Richardson hizo de Men para que el Barça no pasase apuros
El Bidasoa no pudo repetir el empate de la temporada anterior, plantó cara en su pista y le sobraron los últimos diez minutos.
Esta vez el Barça estaba avisado para que no pasase lo de hace un año, cuando el Bidasoa le quitó un punto (el único que cedió en la Liga) en el último segundo en su pista de Artaleku. Había abierta una posibilidad para el cuadro vasco, que el equipo azulgrana acusase la baja por lesión de Dika Mem, pero no fue el caso: Ortega colocó a otro francés en el lateral, Melvyn Richarson, y a Cikusa al mando de central desde el primer ataque. Los dos fueron consistentes en ataque, los máximos goleadores de los suyos, y los que evitaron cualquier susto para sus colores.
En realidad, fue un encuentro heterodoxo porque el Bidasoa planteó un partido sin complejos, que de entrada encaminaba bien el Barça, pero con ese juego con apariencia de desorganizado, cuando Mozas relevó a Leo Maciel por Jakub en la portería, el cuadro local siempre estaba ahí: se escapaban los azulgranas, pero le respondían.
Esa especie de chicle, el irse en el marcador un equipo pero estar siempre ahí el otro, en una horquilla entre cinco y dos tantos de diferencia, para que uno lo viese todo decantado, y de repente otra vez todos en un pañuelo con los goles de Cavero, de Asier Nieto, de Boscos.
Así hasta que hubo un momento en que el Bidasoa perdió la capacidad de contestar, le faltó eficacia en dos ataques y perdió un par de balones en los seis metros. Le sobraron los últimos diez minutos y el Barça acabó la visita sin muchos apuros.