AJEDREZ

Ding impide que Nepomniachtchi sea campeón con una defensa épica de más de seis horas

El Gran Maestro ruso estuvo bastante cerca de lograr una victoria decisiva en la última partida del Mundial. El título se decidirá en partidas rápidas.

FIDE/David Llada

Empatar sin sufrir para forzar los desempates o entrar en los anales del ajedrez por la puerta grande. Esa era la disyuntiva a la que tenía que enfrentarse Ding Liren durante la jornada de descanso previa a la última partida del Campeonato del Mundo que se está celebrando en Astaná. El ajedrecista chino y su rival en el torneo, Ian Nepomniachtchi, estaban a tan solo una victoria de conseguir el trono de Magnus Carlsen.

La competitividad, emblema de un match que pasará a la historia por la renuncia del noruego, no faltó a su cita con la historia pese a que los nervios carcomían por dentro a los contendientes. Como sucedió en la mayoría de los trece duelos previos, las opciones de presenciar un resultado decidido planearon sobre las 64 casillas. Eso sí, es de justicia reconocer que si existieron esas posibilidades fue más por los errores de Liren que por alardes en el juego de Nepo.

Si en el equipo de entrenadores del Gran Maestro ruso temían a la preparación de apertura del combo entre Ding y Rapport, no debieron tardar en respirar tranquilos. La idea del número tres del mundo no fue especialmente ambiciosa y Nepomniachtchi la consiguió refutar con sencillez. Aún así, la partida cambió totalmente su signo tras el duodécimo movimiento del blanco.

Ding se lanza con todo a por Nepomniachtchi, pero le faltan piezas para justificar su ataque. El rey en el centro y piezas no especialmente activas. No hay problema para las negras.

El candidato oriental se lanzó hacia un sacrificio discutible de caballo que, aunque en caso de ser aceptado parecía mortal para el negro, no tenía mucha lógica si era desechado. Los problemas en la posición de Ding cada vez eran mayores por la descoordinación de sus piezas. Por ello, esperanzado en alcanzar unas tablas relativamente sencillas, procedió a intercambiar muchas de sus piezas.

Fue ahí cuando quedó claro cuál era el peaje a pagar por jugar ese final. La estructura de peones de Ding estaba muy débil, si bien los problemas con un rey que no había podido enrocarse eran todavía más graves. A todo ello había que sumarle que el momento ni siquiera exigía las mejores jugadas de Nepomniachtchi para amenazar con la victoria decisiva.

Nepomniachtchi juega 22...Ad5 y omite un golpe que le dejaba con peón de más. Tenía 22...Ac6!, a lo que seguía 23. b5, Ad5. 24. e4, b6! 25. exd5, bxc5. 26. Txc5, exd5, con peón de más y ventaja clara.

De hecho, cuando más cerca lo tuvo el vigente subcampeón mundial volvió a incurrir en uno de sus mayores puntos débiles. Sin casi contemplación, omitió dos variantes que le acercaban a la gloria en los movimientos 22 y 30 después de sendos graves errores de Ding. Los problemas de ambos fueron los mismos: jugar demasiado rápido.

Aún así, Nepomniachtchi seguía conservando licencia para soñar. Pero el hombre es el único animal que tropieza dos (y tres) veces en la misma piedra y ahí estaba él para demostrarlo. Una vez más, movió al toque en la jugada 36 dejando que se esfumara la posición más ganadora de todo el lance. Fácil es decirlo conociendo la versión de los módulos de análisis y sin sentir la presión de devolverle el reinado en el deporte de las 64 casillas a Rusia dieciséis años después.

Nepo perdona prácticamente el triunfo con 36...Tb3 amenazando el peón de b5 seguido de una compleja maniobra con ...Td4-a4.

