El Bidasoa se reencuentra con el triunfo gracias a su garra

Dos derrotas seguidas en la Liga Asobal habían alertado a un Bidasoa que no puede permitirse bajar los brazos en este momento. Hoy le tocaba el Motor ucraniano asentando por ahora en Alemania, un equipo aún sin resultados positivos en la competiciónn pero con mucho poder físico, y en la tercera jornada de la EHF Liga Europea en la que todavía todo es posible. Perder un tercer encuentro en diez días era sinónimo de crisis, y había que ganar. Lo consiguieron: 26-22 (9-12).

Tal como iba la primera mitad el juego no pintaba bien para el Bidasoa. No mandaba, no imponía su ritmo, intercambiaba goles, era un equipo a la deriva, y de hecho el marcador señalaba claramente lo que pasaba en la pista: 9-12, y malos augurios cuando la afición de Artaleku movia la cabeza.

Nunca se contará lo que pasó en el vestuario del vetusto pabellón, es posible que se apelase al orgullo, a la casta, y también a arreglar algunas cosas en la defensa y pedir a todos más intesidad y actividad de piernas. La arenga de Jacobo Cuétara sería la que fuese y a su manera, porque ordenó a Jon Azkue tomar el mando (6 goles) y pedirle a Mitic eficacia en el tiro (5) y apostó por mantener un avanzado. En cinco minutos el partido estaba igualado. La portería funcionaba, y la velocidad de crucero era la ideal. El 5-1 de la primera parte no había servido gran cosa, ahora sí, y de hecho a los quince minutos el encuentro era muy diferente a la primera con un parcial de 9-3. Así ganó el Bidasoa su segundo partido de la liguilla, con lo que recobra la confianza.