De ir a por la Super Bowl a andar sin rumbo: las lesiones destrozan a los 49ers
Los actuales subcampeones de la NFL sufren una plaga de lesiones en sus jugadores clave y sus opciones de estar en playoffs se van complicando.
No hay golpe de realidad que se compare con el que puede pegar la competición, y a los San Francisco 49ers les ha zarandeado de lo lindo durante las primeras siete jornadas de temporada regular de la NFL. Los californianos, uno de los proyectos más ambiciosos del último lustro, venían de dar al palo el año pasado, y en 2019, al caer en la Super Bowl ante los Kansas City Chiefs en ambas ocasiones, aunque para el presente curso el objetivo volvía a ser el mismo: ganar el sexto anillo de la franquicia, el primero desde 1994. Tres décadas sin levantar el Trofeo Vince Lombardi es mucho tiempo para uno de los históricos de la NFL, pero en estos dos meses de campaña sus aspiraciones no han hecho más que sufrir revés tras revés.
El equipo dirigido por Kyle Shanahan, después de caer el pasado domingo frente a los Chiefs (ya van cinco derrotas consecutivas ante Patrick Mahomes), camina con un balance de tres victorias y cuatro derrotas, terceros en su división, la NFC Oeste, y fuera por el momento de playoffs. Lo peor es que la sensación es que los californianos van cuesta abajo y sin frenos, en parte por culpa de numerosos problemas mostrados en el campo, especialmente en la defensa, pero sobre todo por la plaga de lesiones que está asediando y que no da un mínimo de tregua a los de San Francisco. Para más inri, los afectados están siendo principalmente las grandes estrellas con las que cuentan los 49ers, que precisamente no son pocas y sobre las que se sustentaban sus aspiraciones.
La temporada ya empezó cruzada con la misteriosa lesión en el talón de Aquiles de Christian McCaffrey, el mejor corredor de la NFL y la pieza sobre la que se estructura el ataque de los de la Bahía. La información sobre su tendinitis cayó con cuentagotas, sin saberse nunca qué pasaba exactamente o el tiempo que estaría fuera. Pero el problema era serio, porque CMC tuvo que viajar hasta Alemania para visitar a un especialista. Lo último que se ha trascendido es que su vuelta se acerca, aunque como mínimo habrá que esperar un par de semanas más. Su sustituto, Jordan Mason, empezó como un tiro, aunque está yendo de menos a más. La baja de inicio de McCaffrey se sumó a la de Dre Greenlaw, un linebacker de mucho nivel que se rompió el talón de Aquiles en la pasada Super Bowl mientras saltaba al campo, y cuyo regreso llegará en la segunda mitad de curso. Y tampoco pudieron empezar el año con Ricky Pearsall, el receptor que eligieron en primera ronda del último Draft, después de que fuese disparado en el pecho en la pretemporada, aunque el de Arizona debutó el pasado domingo.
No es una baja como tal, pero el Trent Williams de hoy en día no tiene nada que ver con el que era el mejor línea ofensiva de la liga. El veterano no entrenó durante la pretemporada como signo de rebeldía para buscar un mejor contrato, y en estos primeros partidos se está evidenciando su falta de rodaje. Por el camino de estos últimos partidos han ido cayendo Javon Hargrave, un línea defensiva que gana más de 15 millones al año y que se perderá toda la temporada por una rotura en el pectoral, y Talanoa Hufanga, defensor fundamental de la secundaria que ingresó en la lista de lesionados al romperse varios ligamentos de su muñeca, además de otros de menor relevancia como Ambry Thomas, Jon Feliciano o Yetur Gross-Matos. Incluso cayó lesionado el kicker, un Jake Moody que sufrió un esguince de tobillo y que obligó a que en un partido chutase el punter, Mitch Wishnowsky, y que de urgencia los 49ers firmasen a Anders Carlson.
Pero la traca final, sin duda, se produjo el pasado domingo ante los Chiefs. Deebo Samuel, receptor que hace las de corredor también y que es esencial en el sistema de Shanahan, se vistió de corto aunque no salió al campo en ninguna jugada, y un día después fue hospitalizado con una neumonía al tener líquido en sus pulmones. Tampoco jugó por molestias en la cadera Jauan Jennings, uno de los receptores más seguros del equipo. Se quedó solo Brandon Aiyuk, el hombre que también estuvo en rebeldía durante el verano y que consiguió un contrato de 120 millones durante cuatro años, pero la desgracia también le alcanzó: un fortuito placaje sobre su pierna le produjo una rotura de los ligamentos cruzados anterior y medio, dejándole fuera para toda la temporada. Hasta George Kittle, uno de los mejores tight ends de la NFL, acabó el encuentro con dolorosas molestias en su pie.
Brock Purdy se quedó prácticamente sin aliados, obligado a pasar el balón a jugadores que apenas habían tenido tiempo de juego, como el novato Jacob Cowing, hasta entonces dedicado a unos equipos especiales que, por cierto, están siendo otro lastre para los de San Francisco. Con pocos recursos, el quarterback de los 49ers lanzó tres intercepciones y acabó sin ideas ante la rocosa defensa de los Chiefs. Mahomes no brilló en exceso, pero a la actual defensiva de los californianos se les hace daño con muy poco, y es por ello que muchas críticas apuntan hacia Nick Sorensen, el coordinador defensivo que, en su primer año en el cargo, no tiene a la suya entre las mejores defensas de la NFL, como sí venía sucediendo en los últimos años. Han caído derrotas, además de ante los Chiefs, frente a Minnesota Vikings, Los Angeles Rams y Seattle Seahawks, los dos últimos rivales divisionales. Y el calendario no invita al optimismo: aparecen en el horizonte Dallas Cowboys, Tampa Bay Buccaneers, Green Bay Packers, Buffalo Bills, Chicago Bears o Detroit Lions, entre otros. Pintan bastos para un equipo histórico en un año que era para soñar.
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