BÁDMINTON

Unas muletas de leyenda: de Carolina Marín a Carvajal

La campeona olímpica, tras su operación de rodilla, recibirá el Premio Princesa de Asturias ya sin muletas. Las ha heredado el jugador del Madrid.

Cuando Carolina Marín se imagina en el escenario del Teatro Campoamor de Oviedo recibiendo el Premio Princesa de Asturias de los Deportes, su piel reacciona. No puede contener las emociones. “Aprovecharé para seguir devolviendo todo el cariño que estoy recibiendo”, adelanta durante su visita a AS. La campeona olímpica llegó este martes a tierras asturianas, donde fue recibida en el Hotel de la Reconquista, y se trasladó en furgoneta para que le cupieran todos sus vestidos. “Me hubiera ido en tren o en avión, pero me llevo tantas cosas... Además del vestido para la gala, también están los vestidos para los otros días, el resto de ropa, etc. Y viene mi madre con toda su ropa también (risas), explica en uno de los momentos más divertidos de su paso por la redacción, a pocas horas de iniciar su trayecto hasta Oviedo.

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Esta semana será una de las más especiales en la vida de Carolina. Así lo siente. Y así la ha preparado. “Conseguir el vestido (para recoger el premio) también supuso mis nervios”, admite. “Me costó lo mío apostar por uno. Primero me probé uno dorado, pero no me convencía con mi color de piel ni para esa noche. Luego me probé otro y dije: ‘Este’. La tela es preciosa y me lo han hecho para ese día desde cero”, revela manteniendo en secreto los detalles. Al escenario, además, Marín, fiel a sus milagros, ya subirá sin muletas, algo que parecía imposible. Ahora, las muletas que utilizó están en manos de Dani Carvajal, operado por el mismo doctor que Carolina, Manuel Leyes, por cuyas manos también pasaron Militao o Courtois. De leyenda a leyenda.

Carolina Marín, durante su visita a AS, ya sin muletas. JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

En Carolina, más allá del testigo simbólico de las muletas, Carvajal tiene un espejo en el que mirarse. El jugador del Real Madrid, operado el pasado 11 de octubre, tiene ante sí el reto de superar la lesión más grave hasta el momento en su carrera: rotura del ligamento cruzado anterior, rotura del ligamento colateral externo y rotura del tendón poplíteo en su pierna derecha. Marín, por su parte, en los Juegos Olímpicos de París, se rompió el cruzado y los meniscos. Para la campeona olímpica, fue su tercera lesión grave de rodilla. En 2019, ya se rompió el cruzado de la derecha (la misma de ahora). A dos meses de los Juegos de Tokio, a los que no pudo acudir, sufrió la misma lesión de ahora, pero en la izquierda. Con su lema, ‘puedo porque pienso que puedo’, volvió y rozó la medalla en París.

Ahora, Carolina emprende un trayecto conocido, aunque de una forma distinta a las anteriores. “En mis anteriores lesiones, no pude evitar comparar. Metí mucha presión a mi rodilla para volver a tiempo. Ahora, no. Lo he querido enfocar de una forma diferente. Lo que me tenga que pasar, que pase. Si va bien la cosa, estaré contante. Si no, haré otras cosas. Afortunadamente, la vida me está abriendo muchos caminos”, confiesa Marín, que está aprovechando el tiempo para, principalmente, estar con su familia y en su tierra, Huelva. Carvajal, en cambio, afronta una recuperación desconocida. “Ya ha pasado una semana desde la intervención, con momentos dolorosos, noches largas y sensaciones difíciles de gestionar. Pero a la vez me he sentido muy fuerte y amado por todo mi entorno. Una semana menos”, fue el primer mensaje del jugador del Real Madrid. Carolina le puede señalar el camino.

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