Arabia quiere el fútbol sala

Cristiano Ronaldo, Benzema, Kanté, Neymar… Solo por poner un ejemplo de los nombres más sonados que en el caso del fútbol, como en buena parte del deporte en general, hicieron las maletas con destino Arabia Saudí, un país cuya apuesta por el deporte no conoce límite, como tampoco parece tenerlo su presupuesto… Y más allá del fútbol, el golf, el ciclismo, el motor, las MMA y un largo etcétera, ahora asoma en el horizonte de los petrodólares todo un caramelo: el fútbol sala.

Y es que lo que empezó en este mercado estival con los fichajes estrella del portugués Pany Varela (Al Nassr) y el brasileño Douglas Jr (AlUla), culminó antes del Mundial con la incorporación de Cléber a la liga saudí. No hay dos sin tres. La operación supuso todo un golpe moral para el Palma Futsal, que se encontraba en plena reconstrucción de la plantilla para la próxima temporada tras las salidas de piezas clave como Chaguinha, Rómulo, Vilian, Moslem y Tayebi. Cléber, también fundamental en las dos últimas Champions e Intercontinental ganadas por el club balear, puso rumbo hacia Arabia después de que el Al Qadsiah (club que en fútbol dirige Míchel y en el que juegan Aubameyang y Nacho) depositara los 200.000 euros correspondientes a la cláusula de rescisión del brasileño.

“Otra vez tocará reinventarse y hacer frente a la marcha de jugadores importantes sin que el club pueda hacer nada”, explicaba resignado el Palma Futsal en su comunicado oficial, después de conocer la sorprendente y repentina marcha de un Cléber que el año pasado había renovado su compromiso con el equipo hasta 2028. Para colmo, el conjunto español rechazó ofertas por el ala brasileño por parte de clubes de primer nivel europeo, por lo que esta noticia supone un jarro de agua fría. Los petrodólares del Al Qadsiah, cuyo propietario es Aramco, ni más ni menos que la mayor petrolífera del mundo, pesaron demasiado.

¿Una cortina de humo?

Pero, ¿qué hay detrás de todas estas decisiones? Para conocer si verdaderamente existe un interés por hacer crecer este deporte o si todo se trata de caprichos económicos, AS contacta con Andreu Plaza (65 años), exentrenador del Barça que llegó a Arabia hace tres años para dirigir a la selección de fútbol sala del país, que no ha jugado el Mundial. “El fútbol sala en Arabia todavía está en fase embrionaria. La primera competición reglada fue hace unos cinco años, y todos los jugadores provienen del fútbol, por lo que nunca antes habían practicado futsal. Su situación personal hace que no se dediquen profesionalmente al deporte, ni a este ni a casi ningún otro en el país. El nivel es bajo, muy bajo. Está lejos de ser un deporte que pueda arraigar en el país”, expone el de Girona.

Más allá del carente nivel competitivo de los jugadores locales, Plaza se moja sobre la evolución que puede experimentar el futsal árabe en próximos años con la llegada de estas estrellas: “Los extranjeros, un poco como pasó en el fútbol, creo que pueden hacer crecer la liga. El nivel aumentará. Con ellos, los equipos serán más estructurados, tendrán más entrenamientos… Los saudíes verán este deporte de otro modo, practicándolo con gente más capacitada y profesional y eso ayudará al crecimiento de la liga, pero todavía no hay ningún tipo de idea para formar jugadores, ningún equipo tiene base. No existen categorías inferiores en los equipos de primera división. Y la Segunda es ficticia, porque la competición la hacen en tres fines de semana. Falta mucho y no creo que en los próximos años vaya a cambiar demasiado”.

Pese a esos inconvenientes que señala Plaza, la inversión a gran escala de Arabia no se detendrá. “La idea que tienen es traer a los mejores, pagar cláusulas y lo que haga falta. El dinero aquí no es un problema y se está demostrando. Y todavía no han terminado, porque sé que van a venir más jugadores europeos o brasileños antes de que se cierre el mercado. Esta será la tónica en los próximos dos o tres años. Creo que este no es el camino para evolucionar un deporte”, reflexiona Andreu sobre un país donde el dinero todo lo puede: “Además de lo económico, el futsal árabe pocas cosas puede ofrecer. El país tiene muchas limitaciones. Es bastante cerrado a cualquier tema que no sean sus costumbres y su forma de ver la vida. Atractivo para vivir aquí no tiene”. ¿Compensarán los petrodólares la cruda realidad?

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