Los Jaguars le sirven en bandeja el triunfo a los Bears en Londres

Primera aventura fuera de Estados Unidos para Caleb Williams en su corta carrera y primer triunfo al otro lado del charco para el quarterback novato de 22 años, el hombre llamado a ser una de las caras de la NFL en el futuro. El californiano ya muestra bastantes destellos de calidad, aunque en momentos sale a relucir, como es lógico, que necesita coger algo más de experiencia. Pero la realidad es que los Chicago Bears caminan en este curso con un gran balance de cuatro triunfos y dos derrotas (y el calendario invita a soñar) gracias a la victoria que se apuntaron este domingo en Londres ante unos débiles Jacksonville Jaguars (35-16), un equipo sin rumbo y lejos de tener la identidad de años atrás, que se hunden hasta el 1-5 al ser castigados por un Williams que lanzó cuatro pases de touchdown.

Por segunda semana consecutiva, y por 10ª vez en la historia, el Tottenham Hotspur Stadium londinense acogió un encuentro de NFL, y los fans, como siempre, respondieron: 61.182 fieles abarrotaron las gradas de un precioso y moderno estadio, construido de un modo en el que se pensó para el fútbol americano. A simple vista, gracias a la mezcla de azul marino y naranja que poblaba las gradas y los alrededores del recinto, se veía que la mayoría era de Bears. Aunque, como en cualquier partido internacional de la NFL, se ven camisetas de los otros 30 equipos, independientemente de que no compitan. Esto es una fiesta, y los de Chicago, que tienen también los derechos internacionales de marketing en España, respondieron al infinito cariño recibido con un festín que se pegaron a costa de unos Jaguars muy pobres.

Y eso que el primer cuarto comenzó con la franquicia de Illinois completamente atascada: sólo sumaron siete yardas en el primer cuarto de hora de partido. Lo bueno es que Jacksonville, sin ideas en la mayoría de sus ataques, apenas aprovechó las dudas de salida de los Bears, y el field goal que anotaron en su primera posesión resultaría siendo su única anotación de la primera parte. La defensa, como viene siendo costumbre, sostuvo a Chicago cuando hizo falta (ya van 12 partidos en los que permiten 21 puntos o menos), y el ataque acabó por carburar y apenas ser detenido por una defensiva de Jaguars totalmente perdida. Caleb dispuso de tiempo para lanzar, desconcertó con varias carreras de ganancias sabrosas y acabó por adueñarse del encuentro.

Los Bears se pusieron por delante tras un pase de Williams a un superlativo Cole Kmet, quien aguantó las embestidas para estrenar la endzone. La mácula del partido de Caleb es que, en la siguiente posesión, en un pase a Moore que debía ser touchdown sí o sí, entregó una intercepción al equivocarse con la distancia. Ni mucho menos se vino abajo: volvió a conectar con Kmet para el 14-3 con el que el duelo se fue al descanso, en el que se amenizó la espera con un concierto de Rizzle Kicks. Antes y después del entretiempo, el público se desgañitó a cantar Mr. Brightside o Sweet Caroline, y se evidenció que la hinchada de los Bears vive tiempos de alegría e ilusión tras un largo paso por el desierto.

De Jacksonville poco, o nada, se puede destacar. La reacción que tendría que haber buscado tras el descanso se cortó en la primera jugada con un fumble en el retorno. La imagen de los Jaguars, sumado al 1-5 con el que están, deja muy tocado a un Doug Pederson que ya estaba en la cuerda floja, y es que los de Florida se mostraron sin ningún tipo de ideas ni ajustes para hacer daño. Williams lanzó dos pases más de touchdown, ambos a Keenan Allen, y D’Andre Swift sumó su tercera anotación de carrera en las últimas tres semanas. Una maquinaria muy bien engrasada estos Chicago Bears, quizás uno de los grandes tapados de cara a cuando la cosa se ponga seria. Principalmente porque Caleb Williams, al que a lo mejor se le esperaba que llegase más tarde al estar en un proyecto delicado y todavía con ciertos debes, ya está aquí. Y a lo grande. Cuatro pases de touchdown y un dominio total del partido en Londres, donde una vez más se vivió una fiesta del fútbol americano.

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