Jayden Daniels, el novato que opaca a la gran promesa de la NFL

Pocas veces el primer puesto del Draft de la NFL estuvo tan claro como el de la edición de 2024. Los Chicago Bears apenas tuvieron que pensar, más allá de descartar la idea de traspasar su elección, para seleccionar a Caleb Williams, la gran estrella universitaria de USC y el jugador más mediático de la NCAA. El quarterback de 22 años, con un brillante recorrido en sus tres temporadas en college, especialmente la de 2022, en la que ganó el Trofeo Heisman (MVP universitario), se erigió en la principal promesa del fútbol americano, mostrando tener las tablas necesarias para ser una de las grandes estrellas de la NFL. Y sus cuatro primeros partidos oficiales en la competición no es que hayan sido especialmente malos, pero es que el colosal proyecto de futuro de la liga ha sido opacado en este mes por un Jayden Daniels que fue drafteado justo detrás de Caleb, aunque sin tanto ruido como el de los Bears.

Daniels no venía de ser un don nadie durante su etapa universitaria, ni mucho menos. En 2023 sucedió a Williams y, tras un brillante curso en LSU, el segundo en aquella institución tras pasar sus tres primeras temporadas en Arizona State, conquistó el Heisman. Un quarterback muy fino y larguirucho (95 kilos y 193 cm de altura) cada vez más dual, capaz de correr y últimamente de lanzar el balón como los ángeles (40 pases de touchdown y cuatro intercepciones en 2023), llamó la atención de una franquicia desesperada por encontrar un líder de una remodelación que no tenía muy buen rumbo, los Washington Commanders. Y Daniels no era lo único nuevo en el equipo de la capital, el cual necesitaba aire fresco tras llevar si jugar un partido de playoffs desde 2020, y sin una temporada con más victorias que derrotas desde 2016. Josh Peters asumió este año el cargo de general manager, Dan Quinn fue nombrado nuevo entrenador, Kliff Kingsbury regresó a la liga para ser el coordinador ofensivo y Joe Whitt Jr. tomó las riendas de la defensa.

Los cambios vienen siendo una constante en el equipo de Washington, que en 2019 abandonó su histórico ‘apellido’ de Redskins por las ofensivas connotaciones raciales de aquel nombre hacia los pueblos nativos americanos. Pasaron dos cursos llamándose Washington Football Team, un nombre genérico que en 2022 fue reemplazado por Commanders. Y no acaba ahí la cosa, ya que en 2023 se puso fin a la era de Dan Snyder, uno de los peores dueños que se recuerdan en la historia del deporte norteamericano y que llegó a ser suspendido y sancionado con una multa de 60 millones de dólares al demostrarse que “fomentaba un lugar de trabajo plagado de mala conducta sexual y acoso, y era responsable de irregularidades financieras, como retener depósitos de seguridad a los abonados y pagar dinero a cambio de silencio a los acusadores”. El comprador fue un grupo liderado por Josh Harris, con Magic Johnson siendo uno de los muchos inversores, que pagó 6.050 millones de dólares, la venta más grande en la historia del deporte estadounidense.

La luz al final del túnel se vio, por fin, en los despachos, pero hacía falta que se correspondiese en el campo. Y a ello ha llegado Jayden Daniels, que está incluso superando las expectativas puestas en él. Dan Quinn confió en él para darle la titularidad desde el primer momento, y el quarterback de 23 años nacido en Fontana (California) es el gran culpable de que los Commanders sumen tres victorias y una sola derrota en sus cuatro primeros partidos. La campaña no comenzó de la mejor manera con una derrota sobre los Tampa Bay Buccaneers, pero los de Washington cogieron el rumbo indicado al batir a los New York Giants, y la explosión de los de la capital ha llegado en estas dos últimas semanas. Sin pisar su ciudad, han asaltado los feudos de los Cincinnati Bengals y los mejorados Arizona Cardinals con un total de 80 puntos anotados. Con prácticamente todo pasando por las manos, o las piernas, de un Jayden Daniels que es el mayor candidato en la actualidad a ser elegido Rookie del Año. Principalmente, porque ni siquiera parece un novato.

El californiano suma 897 yardas de pase, tres asistencias para touchdown por tan solo una intercepción y un escandaloso 82,1% de pases completados, este último el mejor registro de un rookie en sus cuatro primeros partidos de la historia. Además, van otras 218 yardas de carrera y cuatro touchdown con los pies. Son varios los datos de Daniels que imponen: en cuatro partidos, suma más posesiones que han acabado en anotación (23) que pases que no han llegado con éxito a su destinatario (19); ante los Bengals, acertó 21 de los 23 lanzamientos que efectuó, un 91,3% que supone el mejor dato de siempre de un novato; o, tras la primera jornada, los Commanders solo han realizado un único punt. Todo barbaridades. Parece que tenía razón el hijo de Joe Schoen, general manager de los New York Giants, que antes del Draft le pidió a su padre que fuese valiente y que traspasase para conseguir la segunda elección y escoger a Daniels.

Es lógico que, con números así, la atención mediática en Estados Unidos se centre ahora en Daniels, que en estas semanas ha opacado por completo a Caleb Williams, quien realmente estaba llamado a acaparar todas esas miradas desde un primer momento. Cierto es que el de los Bears está poco a poco afinando y que puede que necesite algo más de tiempo en un proyecto tan delicado como el de Chicago, pero sus números no son tan llamativos: 787 yardas de pase con un 61,7% de acierto y tres pases de touchdown por cuatro intercepciones para que los Bears caminen con un 2-2. Quizá el tiempo dé la razón a todos los que vaticinaban a Williams como la próxima gran estrella de la NFL, pero ahora es Daniels el que amenaza con ir colgándose ese cartel. Pocos contaban con los Commanders para este año, y menos en una NFC Este tan exigente en la que están Dallas Cowboys y Philadelphia Eagles, pero de momento la lideran los de Washington con un balance de 3-1. Y, tras un sinfín de cambios y transformaciones, la guinda la ha puesto un nombre que conviene ir teniendo apuntado: Jayden Daniels.

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