GOLF | ALFRED DUNHILL LINKS CHAMPIONSHIP

Hatton y Colsaerts cierran la puerta a Rahm en St. Andrews

El vizcaíno exprime su campo “favorito” pero se queda lejos de la cabeza. Se la disputan el inglés y el belga, desatados.

GETTY IMAGES

El Old Course de St. Andres, la cuna del golf y el que Jon Rahm definió en la previa del Alfred Dunhill Links Championship como su “campo favorito” del mundo, fue la pista de despegue para que el compañero del vizcaíno en la Legion XIII del LIV, Tyrrell Hatton, se acercara este sábado a la que podría ser su tercera victoria en la cita. El inglés manufacturó una obra de orfebrería en un diseño que, desprotegido en ausencia de viento como en esta tercera vuelta, es una bicoca para un jugador tan avezado en links como él, con una capacidad asombrosa para dejar la bola cerca en estos greenes como pistas de tenis, tan bueno como los mejores cuando su putter escupe fuego. Cinco top-10 y una victoria le contemplan en una gran temporada.

De hecho Rahmbo no escondía tras la primera ronda que le había pedido consejo a su contramaestre en la superliga saudí para definir su estrategia de asalto al trío de majestuosos links que componen la rotación de este Pro Am, Kingsbarns y Carnoustie además del Old Course. Pegar el driver sin cuartel fue la consigna. Y lo sacó a pasear prácticamente en todos los hoyos de una vuelta que adornó con siete birdies, tres por los nueve primeros y otros cuatro por los nueve segundos, embocando algún putt de los que mejoran la estadística de golpes ganados, como los del 11 y el 13.

El día pedía una tarjeta baja y la sacó, -7 pata -15, pero sus opciones de triunfo este domingo son remotas ante el vendaval de juego de Hatton, que abrochó un 61, -11 para -22, con nueve birdies, un eagle y ni un solo bogey. 18 hoyos catedralicios, especialmente iluminado del 12 al 18, tramo en el que cosechó seis de esos birdies, para igualar el récord del Old Course. Su carga desalojó de la cabeza al belga Nicolas Colsaerts, un golfista de nivel Ryder en la década pasada, parte del ‘milagro de Medinah’ en 2012, que trata de volver por sus fueros a los 41 años tras superar una infección renal que le tuvo alejado de los campos la temporada pasada. Él jugó este sábado en Kingsbarns, donde firmó un -7 para -21 con cuatro birdies, un eagle y un albatros pese a una bola al agua en el 18 (salió por el 10) que le costó un doble bogey.

De ese campo salieron algunos de los mejores resultados del día. Como el -11 para -17 que coloca en posición de pelear el triunfo al danés Neergard-Petersen, o el -9 para -15 con el que David Puig se erigió en el español mejor clasificado junto a Rahm. El joven de La Garriga, que ya salió en el último grupo el domingo en el Open de España, está en la pomada por segunda semana consecutiva, evitando los grandes números que muchas veces le lastran. 20 birdies, diez de ellos en el tercer recorrido, por cinco bogeys le sitúan en -15, en la zona de los ‘mortales’, a dos golpes de los mejores por debajo de ese mano a mano Hatton-Colsaerts. Aunque más lejos, a la última vuelta, que acogerá St. Andrews, se apuntaron (en este torneo el corte es tras 54 hoyos, a diferencia de los 36 habituales, para que todos jueguen los tres campos de la rotación) también Jorge Campillo (-2 para -12) y Adrián Otaegui (-1 para -9). Ángel Hidalgo, rezagado con un 73 el jueves, volvió a remar con un -3 para -6 en Kingsbarns. Sus segundos nueve hoyos fueron lo más parecido de la semana a la versión que le hizo campeón del Open de España hace unos días, pero insuficientes para llevarle hasta la orilla. Tampoco la alcanzó el resto de la Armada.

En la tabla por equipos manda el ‘Team Hatton’, padre e hijo, líder destacado con un acumulado de -38, cuatro golpes mejores que los combos que forman Thorbjorn Olesen y el magnate irlandés Dermot Desmond, y Neergard-Petersen y el músico estadounidense Huey Lewis, ambos con -34. Aunque en este apartado la miga está en el duelo entre la dupla PGA con Billy Horschel y Jay Monahan, comisionado del circuito estadounidense, y Dean Burmester y Yasir Al-Rumayyan, mecenas del LIV. A falta de 18 hoyos esa ‘batalla’ (y la del swing, por lo que han mostrado las cámaras estos días) la gana por poco el golf tradicional (-23) frente al experimental (-22). La próxima vez que ambos jefes se vean en un campo posiblemente hayan pasado de enemigos íntimos a socios.

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