ATLETISMO | MUNDIALES INDOOR

Tentoglou derrota al prodigio del futuro en el podio más apretado de la historia

El griego y el italiano Furlani (19 años) realizan un mejor salto de 8,22, pero el oro mundial indoor en longitud se lo cuelga el campeón olímpico. Bronce para McLeod con 8,21.

Glasgow
Fabrizio BenschREUTERS

“Mi objetivo es alcanzar el máximo objetivo (ríe). ¿Por qué no soñar? Tengo una mezcla de sensaciones: presión, alegría, nervios... pero sobre todo determinación”. Mattia Furlani es un prodigio de la naturaleza. A sus 19 años recién cumplidos (nació el 7 de febrero de 2005), llegaba con el mejor salto de los finalistas con 8,34 (récord italiano en pista cubierta). Incluso por delante del Miltiadis Tentoglou, campeón olímpico, mundial y europeo. La batalla fue espectacular y el oro recayó en el griego, pero la nueva sensación del atletismo italiano es dueño del futuro del brinco horizontal.

Furlani, Tentoglou y McLeod.

En el Emirates Arena de Glasgow voló hasta 8,22... exactamente la misma medición que Tentoglou, pero el segundo mejor salto del heleno superaba al transalpino: 8,19 por 8,10. El bronce se lo llevó el jamaicano McLeod con 8,21. El podio más apretado de la historia de los Mundiales. Los tres en un único centímetro.

La historia de Furlani no deja indiferente. Hijo de un saltador de altura, Marcello, con una mejor marca de 2,27 que también es su entrenador; y de Khaty, senegalesa, que fue velocista. La genética marcó en Mattia un ADN de estrella mundial para el deporte. Con 14 años saltaba 1,99 metros en altura. Con 17 fue campeón de Europa sub-18 franqueando el listón en 2,18. A esa misma edad pasó por primera vez de ocho metros en longitud... donde también se proclamó rey continental de la categoría. Algo que repitió al año siguiente, esta vez en sub-20. En ese momento llegó la decisión. O mejor dicho, cuando voló en Savona hasta 8,44 con viento inválido por únicamente 0,2. Eso sí, su ídolo siempre será, dice, el saltador de altura Gianmarco Tamberi.

Mattia Furlani.Paul ChildsREUTERS

“Ahora toca pensar en Campeonato de Europa de Roma y en los Juegos Olímpicos de París”, dice con una sonrisa con la medalla de plata colgada de su cuello. Tras ver su exhibición en Escocia, su progresión sin límites, su prodigioso tobillo derecho en la batida, su vuelo sin motor y los muelles que tiene por piernas, este estilizado genio de zancada amplísima se postula en el futuro para atentar contra los 8,95 que desde 1991 tienen al norteamericano Mike Powell en lo alto de la pirámide histórica.

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