“Podríamos haber salvado las vidas de Fernández Ochoa y Rollán”

En el Museu Olímpic i de l’Esport Juan Antonio Samaranch se respiró este martes, conforme caía el sol tras la mágica montaña de Montjuïc, entre amargura y esperanza. Desencanto, ilusión y un enorme espíritu reivindicativo. Y, sobre todo, sinceridad a mansalva. Los protagonistas de la mesa redonda ‘Deportistas de elite y salud mental’, enmarcada en el XV Fòrum Olímpic-Memorial Romà Cuyàs, repasaron el estado de la gestión emocional, que ha mejorado en los últimos años pero que sigue teniendo un vasto camino por recorrer.

Campeones olímpicos como Jordi Sans y Gervasio Deferr, oros mundiales como Iris Tió, y una finalista igualmente en Juegos como Almudena Cid, del waterpolo a la gimnasia pasando por la natación artística, en el foro organizado por la Fundació Barcelona Olímpica y deliciosamente moderado por la mítica periodista Paloma del Río se puso el acento sobre la escasa, o nula, preparación psicológica que reciben los deportistas de primer nivel para el día después de abandonar la alta competición. “Ningún psicólogo de los que pasaron por mi carrera me habló de la retirada. Aquí quieren que seas el mejor, no que seas feliz”, lamentó Deferr, que cayó en la adicción al alcohol por no manejar bien esa vida tras una carrera repleta de éxitos.

“El COE es la entidad que más se está fijando en las retiradas traumáticas, aunque estando en 2023 ya es tarde. Podríamos haber salvado vidas como las de Blanca Fernández Ochoa y Jesús Rollán. Con esos primeros casos tendríamos que habernos puesto las pilas”, aseguró crudamente el exgimnasta. “O la de Yago Lamela”, añadió Cid. “Los compañeros de Selección nos sentimos un poco culpables, y no lo somos, con Jesús”, terció el Chiqui Sans, integrante de la primera gran Generación de Oro del waterpolo masculino español. “A mí me pasa lo mismo con Blanca”, admitió Deferr, a quien unía una estrecha amistad con la esquiadora.

“Los deportistas tenemos un problema que son las tres D: demasiado pronto, demasiado intenso ganes o pierdas y demasiado largo. Hay quien lo gestiona bien, quien no sabe gestionarlo y quien directamente no lo gestiona, los casos más graves”, zanjó Sans.

“Un deportista no está preparado para pedir ayuda”, alertó Cid, quien añadió: “Cuando besé el tapiz en Pekín-08, me llamó Jaime Lissavetzky, que era entonces el secretario de Estado para el Deporte, para decirme que ahí estaban para lo que necesitara. Nunca supe cómo gestionar esa llamada”. “Una vez te retiras, vas al médico y no tienes historial a pesar de tus mil lesiones deportivas, vas al CAR y te piden el DNI para entrar cuando es tu casa”, relató.

Pasó la gimnasta por varios estadios incluso contando ya con ayuda emocional. “Estuve trabajando hasta el año 2000 con un psicólogo que me generó más dependencia que autonomía. Hasta los 22 años no manifesté mi miedo a competir, y fue una liberación. Tenía pánico al fallo”, confesó. “Yo tuve una psicóloga para preparar el Mundial de Fukuoka, el pasado verano, que me fue genial porque antes de la competición me hago pequeña”, reconoció por su parte Iris Tió. “Yo fui adicto a la adrenalina del deporte. Te vienen los dioses del Olimpo y se te llevan, pero hay un momento en que esos mismos dioses te dejan caer”, culminó Sans.

Ni siquiera una vez encarrilada la vida después del deporte desaparecen los fantasmas para estos históricos deportistas del olimpismo español. “Mi objetivo desde pequeño no era ser campeón olímpico, sino serlo en suelo. Es una pena que me acompañará toda la vida, ahora ya somos amigos y lo entiendo, aunque han tenido que pasar muchísimos años”, explicó Gervi. “Yo creía que había hecho una labor fantástica para cuando dejara de jugar, hasta que mi entorno más cercano me dijo que no era el mismo”, evocó Jordi Sans.

Y reconoció en ese sentido Almudena Cid: “Tuve que pasar mi momento personal más difícil hace dos años, mucho después de haberme retirado, para acabar de dar la vuelta y entender que mi valía no dependía de los resultados, sino de mí. Es ahora cuando he cerrado mi etapa deportiva, 15 años después”. “Nosotros nos retiramos y no tenemos paro. Personas que representamos a un país, que alentamos la práctica deportiva, no cotizamos en la Seguridad Social. Yo empecé a cotizar en 2005 porque mi madre me aconsejó que me hiciera autónomos con mis 1.000 euros de beca deportiva”, denunció la exgimnasta, que trabaja con la asociación El último vestuario, para apoyar a deportistas sobre ese temido día después.

“En Estados Unidos seríamos héroes nacionales, pero aquí no somos nadie”, espetó un Jordi Sans que señaló cómo “lo importante es la prevención”. “La diferencia con el pasado es que contamos con psicólogos en el CAR, que ahora las ayudas forman parte de la preparación para los jóvenes”, apuntó Tió. “Cuando entré con 15 años me costaba pedirla, pero ahora (tiene 21) me va muy bien, me ayuda en los entrenamientos”, añadió, aunque asimismo admitió: “Nosotras vivimos el día a día, como en una burbuja, no pensamos en el día después”.

A pesar de todo, y a pregunta desde el público precisamente de otro exdeportista de elite como el exnadador Brenton Cabello, tanto Cid como Deferr y Sans contestaron al unísono a la pregunta de si volverían a pasar todo lo que han pasado si volvieran a nacer: “Rotundamente, sí”.

Tremendamente instructiva también había sido previamente la ponencia del campeón paralímpico en ciclismo adaptado Sergio Garrote, quien reconoció que “las medallas generan dependencia en el deportista. Yo no me daba cuenta, pero no estaba disfrutando mientras ganaba. Tengo un oro paralímpico, más de 90 podios pero la medalla que más me ha hecho disfrutar ha sido la última”.

La jornada había comenzado con varios videomensajes de relevantes personalidades como el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, quien recalcó que “la pandemia de Covid hizo patente la necesidad de la salud mental para el bienestar de los deportistas”. “El COI hace de la salud mental de los deportistas una prioridad”, apostilló.

En la misma línea se expresó su homólogo del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco: “Es una prioridad personal y del COE. Debemos estar al lado de los deportistas y, por experiencia, debemos estar al lado de las personas que son”. Y culminó toda una leyenda del baloncesto y del deporte como Pau Gasol: “El cuidado emocional ha sido vital en mi carrera en las lesiones, las derrotas, los cambios de equipo o la presión”.

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