Julen Aginagalde se pasa a los despachos
“Llegó el momento de dejarlo. Seguir era un sufrimiento” asegura el pivote del Bidasoa, uno de los mitos de los Hispanos
El lunes, recién retirado el sábado, Julen Aginagalde (40) recibió un pequeño homenaje de la Asobal, con media docena de grandes jugadores de la Liga que también dicen adiós; venía de recibir el reconocimiento del Bidasoa, que le retira su camiseta en la pista histórica de Arteleku, y este sábado la Federación Española le impondrá una de sus medallas más distinguidas porque Julen no es un jugador más; pasa a ser una leyenda, el pivote español que ha dominado la década, como antes lo hizo Rolando Urios.
-¿No cree que aún tenía una temporada más en la Liga?
-¿Seguir sufriendo, que te duela todo después de cada partido? No, ha llegado el momento de dejarlo. Ha sido una gran experiencia, una larga carrera, y este es mi momento,
Julen destacó en Bidasoa, pasó al Ademar, al Ciudad Real y Atlético de Madrid, emigró a Polonia para ganar la Champions con el Kielce marcando el gol decisivo en la tanda de penaltis, y regresó a casa para colgar una camiseta que ahora el club que preside su hermano Gurutz retira su trece para siempre: “Cuando empiezas tu carrera nunca imaginas ni sueñas que algo así vaya a suceder. Irún es la plaza de balonmano, y para mi es un orgullo ese detalle de mi club”.
Se va con 203 partidos internacionales con España, una vez campeón del Mundo y dos veces de Europa, y con la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos, con un bagaje internacional que le convierten en uno de los mitos del balonmano español de todas las épocas
-¿Y ahora qué va a hacer en el balonmano?
-Esta temporada he simultaneado la faceta de jugador con la de director deportivo del club, que seguiré ejerciendo en exclusiva la próxima campaña.