SALVAMENTO Y SOCORRISMO
Eduardo Blasco: “Quizás a nuestro deporte no le vendría bien ser olímpico”
El vasco, afincado en Fuerteventura, ha logrado el oro en el Mundial de Salvamento y Socorrismo, en categoría 4x25m, celebrado la pasada semana en Australia. Además, colabora con ONGs salvando a inmigrantes que llegan a las costas de Europa.
Eduardo Blasco (Donostia, 1994) se ha colgado su segundo oro en un Mundial de Salvamento y Socorrismo. Hace dos años lo consiguió en Italia y hace una semana, en Australia, en categoría 4x25m. Atiende a AS para contar cómo ha vivido este nuevo triunfo y repasar lo que hace más allá del deporte: ayuda a ONGs en las tareas de rescate de inmigrantes en las costas y en otras misiones. De hecho, todavía con la medalla colgada en el cuello, en los próximos días viajará hasta el Sahara para una unirse a una de ellas.
-¿Qué significa este oro en el Mundial para usted?
-Es una medalla importante porque se consigue en Australia, ya que la natación se vive de otra manera y tiene mucha más repercusión que en Europa y España, que prácticamente no tiene. Además, se celebró en Gold Coast, que es un lugar emblemático y hacía 100 años que no se hacía allí. El primer Mundial que gano en Italia es muy importante, pero este ha sido más especial por esto.
-¿Ha tenido el tiempo suficiente para prepararlo, teniendo en cuenta la labor humanitaria que también realiza en Canarias?
-Sí que estaba preparado físicamente, pero me notaba en algunos momentos muy desadaptado y ha influido en mi manera de afrontar la final. No se bate el récord de España por eso, aunque psicológicamente me vi bien y eso jugó a mi favor, ese factor marcó la diferencia.
-¿Se nota en su rendimiento tanto físico, como sobre todo mental, el que se enfrente a situaciones límite en el salvamento de inmigrantes?
-Totalmente. Mi vida la puedo dividir en tres: el deporte, los rescates en zona de conflicto y el tema académico. Los dos ajenos al deporte me vienen muy bien porque estoy sometido a una presión y un estrés que no se vive en el deporte. Cuando estoy haciendo un trabajo de campo en Gaza o un rescate estoy sometido a una situación en la que el nivel de compromiso y nervios es muy superior al de una competición. Lógicamente eso juega a mi favor, aunque hay que tener cuidado con este tipo de actividades para que no te afecten psicológicamente. Recuerdo cómo lo vivía cuando era más niño y no tiene que ver con cómo lo vivo ahora, con las experiencias que he tenido.
-¿Qué nota le pone a España en este Mundial, donde se ha superado a naciones como Gran Bretaña, Sudáfrica o Estados Unidos?
-España tiene una progresión muy positiva y el Consejo Superior de Deportes (CSD) debería apoyar mucho más a esta generación porque a la larga vamos a tener unos resultados muy buenos. Al final somos un país de costa y muy turístico y tener una buena delegación es positivo a todos los niveles. Tener un resultado como el de este Mundial puede ayudar a todo ello.
-¿Podría convertirse también en disciplina olímpica?
-En Australia es deporte nacional, como puede ser el fútbol en España. Sin embargo, aquí no se practica. Lo primero, habría que ver si nos interesa estar como deporte; y segundo, de ser así, ¿debería ser como parte de la natación o no? Y es que hay en lugares que está integrado y en otros, no. La realidad es que el seguimiento del deporte olímpico en España no es muy alto, salvo los días de los Juegos. Es que, de hecho, también pasa hasta dentro del propio fútbol, que solo se habla de Barça y Real Madrid y poca gente puede conocer al lateral derecho de un equipo de la zona media-baja, por ejemplo. Todo esto puede estar relacionado con las pocas medallas que se han tenido en los Juegos, respecto a otros países que son muy parecidos a nosotros en cuanto a población.
¿No sería más interesante no entrar en ese círculo de pasar de ser nada a ser nadie y solo contentarte con aparecer 10 días en la televisión a ser un deporte que tenga la capacidad de rescatar, de salvar, de proteger a nuestras costas, de repercutir en nuestra economía…? De ser olímpico estaríamos en un saco enorme con algunas disciplinas que tienen menos licencias, incluso, que nosotros, por lo que podría ser más llamativo tener una competición entre la cantidad de socorristas que hay. Lo que hay que buscar es diferenciarse para avanzar, esa es mi reflexión más que mi opinión. Quizás no nos vendría bien ser olímpicos.
-¿Cómo llega ese impulso para echarse al mar y ayudar a las ONGs a salvar la vida de los que llegan a las costas de Canarias?
-Estoy muy comprometido con los Derechos Humanos desde que era un chaval. Hice Derecho, ahora estoy estudiando Humanidades para tener un bagaje cultural mayor y estoy trabajando en una tesis doctoral sobre DDHH. Es algo que llevo dentro, tenía claro que quería ayudar y me di cuenta que de manera teórica era muy difícil, por lo que decidí hacerlo de manera directa, ya que soy nadador. Puedo salvar a alguien y ayudar. Y, además, voy a aprender de dónde vienen, por qué lo hacen… Probablemente si no lo hubiera hecho, no tendría el conocimiento sobre la situación que tengo ahora. Estoy muy contento, no solo porque salvo a la gente, sino porque aprendo mucho.
-Usted que conoce mejor que nadie lo que ocurre, ¿cómo cree que podría solucionarse esta grave situación, teniendo en cuenta que estamos en récord de llegadas a España este año?
-Es una sola frase no sería capaz. La solución está en el origen, pero hay que tener en cuenta varios factores: el subdesarrollo provoca un desamparo absoluto, hay que estudiar cómo debemos de dejar de ‘sangrar’ a algunas naciones para que se puedan recomponer -sin que sea garantía de nada- y hay que intentar soltar esas ideas colonialistas y permitir que sean soberanos en sus naciones. Otros países tienen otros problemas como conflictos armados o una gran pobreza, por lo que deciden huir. Yo estoy a favor de la regulación de la inmigración para protegerles a ellos, algo que es totalmente compatible con salvarles la vida a toda costa. La polarización en ese tema es muy peligrosa porque se abandona la lógica. El que por diversos motivos se convenga que se tiene que quedar tiene que ponerse a trabajar, gravar impuestos… que sea uno más y sea una integración real, esto será bueno para todos, tanto para ellos como para nosotros. Al final tenemos que tener unos mínimos de empatía y coherencia para saber si es sostenible o no, por lo que se debe trabajar en ello porque está muriendo mucha gente.
-¿Tiene pensado dejarlo?
- Nunca. Mi trabajo, que ahora es físico, acabará siendo académico. A la larga, espero tener esa visibilidad y aplicar esas ideas que son en las que creo. Este es el inicio.
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