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‘Nacido para volar’, el despegue original de ‘Mondo’ Duplantis

El director Brennan Robideaux charla con AS de ‘Born to Fly’ (‘Nacido para volar’), el documental sobre el ascenso fulgurante de Armand Duplantis. Del jardín de su casa a reescribir la historia del deporte.

“Con el salto de pértiga Mondo busca un sentimiento que no encuentra con ninguna otra cosa en esta vida. Lo sintió de niño y ahora lo sigue persiguiendo. Y su padre Greg, ex saltador y ahora entrenador, cuenta que es la sensación más adictiva que hay”. Habla Brennan Robideaux, director de Born to Fly (Nacido para volar), el documental que profundiza en la increíble historia de Armand Duplantis y que se estrena este viernes en Suecia en más de cincuenta cines.

Un relato construido a partir de la convivencia directa junto al círculo familiar del atleta en los últimos seis años y sustentado en 400 horas de grabación, vídeos inéditos, entrenamientos y viajes por medio mundo. Del despegue original del pequeño Mondo en el jardín de su casa en Lafayette (Luisiana, Estados Unidos) hacia el fulgurante ascenso y la reescritura de la historia del deporte como hombre récord.

Armand Duplantis, de pequeño y con una pértiga, en el jardían de su casa

“Él creció en el mismo pueblo que yo. Nadie entendía de salto de pértiga en mi país ni nadie entendió lo importante que era. Apareció en el periódico local y pensé que podía ser algo realmente interesante. Y cuanto más lo miraba y me interesaba, más me convencía de que ahí había una historia. La familia tenía unas instalaciones en casa para salto de pértiga, algo realmente excepcional. Empecé a documentarlo sin saber a dónde me llevaría y se convirtió en algo grande bastante rápido. Cuando empecé a grabarle esperaba el desayuno junto a su madre. Ahora vive por su cuenta. Ellos me abrieron su casa. Es con lo que todo creador sueña”, cuenta Robideaux.

Hombre récord.

Nacido para volar relata la espectacular progresión del deportista, pero también el crecimiento personal, la influencia de sus padres, también deportistas, así como las dudas y decisiones en todo el proceso o la implicación necesaria, además de la condición natural, para llegar a lo más alto.

“Todo el mundo cree conocer a Mondo, pero no es así. Es un tipo serio, pero a la vez también algo alocado. Transmite tanta pasión por lo suyo que entiende a la gente con una pasión visceral similar. El documental muestra la mirada más íntima, su pasión, la intensidad, la frustración, la repetición en el deporte... La escena de la graduación la recordará todo el mundo, avanza Robideaux.

Armand Duplantis se toma un descanso

El proceso no resultó sencillo. Tras una fase inicial complicada en la que el director ejercía de hombre orquesta ha llegado por fin la liberación. “Estaba yo solo con todo y te vuelves un poco loco siendo director, cámara, productor… Mis diferentes roles se odiaban entre sí. Llevaba seis años bajo el agua y ahora estoy a punto de salir a coger aire. Sigo procesando. Es increíble estar ahora aquí”, confiesa entre risas.

La charla se cierra con una reflexión sobre la belleza de un ejercicio repetido hasta la extenuación. ¿Qué se siente al ver saltar de cerca a Mondo Duplantis? “Es todavía más impresionante. Desde abajo cambia la perspectiva y salta incluso más alto. Cuando ves a alguien que es tan bueno en lo que hace que pierdes el concepto de lo difícil que es. A veces puedes pensar también que si llevas haciendo algo toda la vida puede convertirse en algo aburrido. Cuando coge la pértiga le motiva tanto como el primer día. Hay algo tan bonito en ver a alguien tan bueno hacer tan sencillo algo tan complicado”, admite el director.

Fascinación pura por el despegue original de Mondo Duplantis. Nacido para volar.

Armand Duplantis con los ojos cerrados y la equipación de Suecia

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