GOLF | OPEN DE ESPAÑA

La Armada iza bandera en el Open de España

Tres españoles llegan con opciones a la última jornada en el Club de Campo: los inéditos Hidalgo y Puig y Rahm, que aspira a un cuarto título.

CHEMA DIAZDIARIO AS

En un guion ambicioso incluso para un creativo del Big Six, tres españoles, Ángel Hidalgo, Jon Rahm y David Puig, saldrán este domingo en el partido estelar del Open de España. La Armada izó la bandera por todo lo alto en un sábado despejado, que tiñó los tablones de números rojos, e hizo realidad los sueños de aficionados y organizadores en el Club de Campo de Madrid. La instantánea que produjeron para la última vuelta no será genuina, pues en 2019 también salieron en el último grupo tres representantes nacionales, de los que repite Rahm (los otros fueron Samuel del Val y Rafa Cabrera). Pero sí golosa para una cita que crece cada año desde que en 2017 tocase fondo con su cancelación por ausencia de patrocinador, y que seis años después de la entrada de Madrid Trophy Promotions, los promotores del Masters 1.000 de tenis, ya es una de las mejor dotadas económicamente (se reparten 3,25 millones de dólares, 2,9 de euros) del circuito fuera de las Rolex Series, la categoría Cinco Jotas.

Eso se debe en parte a la presencia continuada de Rahm, este año en busca del cuarto entorchado tras los de 2018, 2019 y 2022, guarismo que le desempataría con Seve y le dejaría a uno de Ángel de la Torre, el primer gran dominador del torneo, que ganó cinco en el primer cuarto del siglo pasado. El vizcaíno, el nombre más reconocible del top-10 junto al estadounidense Patrick Reed y el inglés Tommy Fleetwood llegado el viernes noche, entró como un zorro a un corral. Iba de cacería, sabedor de que a los ‘proletarios’ que copaban las primeras plazas, ninguno por encima del marbellí Ángel Hidalgo, el líder a 18 y a 36 hoyos, podían temblarles las manos si empezaba a escalar posiciones. Ocurrió lo segundo, pero no lo primero.

Jon armó una vuelta difícilmente mejorable, -6 para -11, pese a un contratiempo poco habitual. En la salida del hoyo 6 detectó un problema en su driver, el palo que le trajo de cabeza durante meses hasta que le cambió la varilla a mitad de temporada. El mayor contratiempo fue precisamente en el 6, en el que no pudo “superar la ría”. Fue un día en el que falló varias calles de nuevo, pero en un diseño estrechito como el Black Course de Javier Arana muchas veces esas desviaciones solo cuentan como errores a efectos estadísticos. Casi nunca estuvo realmente fuera de posición, y solucionó con sobriedad las papeletas que tuvo. Con los hierros la parte de la bolsa en la que se daba más margen de mejora el sábado, fue otra historia. Las oportunidades de birdie fueron numerosas, y materializó seis, las dos últimas en el 16, en el que le devolvieron driver arreglado tras un viaje relámpago a un taller de Madrid, y el 18, que este sábado permitía pegar a green de salida. Los otros 12 hoyos los atravesó sin tropiezos el vizcaíno, con “ganas” de un domingo que pronostica “muy divertido”.

Ángel Hidalgo hace un gesto al público este sábado en la tercera vuelta del Open de España. CHEMA DIAZDIARIO AS

Deberes hechos, pero le queda faena por delante el domingo porque Hidalgo ni se inmutó cuando empezó a notar su aliento en el cogote. Desplegó un ejercicio de saber estar en una posición difícil de manejar para un jugador que no se ve en ella a menudo (lo más cerca que ha estado últimamente de un partido estelar ha sido el penúltimo grupo en el Jonsson Workwear Open y en Ras Al Khaimah), aunque este año ya demostró dotes para manejar la presión cuando se clasificó para el British Open embocando desde la calle en el último hoyo de la previa de Dundonald. Pareció el principio del fin de la aventura su bogey al 2, pero la reacción fue de golfista con el cuajo suficiente para abrir la lata más pronto que tarde, quién sabe si este mismo domingo: birdies al 3 y al 4. Hiló siete pares después, saliendo ileso de algún compromiso en el camino, y repitió la operación por los nueve segundos. El golpe de más con el que se cargó en el 12 lo recuperó en el 13 y lo terminó de enterrar en el 15. Incluso sin aprovechar dos de los tres pares 5 del recorrido le dio para llegar al desenlace con dos impactos de margen tras entregar un -3 para -13. Una renta tan escasa para lo que tiene detrás como inesperada.

Puig bombardea el Club de Campo

Por mucho que conspiraran en su contra hombres como el inglés Joe Dean, -2 para -8 y el golpe del día, un eagle desde la calle en el 12, el semidesconocido sueco Jens Fahrbring (-6 para -7) o el estadounidense Patrick Reed (-3 para -8), la única estrella foránea que mantiene opciones de victoria, el tercero en discordia es la perla de La Garriga, David Puig. Una fábrica deambulante de birdies que esta semana ha conseguido esquivar los grandes números, su principal debe en esta etapa inicial de su carrera profesional. Ayer manufacturó seis en una tarjeta de -6 para -10 libre de bogeys. Lo suyo fue un bombardeo sobre las calles del Club de Campo. Si se hubiera dejado los hierros largos en casa no los habría echado de menos.

Es el más joven de la terna (22 años), pero ya tiene callo en un contexto como este. Su victoria en Malasia el pasado febrero la coronó con un 62 en la última ronda. Y un 62 final es un 62 final, en el Asian Tour o en el PGA. Él terminó antes que sus dos paisanos y pidió un deseo, “jugar con otros dos españoles”. Se le cumplió. “Es un orgullo. Llevo desde pequeño compitiendo para España. Llegar aquí a Madrid y que coree tu nombre la mejor afición del mundo es todo un honor. Ojalá poder darles más alegrías en el futuro”, dijo. Este domingo tendrá su primera oportunidad.

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