JUEGOS PARALÍMPICOS PARÍS 2024

Dani Molina consigue el único oro que se le resistía

El triatleta volvía a unos Juegos veinte años después y ganó la única medalla de oro que le faltaba tras ser pentacampeón del mundo y hexacampeón de Europa. Nil Riudavets, bronce en PTS4.

París

La medalla más madrugadora del triatlón fue la de Daniel Molina (Madrid, 1974), que se colgó un oro, con un tiempo de 1:05:24 y una épica remontada en el último segmento, el de la carrera a pie. El pentacampeón del mundo de triatlón y el hexacampeón de Europa cumplió todas las expectativas y ya tiene la única medalla que se le resistía —terminó tan sobrado que entró a la meta con la bandera de España en las manos—, confirmando su hegemonía. Esa que se ha labrado con mucho esfuerzo, especialmente desde que un accidente de moto, con 22 años, casi le cuesta la vida. Tuvieron que trasladarle del Hospital de Guadalajara al Ramón y Cajal. Aquel fatídico 28 de mayo perdió parte de la pierna derecha y ahí aprendió a remontar. Pasó por 14 operaciones y un año de rehabilitación para volver a andar y lo siguiente fue nadar. Su peso se había disparado hasta los cien kilos.

Dani debutó en Atenas 2004, pero el trabajo relegó el deporte a un segundo plano, hasta que se coronó campeón de España de 200 y 100 metros espalda compitiendo contra personas sin discapacidad. Eso fue gasolina para él. Quería más. En 2011 se hizo una prótesis para apostar por la bici y el atletismo y, prácticamente en un año, comenzó su conquista en el triatlón. El madrileño, afincado en Guadalajara, se presentó en unos Juegos dos décadas después, porque su categoría no estaba en el programa, y tras superar una grave infección en la rodilla. “Han sido 20 años por un desierto muy duro en el que hemos sufrido muchísimo. Veíamos como otros deportistas llegaban y nosotros nos quedábamos en casa. Yo sabía que cuando llegara mi momento, en cuanto me dejaran competir, sería campeón paralímpico. Ha merecido la pena. Hoy es el día más feliz de mi vida deportivamente hablando”, confesó el triatleta, que aún no sabe dónde colocará su primera medalla: “Hay que guardarla muy bien y que todo el mundo lo vea cuando venga a casa. Es algo de lo que hay que presumir”.

Él tenía una corazonada. “Sabía que venía a ganar un oro. Además, se ha juntado todo, porque ayer se iba mi familia, pero cancelaron todos los vuelos. Y de repente, en la bici, les he visto a todos ahí”, dijo ilusionado, ni siquiera las condiciones del Sena le perturbaron: “No es tan duro. Yo estoy acostumbrado a nadar en cualquier sitio, en una charca, en un río, en un lago, en un pantano, en el mar... Para mí el agua es agua. Sí ha habido una cosa que no nos ha gustado, que es meterte en la cama sin saber si vas a correr. No duermes, no descansas... Estás acostado y mirando el reloj. La organización debería mirar más por los deportistas”.

Nil Riudavets se rehace con el bronce

El festín del triatlón no se acababa. Ahí se sumó el bronce de Nil Riudavets en categoría PTS4 masculino. Riudavets, segundo en los Europeos de Madrid el año pasado y cuarto en los Mundiales de Pontevedra, sufrió para superar al francés Pierre-Antoine Baele aunque finalmente se hizo con la medalla de bronce tras terminar la prueba con un registro de 1:01:10. El oro fue para el francés Alexis Hanquinquant con un tiempo de 58:01 y la plata para el estadounidense Carson Clough con un registro de 1:00:47.

Nil es el Ave Fénix del triatlón español. Tuvo un accidente hace cinco años mientras practicaba triatlón, un choque frontal en su bicicleta, por el que perdió el brazo derecho. Momento en que se juró que no volvería. Sin embargo, se reconcilió con la vida y con el deporte. “Podía haber perdido perfectamente la vida y, por suerte, solo se llevó mi brazo derecho. Tuve que adaptarme a la situación y pasar el duelo. Estuve tres años odiando todo lo que era deporte, pero conseguí perdonarme e intentar ir a los Juegos”. Y en esta nueva oportunidad se ha colgado su primera medalla.

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