Tokio, y en Osaka, Fukuoka y Nagoya) y el formato siempre es el mismo. 15 días de competición, 15 combates. Uno por día. El que más victorias tiene se lleva el triunfo. Esta vez, Onosato hizo 12-3 y lideró la clasificación en un torneo en el que arrancó con su victoria ante el mongol Terunofuji, el yokozuna actual del sumo, que terminó retirado.

Victoria ante el yokozuna

¿Y qué es el yokozuna? Es una especie de líder de supremo del sumo, el estatus más alto. Lo fue Akebono, el histórico hawaiano que ha fallecido este año, y ahora es este mongol, que se lesionó de las costillas y el tobillo. Sin él, todo el foco del torneo se fue a Onosato, entrenado por otro yokozuna como fue Kisenosato, en el establo Nishonoseki de Nagoya. “Es un gran honor estar allí”, dice Onosato. Y de eso va el sumo: de honor, respeto y jerarquía.

Onosato lleva solo un año en la máxima categoría, la Makuuchi, y en este torneo era la primera vez en la que se pudo hacer el tradicional moño del sumo, su cabello había crecido lo suficiente. Otra señal de respeto para el príncipe del sumo, que fue poco a poco liquidando a rivales de prestigio y con más rango. El es komosubi, y ganó a rangos mayores, arrasando las jerarquías. A sekiwakes (Abi), ozekis (Kotozakura) y al gran yokozuna.

Onosato, de nombre original Daiki Nakamura, generó expectativas desde su época universitaria. “Es lo más esperanzador que ha ocurrido en décadas”, dicen sobre él en los alrededores del Kokugikan, donde cientos de curiosos esperan a ver su entrada. Impecable, con su kimono azul. Ya era ídolo como amateur, ganó el campeonato mundial de sumo y tuvo el título de yokozuna aficionado. En 2023 adquirió su nombre de luchador, Onosato, que incluye el kanji japonés que significa `genial’. Todavía tiene mucha historia por recorrer.

De momento, ya ha hecho feliz a la gente de Ishikawa, su prefectura, que en enero vio como un terrible terremoto devastó muchos hogares. “Les he dado una alegría”, cuenta el rikishi prodigio, que también ya ha protagonizado algún escándalo. Cosas de la fama.

“Kisenosato me dijo que este aún no era mi lugar”. Pero Onosato ya está en lo más alto del sumo. “Ahora quiero ganar los torneos, con 13 o 14 victorias. O ganar todo y ser un luchador de sumo aclamado en Japón”. Porque los rikishi en Japón son eso: leyendas. Y ese es el camino de Onosato, del que ya se venden posters, camiseta, figuritas…. El mundo del sumo esperaba un rey nipón, que puede haber llegado.

Los rangos del sumo

  • Yokozuna (sueldo, 360.000 euros al año)
  • Ozeki (sueldo, 300.000 euros)
  • Sekiwake (sueldo, 216.000 euros)
  • Komosubi (sueldo, 216.000 euros)
  • Maegashira (sueldo 168.000 euros)
  • Los rikishi también cuentan con gastos para desplazamientos y cobran cantidades en cada combate, según los patrocinadores que haya.

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