BALONMANO

Ribera: “Todo tiene su tiempo; un proyecto de ocho años ya está bien”

El seleccionador nacional de balonmano abre la puerta a su salida cuando concluya el ciclo olímpico de París 2024 en ‘Los desayunos de la APDV’.

Asociación de la Prensa Deportiva de Valladolid

Jordi Ribera, seleccionador nacional de balonmano, estuvo este miércoles en una de las cunas de la disciplina en nuestro país, como es Valladolid, participando en ‘Los desayunos de la APDV’, iniciativa organizada por la Asociación de la Prensa Deportiva de Valladolid, en los que abrió la puerta a su salida de la federación cuando concluya el actual ciclo olímpico con la cita de París 2024. “Siempre he pensado que todo tiene su tiempo. Si llegamos a los Juegos Olímpicos, que esperamos que sí, se cumplirán ocho años, que creo que para un proyecto ya están bien”, reconoció.

El técnico confesó que su idea “siempre ha sido, cuando llegue 2024, volver a entrenar en el día a día”, dado que hace “mucho tiempo” que no disfruta de esa sensación por haber estado en diferentes selecciones. Aunque no es algo que haya “afirmado al 100%”, ya que no tiene “ningún compromiso con nadie”, sí que reiteró que cree estar “cerca del final del camino” y que considera que “2024 tiene que ser un punto de inflexión de cara al futuro” .

Preguntado por si la alternativa podría ser compaginar su actual cargo con el de entrenador de un club, afirmó que, “si quieres hacer un proyecto”, cree que “no puedes hacer dos cosas”. “Si se trata solo de entrenar a la selección para una competición, se podría hacer; yo tengo un cuadro técnico que me permitiría delegar actividades del CAR y de seguimiento, pero si tú empiezas un proyecto, creo que tienes que tener dedicación exclusiva. Para mí es importante”, agregó.

La competitividad de la selección

Repasando su periplo en la selección Jordi Ribera recordó que su primer partido al frente fue precisamente en Valladolid, un ambiente de balonmano que conocía, por ejemplo, desde los derbis que vivió entrenando a Ademar. Reconoció que “los primeros meses fueron de bastante tensión”, ya que “cuando llegas a un sitio tan exigente no sabes qué te va a deparar el futuro”, hasta el punto de reconocer que nunca pensó “que estos siete años iban a ser como han sido”.

Cuando Croacia apartó a España de la lucha por las medallas en el Mundial de 2017, sintió “la obsesión de un cambio generacional”, habida cuenta de la decepción previa de no la no presencia en los Juegos de 2016. “Había esa neura de que había que hacer muchos cambios y el equipo sintió el interrogante de si había que hacer un cambio”, arguyó Ribera, quien, en cambio, encontró un punto de inflexión en el partido perdido ante Eslovenia en el Europeo de 2018, luego ganado.

“El equipo habló, se transformó y se dio cuenta de que se podían hacer muchas cosas. Creyó que podía ganar a cualquier equipo y esa obsesión por darle la vuelta a lo vivido ayudó a tener esos resultados”, explicó el seis veces medallista desde su llegada a la selección en 2016, tras el bronce obtenido el pasado enero. “El grupo, por sí solo, está muy cohesionado y los veteranos generan un ambiente competitivo. Se han abierto las puertas a jugadores nuevos, jóvenes y de otros estilos y la integración ha sido muy buena”, confesó Ribera, sin querer pararse a pensar qué resultado habría obtenido la selección si la pandemia no hubiera retrasado los últimos Juegos, aunque reconociendo, eso sí, que cree que “el resultado habría sido diferente”.

La importancia del CAR y de la Asobal

A lo largo de la conversación con la prensa vallisoletana, Jordi Ribera desgranó alguno de los pilares del trabajo actual de la Real Federación Española de Balonmano, como es el proyecto del Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, que arrancó en 2017 y por donde han pasado ya 600 jugadores; “599, para ser exactos”, según matizó el seleccionador. “La idea era generar una identidad y conseguir que quieran jugar en la Asobal y en la selección” a partir de concentraciones en las que participan jugadores desde los 13 años y en las que se intenta involucrar incluso a las de la absoluta, a fin de que los jóvenes “cambien su perspectiva” y vean que está “todo conectado”.

“El CAR nos permite trabajar con jugadores que hoy son buenos, pero también que van a serlo mañana”, indicó Ribera, que se involucra personalmente, como otros técnicos de la federación, recorriendo todo el territorio para ver no solo aquellas competiciones de cantera donde puede haber talentos destacados. “En la captación a menudo nos fiamos mucho de las competiciones (importantes) y hay jugadores que no siempre están ahí”, recordó el seleccionador, que cifró en 89 los jugadores que están en Asobal y que han pasado por estas instalaciones, un 40% de los españoles que militan en la élite, además de unos 60 en División de Honor B.

Con todo, Jordi Ribera eludió caer en la crítica fácil respecto al nivel de la Asobal y de lo que esta ofrece a la selección, y prefirió destacar lo positivo. “La gran mayoría de los jugadores se han formado aquí, aunque se hayan perfeccionado fuera, y hay muchos jugadores que hace 15 años sería imposible que jugasen en Asobal; chicos que con 18 años lo está haciendo”, reseñó, comprensivo con el salto que esos jugadores a veces dan hacia clubes extranjeros y valorando, por ejemplo, el trabajo de cantera que hace el Barcelona, aun con menos nacionales ahora mismo.

“Lo tenemos que entender como algo natural. Un chico de la selección me dijo que para poder competir a este nivel creía que tenía que jugar Champions e ir a un equipo de élite. Lo que necesitamos es que ese chaval de 16 o 17 años que pasa por el CAR vea en el balonmano su estilo de vida; en el CAR hay jugadores que dicen que lo más importante para ellos es el balonmano. Habría que intentar que los clubes no tuviesen tanta precariedad para contratar a los jugadores y conformar sus estructuras, pero yo de eso en tiendo poco; yo soy entrenador y de lo que entiendo es de gastar el dinero en el proyecto”, valoró entre risas el seleccionador.

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