El juego de los Hispanos cotiza al alza

La clase media que se va a encontrar España en el Europeo es evidente que no llega al nivel de los Hispanos. Ni Polonia el jueves ni Serbia hoy, dos países que también estarán la próxima semana en Alemania, han tenido la habilidad, la calidad o la fuerza, de generar algunas dudas en el grupo de Jordi Ribera, quien repite siempre que puede que “España nunca está entre los favoritos en las grandes citas, pero siempre es una de las escuadras competitivas”. Lo cierto es que la selección es la mejor embajadora del balonmano español, tanto para la exportación de jugadores como de entrenadores por el estilo de juego, y la prueba es que el técnico de los eslovacos, rivales es de ayer, es navarro, y Toni Gerona, que manda en el banquillo de los serbios, catalán de Tortosa.

Ribera volvió a poner a todos sus hombres en juego, rotando y buscando diferentes combinaciones. Queda claro que, por jerarquías, la clase alta está en un buen momento, y los meritorios, los que aún son fijos discontinuos en el grupo, compiten por ganarse la plaza con arrojo constante durante el tiempo de que gozan en la pista.

De los veteranos, Joan Cañellas, superviviente del equipo que en 2013 logró el título mundial, sigue en ese punto de imprescindible. Posiblemente ahora tenga más tiempo de descanso, pero eso le ayuda además a estar siempre fresco para echar una mano en lo que se necesite. Defiende, ataca, resuelve. No baja la guardia: los tres días a ese ritmo que imita su sucesor en España, porque Dani Dujshebaev es un un poco el nuevo Joan, ataca, defiende y crea, y de una manera general sin necesidad de muchas alharacas.

Agustín Casado ya ha dado el paso al frente, ya se le nota con mando en plaza. Ahora mismo el central de España, con permiso de Tarrafeta, en este TIR se ha mostrado capaz de generar problemas por él mismo en los uno contra uno, o de buscar todo tipo de soluciones con pases a cualquiera que él valora que está en situación de ventaja. Para completar la primera línea, de lateral o de central, y en defensa de avanzado, siempre está Álex Dujshebaev, quien sin exprimirse en este torneo en Granollers siempre sale victorioso.

Entre lo que están entrando, Dani Fernández quiere comerse el mundo. Por rapidez, ilusión y picardía, en su extremo puso a los serbios en evidencia, porque robó balones generando trampas, y cuando está en carrera es imparable, como Koldi Odriozola en el extremo contrario, que siempre cumple. Por lo que respecta a Abel Serdio, el pivote asturiano ya no es un timorato: cuando sale por Figueras o juega con él en el siete contra seis, va a más, lo cual es una buena noticia para la selección. De Sergey Hernández, lo de su aportación en la portería ante Eslovaquia resulta que no fue una anécdota, y ante Serbia, en la segunda mitad, volvió a números de portero importante.

Respecto al encuentro ante Serbia, una historia que casi se repite: quince minutos con siete jugadores de pista, para iniciar las rotaciones, salvo en los extremos, que se reparten los partidos por mitades. Siempre mandaba España, pero no con rentas de apuntillar el partido (16-13), aunque tras el descanso se pone pies en polvorosa y se logran los diez tantos de ventaja, rebajados a los seis definitivos con parcial de 0-4 que obligó a Ribera a recordarles a sus chicos que el partido nunca está ganado hasta que no se acaba. Es decir, obligatorio mantener las diferencias, y así se acabó con el 32-26 que de alguna manera permite soñar con que España (dos oros y una plata en los últimos tres Europeos) pueda seguir dando la talla entre los mejores. Además, España, invicta en el cuadrangular, se lleva otra vez el Torneo.