Una inmensa parte de mérito en el resultado final tuvo Ding Liren, no hay duda. El chino, pese a que la dirección del asalto no tuvo la que seguramente esperaba, mantuvo el temple y se defendió como un jabato. “Hizo un año de su máster en Numancia”, bromeaba el Gran Maestro Pepe Cuenca desde la retransmisión en español de Chess.com.

Obligado a pelear hasta la extenuación en un final de torres -los más repetidos y posiblemente complicados en el ajedrez-, Liren tuvo que defender en varios momentos con jugadas únicas. El tiempo cada vez apremiaba más aún superado el control de la jugada 60 y recibiendo treinta segundos extra cada vez que pulsaba el reloj. Los nervios estaban a flor de piel.

Ding encuentra la única jugada que salva la posición, un sacrificio de peón que le permite seguir peleando.

Una de las situaciones más críticas apareció en el movimiento 67. Con 15 minutos, el ajedrecista chino empleó más de diez para elegir cuál de los senderos tomar. Negaba con la cabeza como si encontrase la guadaña en todos ellos, pero ese no era el desenlace que el destino le tenía preparado. Terminó tomando justo el camino que más forzaba unas tablas que, aún así, tardaron en firmarse.

Ding rechaza comer en f4, que según los módulos de análisis habría sido perdedor. En su lugar juega 67. Ta6 que son tablas, aunque con pelea por delante.

Liren consiguió la igualada después de 90 movimientos y seis horas y media. El mal rato no se lo va a quitar nadie, aunque evidentemente peor habría sido haber perdido. Empatar sufriendo terminó siendo un mal menor. Todavía guarda sus balas para un desempate a partidas rápidas entre dos pistoleros que han demostrado que, aunque están lejos de ser infalibles, tienen ganas de disparar.

Así serán los desempates

A las once de la mañana del día 30 empezarán unos desempates que ya sirvieron para desempatar los Mundiales de 2016 (entre Carlsen y Sergey Karjakin) y de 2018 (entre el propio Carlsen y Fabiano Caruana). Se disputarán cuatro partidas a 25 minutos para cada jugador más diez segundos adicionales cada vez que muevan.

El primer jugador en llegar a dos puntos y medio será el nuevo campeón. Sin embargo, si empatasen de nuevo a dos, volvería a haber un nuevo enfrentamiento. En ese caso, se celebrarían dos nuevas partidas a cinco minutos más tres segundos de incremento. Un duelo que se repetirá en su totalidad si vuelve a haber un 1-1.

En el hipotético caso de que, tras los ocho asaltos, el resultado sea de 4-4 se disputarán juegos a tres minutos más dos segundos de incremento hasta que un ajedrecista gane una sola partida. Ese jugador será nombrado como el decimoséptimo campeón del mundo oficial de la historia del ajedrez y se embolsará 1.100.000 euros. El perdedor, además de ganar 900.000 euros, tendrá plaza asignada para el Torneo de Candidatos de Toronto de 2024.

Las claves

Existen bastantes diferencias entre el ajedrez clásico y el rápido. Las preparaciones teóricas de apertura cobran mucha fuerza y pueden llegar a complicar las cosas hasta tal punto de no tener tiempo para pensar. Una baza que puede jugar a favor de Ding por la creatividad de su primer entrenador durante el torneo o a favor de Nepomniachtchi, que ha demostrado estar mejor preparado por norma general.

Aunque es el ruso quien tiene más experiencia en estos ritmos más rápidos -fue bronce mundial en 2017-, existe una importante diferencia de ELO a día de hoy entre los dos jugadores. Ding Liren es actualmente el número dos en rápido (2829) y el noveno en relámpago (2787), mientras que Nepomniachtchi es el séptimo en rápido (2761) y el décimo en relámpago (2781).

Para más inri, Ding Liren jugará con piezas blancas en la primera partida rápida. Un hecho que puede ser determinante, pues tendrá ese mismo color en la primera de las muertes súbitas que se jugarán si persistiera el empate tras ocho lances.

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