Etxeberria, rey de la ‘jaula’
Tras dos derrotas seguidas en las finales anteriores, el navarro se impone con enorme solvencia al riojano Zabala en el Cuatro y Medio: 22-11.
Etxeberria es un potro salvaje, un Martínez se Irujo de la era moderna. Ha perseguido la primera txapela profesional individual tras la del Parejas con Zabaleta en 2024 y se la ha calado tras ganar con enorme autoridad (22-11) en la final del Cuatro y Medio, la jaula, llevando de lado a lado a un Zabala que no ha podido suceder a Barberito I y Titín III como riojanos campeones. Apuntaba a final abierta pero ha destrozado los pronósticos. Etxeberria era ligeramente favorito y lo hizo valer en su tercera gran final, todas consecutivas. A la tercera llegó la vencida, tras claudicar ante Altuna III y Laso. Esa experiencia le sirvió de mucho, porque supo ser él mismo, sin ataduras, justo lo contrario que el azul. La agresividad con ambas manos del colorado fue determinante, asfixió con su fuego cruzado. También se desquitó del 22-13 en las semifinales del Cuatro y Medio de San Fermín en julio.
El tesón le ha otorgado un puesto en la eternidad. El delantero navarro es pura electricidad, un volcán que se enciende con entusiasmo en la cancha. Un ganadero campeón, un tipo que gobierna desde los quince años una explotación de 60 vacas en la localidad de Zenotz. Fabricó una final muy consistente que dejó sin argumentos a su adversario. Los primeros tantos fueron duros, eso va bien para soltar los nervios y entrar con buen pie. Zabala comenzó mejor, con 0-2 y 2-4. Pero Etxeberria pidió descanso para coger aire y en cuanto se asentó en el frontón, cogió el saque y empezó a ser agresivo en sus pelotazos. La final ya era colorada. En esa dinámica fue decisivo el parcial de 14-1 que llevó el marcador al 16-5.
Etxeberria jugó por pared, largo, y su gancho fue irresistible. Su zurda es de lujo y su físico, poderoso. Zabala no veía forma de encontrar fisuras, no le sacaba de su sitio, veía el brillo con el que salía la pelota de la mano del rival, éste todo lo hacía con sentido y el azul se salió de la final. Se puso una toalla en la cabeza desesperado y su pare, el botillero, intentó centrarle. Quería jugar al ancho, donde peor se desenvuelve el navarro, pero no encontraba la postura adecuada, con la derecha no estaba siendo determinante y la zurda tampoco le arreglaba la vida. No quiso irse sin mostrar su orgullo. Aún cogió dos veces un poco de aire Zabala (16-9, 21-11), pero el partido ya estaba muy decantado. Peio siguió aliado con la pared izquierda, el muro de las lamentaciones de muchos pelotaris.
Noticias relacionadas
En el primer choque del festival, de parejas, Laso e Iztueta se impusieron a Elordi y Rezusta por 22-9. Desarrollo del marcador (saque inicial para Etxeberria, de colorado; Zabala, de azul): 0-2, 2-2, 2-4, 10-4, 10-5, 16-5, 16-9, 21-9, 21-11 y 22-11. Peio se emocionó recordando a su padre, que le inculcó el amor por la pelota y falleció cuando era un crío.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí