Bustos, la sonrisa de una España con ganas de semifinales
El waterpolista madrileño, que lleva en Barcelona desde los 19 años y con David Martín desde 2014, destaca la “ética de trabajo” y la “ambición” antes del duelo de cuartos ante Francia (12:30, Teledeporte).
Sin hacer excesivo ruido, lejos siempre de las estadísticas goleadoras y con un rol de comodín en la Selección masculina, Alejandro Bustos es un indiscutible de la España de David Martín, vigente campeona mundial y con todas las de la ley para soñar con un doblete que ya se logró en los Mundiales de Perth, en 1998, y en Fukuoka, en 2001. La historia es circular y caprichosa, por lo que la ciudad japonesa vuelve a aparecer en el mapa del waterpolo español. La primera piedra se debe poner este martes a las 12:30 (Teledeporte) ante Francia, un país que ha crecido con la inversión realizada en su ciclo olímpico, pero que está lejos de la dimensión española, difícil de alcanzar. Las sensaciones de la Selección son inmejorables. Tras los cuartos, Hungría esperaría en semifinales. Una final anticipada.
Con jugadores con el carisma mundial de Felipe Perrone (”es una persona diez y un jugador de mil. Es increíble ser su amigo y compartir tiempo con él”) o con la calidad de Alberto Munarriz, pero también con actores secundarios pero imprescindibles como Bustos, la Selección ha ido construyendo un equipo ejemplar. “David ha inculcado una ética de esfuerzo muy alta. Él es un gran entrenador y una buena persona. Sabe llevar la gestión de los roles, de los egos… Es increíble, es fundamental y tiene perseverancia en todo lo que hace. Hemos vivido muchas cosas de la mano”, explica Bustos.
Su camino se unió al del seleccionador en Estambul, en el Mundial juvenil de 2014 en el que España perdió la final en los penaltis ante curiosamente Hungría. En aquel joven equipo había tres jugadores troncales ahora en el equipo nacional, como son Roger Tahull, que fue MVP y que en 2016 con apenas 18 años ya fue a los Juegos de Río, Sergi Cabanes y Bustos, que en 2018 se integró en la Selección y ha estado presente en todos los éxitos. “Siempre entrenamos a tope, cada día tenemos la ambición y la motivación para estar en lo más alto. Creo que los rivales nos tienen más respeto, llevamos mucho tiempo estando arriba”, advierte Bustos.
La historia de Bustos es común en el waterpolo madrileño desde los años 80, cuando jugadores capitales de la anterior generación de Oro, como Jesús Rollán, Chava Gómez o Miki Oca, dieron el salto a Barcelona muy jóvenes, sin que clubes de Madrid pudieran garantizarle un futuro competitivo. “Empecé a jugar con ocho años por mi hermano en el Ondarreta Alcorcón”, asegura el boya, que puede actuar en distintas posiciones. Con 19 le tocó tomar la primera decisión importante de su vida. Una oferta del Atlètic-Barceloneta se cruzó en su camino. “Es un tren que no se puede dejar escapar”, pensó Bustos, que encontró en el apoyo de su familia el mejor respaldo para dar el paso. Ya en el club marinero, jugadores como Munarriz, Fran Fernández, Minguell o Larumbe lo acogieron con los brazos abiertos.
“Hubo altibajos, pero en ese aspecto cuando peor estaba más necesité a la familia y a los amigos. Y me ayudaron. Jugaba poco, pero este tipo de decisiones las debes mirar a largo plazo. Entrenaba con los mejores y eso me hacía a mí progresar. Sabía que era un maratón. Logré hacerme mi sitio, no hay nadie insustituible, y conseguí estar en la Selección”, añade Bustos, que alcanza la madurez con una sonrisa en la cara. “Soy alegre, aporto vitalidad”, explica. La vitalidad de una España que quiere mantenerse en el podio un campeonato más.