Francia pone el Crunch en Londres y noquea a Inglaterra
El Gallo pasa por encima de Inglaterra en Twickenham, señala a Borthwick en una apuesta por Smith que no funciona y se acuesta colíder del Seis Naciones.
Le Crunch, el crujiente, es Francia. Un equipo que ha ganado 16 de los últimos 17 partidos que ha jugado y que mira con ambición al Mundial que organizará el próximo otoño. La 16ª victoria de la secuencia la cosechó este sábado en Twickenham (10-53). Llovió agua y llovieron palos para la Rosa, jamás hasta ahora en este torneo tan lejos del rival en el marcador. Se escucharon tímidos silbidos en las solemnes gradas del templo del rugby inglés. Quién sabe si alguno para Steve Borthwick, cuya apuesta por Marcus Smith en el 10 no dio réditos.
Se podría debatir mucho en torno a la idoneidad del momento escogido por la RFU para dar carpetazo a la ‘era Jones’, también acerca de la decisión del nuevo patrón de sentar al otrora capitán del equipo. Sea como sea, Francia pasó como una apisonadora por Twickers. Diferencial su delantera, ganó la batalla en los puntos de encuentro, midió bien los tiempos cuando Inglaterra intentó convertir el choque en una disputa aérea y mordió con tres destellos de equipo dominante en una primera parte que fue un soliloquio.
El primer picotazo, apenas puesto en marcha el crono, fue de Ramos. Se lo fabricaron entre Ollivon, un Flament imperial todo el partido y Dumortier, en un contraataque coral, mortífero. Dio continuidad al asedio, pasado el ecuador del primer acto, Flament, haciendo buena una patada genial de Dupont para meter a Inglaterra en su 22. Y decantó casi definitivamente la balanza, a tiempo cumplido, Ollivon, beneficiario de una buena descarga de Alldritt en una salida de melé por el cerrado.
Casi, sí, porque Inglaterra lo intentaría tras el descanso, y destensaría la soga ya con Alex Mitchell en el 9 y Owen Farrell, quizá en una admisión de culpa de Borthwick, en el 12 que ocupó de salida Slade, en un esquema de doble apertura junto a Smith. Precisamente Mitchell asistió a Steward en el primer posado isleño de la contienda. Ni se inmutó Francia, que encontró la respuesta, y con ella la sentencia del pleito, en otra patada sutil de Dupont, palmeada lo justo por Ntamack para que Flament irrumpiera de nuevo imparable en la zona de castigo.
Con Inglaterra ya rendida, los últimos clavos del ataúd inglés lo pusieron Ollivon en un barullo extraño en una abierta, y Penaud, finalizador en un despliegue de la línea bleu con sabor a champán. Ambos completaron otros dos dobletes en esta Francia a veces más prosaica, otras más poética, pero siempre quirúrgica en los dos lados del campo, que se acuesta colíder y exige a Irlanda de cara a este domingo en Murrayfield, al tiempo que descabalga de la pelea a una Inglaterra con mucho que pensar.