El Logroño con el triunfo en Serbia se mete en Europa
La tercera derrota consecutiva del Rebi Cuenca, ahora ante el Valenje, deja su futuro a la expensa de un milagro.
En la última semana el Logroño había dado muestras de salir de emergencias, pero le faltaba ratificarlo en Europa. Lo ha hecho hoy en la pista del Vojvodina serbio en Novi Sad, y su triunfo 24-25 (12-12 le mete de lleno en Europa: con tres puntos, y seis en juego en la segunda vuelta del grupo, puede decir alguna cosa. Para el Rebi Cuenca, la vida no es tan agradecida en este momento, cayó en Eslovenia ante el Gorenje Valenje, 28-20, y cierra la primera vuelta sin puntuar.
La victoria del Logroño resultó sufrida en exceso, porque con dos y tres goles de renta en los últimos cinco minutos no fue capaz de especular con acierto: jugaba lento y marcaba, pero el rival contestaba demasiado pronto, y por eso, con diez segundos y posesión parecía que llegaba el empate, pero esta vez el cuadro serbio ni llegó a marcar para acabar 24-25.
En este choque se ha visto a desconocido Rolando Urios hijo, que ha hecho su carrera júnior en Alemania y era una apuesta de Velasco. Ahora, que esta como único pivote, ha asumido responsabilidades: no fue un coloso goleador, pero los cuatro balones que le llegaron para decidir fueron dos goles y dos penaltis, con trabajo en defensa y ataque. Otro de los aspectos destacados del choque fueron los extremos: 9 tantos casi sin fallo entre Soler, Tuá y Ortiz, sin olvidar al portero Aly, que por momentos superó el 40 por cierto de paradas.
Esta prueba del algodón para los riojanos no era cualquier cosa, porque el Vojvodina también tenía un enorme interés en el choque, tanto que su defensa se pasó de intimidación: unos tipos duros, leñadores o cazadores de osos, que tanto da, obligaron a unos chicos de la calle Laurel a ponerse en órbita en un abrir y cerrar de ojos para no salir malparados en la oferta de golpes sobre la pista. Por eso el choque siempre estuvo en un pañuelo, por eso era imposible escaparte o romper el partido, y por eso se llegó a un final angustioso para el Logroño porque a los de casa les quedaba tiempo para el empate y era injusto perder ese balón de oxígeno que ahora el cuadro que capitanea un gran Eduardo Cadarso se trae a casa.